Es el consejo más sencillo, y el más repetido por dermatólogos, modelos, famosas y gurús de la belleza: la limpieza a fondo de cara y cuello dos veces al día es el ritual que mejor vela por la salud y la juventud de la piel. Es una recomendación útil en todos los casos y sirve tanto si se usa maquillaje como si no. Consigue que la dermis respire y evita que las impurezas se traduzcan en un rostro opaco lleno de espinillas y puntos negros. Sin embargo, la realidad es que, en la práctica, este sencillo paso, que sólo exige hábito y apenas ocupa cinco minutos, se salta con demasiada frecuencia. Aunque se considere la cenicienta de los tratamientos –quizá porque da pereza llevarlo a cabo, y más aún cuando se trasnocha–, una buena limpieza es el principio básico para mantener una piel sana y luminosa.

Por la mañana, permite a la piel renovarse; por la noche, el objetivo es eliminar las impurezas acumuladas a lo largo de la jornada, como las células muertas, las partículas de contaminación ambiental y, por supuesto, hasta el último rastro de maquillaje. A la hora de elegir un buen desmaquillante es conveniente fijarse primero en que sea adecuado al propio tipo de piel y a las necesidades específicas de cada persona. Después, hay que valorar la textura del producto –leche, emulsión, loción, gel, aceite, etcétera– y la forma en que se elimina.

Hay mujeres acostumbradas a los discos de algodón y otras que necesitan notar el agua en la cara para sentirse perfectamente limpias. Entre las más jóvenes triunfan las toallitas desmaquillantes, muy prácticas, por ejemplo, para cuando se va de viaje. Para las pieles más sensibles, que no toleran bien la dureza del agua, es mejor optar por cremas, aceites o leches.

Al final, el tipo de producto que se elija dependerá más del gusto y, sobre todo, de la sensación de confort que proporcione, porque no son tan distintos en cuanto a eficacia. Lo más actual son las fórmulas que evolucionan: cremas que se hacen fluidas, aceites que se transforman en lociones… Investigación e innovación para convertir en algo placentero lo que cada uno debería imponerse como obligatorio.

Tónico. Reequilibrante, sin alcohol y sin perfume, ayuda a restaurar la capa protectora de pH de la piel. Equalizing Toner. 38 €. SkinCeuticals.

Desmaquillante. Elaborado con agua termal. 13,50 €. La Roche Posay.

Loción. Con polisacáridos que mantienen el manto hidrolipídico. Lotion Fresh Tonifiante, 400 ml, 17,50 €. Anne Möller.

Agua micelar. Las micelas que contiene permiten limpiar impurezas y restos de maquillaje en una sola pasada. Eau Micellaire Démaquillante Express. 31 €. Dior.

. Nutritiva. Con extracto de bambú, que favorece la regeneración celular, y de mimosa, de propiedades calmantes y antiirritación. Crema limpiadora regenerante. 16,30 €. Sensilis.

. Para los ojos. Loción que prepara el contorno de ojos para recibir los productos antiedad. Eau Démaquillante pour les Yeux. 30 €. Orlane.

. Purificante. Elimina con suavidad hasta el maquillaje resistente al agua. Con extracto de rosa salvaje. Facial Treatment Cleansing Oil. 60 €. SK-I

Atención a los ojos

Dentro de la rutina de limpieza diaria hay que prestar especial atención a los ojos, para los que conviene usar productos específicos para zonas delicadas, como las aguas micelares. Si se sigue la moda del maquillaje de ojos ahumado, y se utiliza una buena capa de máscara de pestañas, es siempre más rápido y efectivo usar una fórmula a medida de la alta sensibilidad de la zona ocular.

Otro producto recomendable es el tónico, cuya función es refrescar y equilibrar la piel. Además, ayuda a retirar mejor las cremas limpiadoras y optimiza la acción de los tratamientos que se apliquen luego. Para pieles mixtas o grasas, usar uno de acción purificante y revitalizadora; las secas y sensibles requieren los calmantes e hidratantes sin alcohol.