Un punto de nostalgia, que se concreta en el recuerdo de las tendencias de baño de los últimos 25 años, actualizadas, se adivina en la propuesta de Calzedonia para este verano. El motivo es que la firma italiana celebra el cuarto de siglo desde que se presentó la primera colección, y, como la ocasión lo merecía, el desfile conmemorativo, que tuvo lugar en Rimini, un mítico pueblo de veraneo de la costa Adriática, fue todo un espectáculo.

Tanto por las actuaciones estelares de la cantante Kesha, el grupo italiano Planet Funk y la dj Leigh Lezark, como por las famosas de renombre -con Sarah Jessica Parker a la cabeza- que recorrieron la alfombra roja.

Si los consumidores se han habituado a las tiendas (1.600 entre propias y franquicias) de esta firma italiana en las principales ciudades de 30 países, cuando se abrió la primera, en 1987 en Verona, no existía ningún establecimiento especializado únicamente en medias y calcetines, y aún hoy, Calzedonia -calze significa medias en italiano- sigue siendo única. Las colecciones de baño se incorporaron algo más tarde, cuando se dieron cuenta de que en los países mediterráneos, como Italia o España, en verano no se venden calcetines. Y últimamente se hacen también prendas complementarias.

Sandro Veronesi, nacido en 1959 en Trento, fundador y presidente de la empresa, explica que la idea de hacer una cadena que sólo vendiera esos artículos surgió de su anterior trabajo como comercial de una marca especializada. "Resultaba muy decepcionante -explica con cierta ironía- lo poco que aceptaban los clientes las innovaciones que les proponíamos. Las medias y los calcetines se vendían en mercerías de barrio, grandes superficies y supermercados, donde arriesgaban poco, porque les interesaba más vender en la charcutería que en la sección de ropa, y sólo encargaban los artículos más básicos".

No se puede decir que su idea tuviera una buena acogida cuando se la comentaba a sus conocidos. "Yo era el único convencido de que podía funcionar, porque en aquellos tiempos, si había alguna tienda especializada, era muy cara". Estaba convencido Veronesi de que se podían conseguir precios competitivos y un gran surtido de propuestas distintas. Hoy sabe que tenía razón, y su osadía le valió, entre otras cosas, ser nombrado Cavaliere del Lavoro por el presidente de la República Italiana en el 2009.

Dice sentirse orgulloso de que se haya premiado su carácter emprendedor. "Sólo me interesa hacer algo que a nadie se le haya ocurrido antes. Repetir lo que ya existe no tiene, para mí, ningún mérito". Ni le resulta estimulante. Por eso, una vez asentado ese primer negocio, que se revelaría todo un éxito, en 1996, al Grupo Calzedonia se unió la cadena Intimissimi, dedicada a la lencería, y siete años más tarde Tezenis, destinada a un público más joven y que sigue más las tendencias. La última incorporación a un grupo que cuenta con 20.000 empleados y 3.300 puntos de venta en todo el mundo es Falconeri, una marca de punto de calidad, realizado exclusivamente con materias naturales.

La propuesta de baño para esta temporada está diseñada, como es habitual, explica Sandro Veronesi, para complacer los gustos y las necesidades de un abanico muy amplio de mujeres. "Nunca nos hemos dirigido a un tipo ideal, porque ya nos parecía muy limitado dedicarse a un sector tan específico y no queríamos ponernos más barreras. Preferimos centrarnos en un buen desarrollo técnico de nuestros artículos".

Las consumidoras encontrarán en su actual colección, diseñada por Raffaella Fusetti, desde diminutos bikinis triangulares hasta conjuntos de dos piezas más parecidos a los que debieron de llevar las primeras veraneantes que optaron por el Rimini de los años cincuenta, todo un símbolo de la modernidad italiana. Los trikinis remiten a los setenta, y también hay modelos de vocación marinera y de una pieza, realizados en tejidos sofisticados.

Algo más limitada en sus posibilidades, la línea masculina, creada por Salvatore de Fazio, se dirime entre los bañadores tipo slip, pequeños y ajustados, y los bóxers en distintos largos con estampados. El secreto, en ambos casos, es la variedad de propuestas y unos precios asequibles.

"Nos consideramos -insiste Veronesi- una marca democratizadora". Preocupados por la sostenibilidad, hacen campañas de reciclaje de prendas en sus establecimientos y en esos tiempos de crisis se centran "en diseñar prendas funcionales y de calidad que se puedan usar más de una vez", concluye.