Liberadas por fin de las medias, las piernas reclaman su protagonismo. El deseo es lucirlas tonificadas, sin un pelo de más, bien torneadas y, a poder ser, con un poco de color. Pero, a veces, la realidad descubre un presente menos atractivo en el que se dejan ver la celulitis, las varices y los tobillos hinchados. Ejercicio, una alimentación equilibrada, hábitos saludables como subir escaleras o acabar la ducha con un masaje de agua fría y ayudas cosméticas suman para que muestren su mejor aspecto.

Los geles con mentol, que se caracterizan por provocar un efecto de frío, o con aceites esenciales son una buena opción para descongestionarlas. Activos como el rusco, con propiedades antiinflamatorias y antiedematosas, la vid roja, que favorece la circulación venosa y evita la fragilidad capilar, y el castaño de Indias, vasoconstrictor, alivian los síntomas de las piernas cansadas.

Según el II Estudio CinfaSalud, siete de cada diez españolas están preocupadas porque los problemas circulatorios de las piernas puedan limitar su actividad diaria. La insuficiencia venosa crónica (IVC) es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón. La edad, la herencia genética, las alteraciones hormonales, la vida sedentaria o trabajos que obligan a estar mucho tiempo en la misma postura, ya sea sentados o de pie, agudizan el problema y se traducen en piernas cansadas y varices.

Aproximadamente un 40% de las mujeres empieza a sufrir los síntomas de la IVC durante el embarazo (las probabilidades aumentan con el segundo), aunque algunas desaparecen tras el parto.

En cuatro pasos

Leticia Carrera, directora técnica de los centros Felicidad Carrera y asesora de Veet, aconseja cómo poner las piernas a punto.

Hidratación intensiva: Una buena hidratación diaria ayudará a que recuperen la elasticidad, el brillo y la suavidad perdidas. En verano será necesario hidratarlas al menos un par de veces al día, ya que suelen estar descubiertas y expuestas a factores externos como el sol, el salitre del agua de mar o el viento. Mejor usar un producto que contenga protección solar.

Exfoliación: Ayuda a que se absorban mejor la hidratante y, si se utiliza, el anticelulítico. Además, elimina las células muertas y evita que el vello encuentre dificultades para salir. Se hace sobre la piel húmeda, una vez por semana, con movimientos ascendentes desde los tobillos e insistiendo en la zona de las rodillas, que suele ser más áspera. Si toca depilación, es mejor exfoliar la piel un par de días antes para no irritarla. Después de eliminar el vello, conviene esperar también dos días antes de hacerla.

Depilación: La cera caliente es una opción idónea por su durabilidad. Antes de empezar, las piernas han de estar limpias, secas y sin rastro de heridas, irritaciones o dermatitis. El mejor momento es tras la última ducha del día para que la piel esté libre de aceites o cremas y se recupere durante la noche. Durante las horas posteriores hay que evitar llevar prendas ajustadas. Si durante el proceso se detecta algún pelo que se resiste a salir, hay que ver si se trata de un enquistamiento. En ese caso, es mejor consultar con un especialista.

Tonificación: Evitar la flacidez muscular y el aspecto de piernas blandas, por lo que el ejercicio físico regular, complementado con rutinas específicas de piernas, es imprescindible. “Acabar la ducha con masajes ascendentes de agua fría también ayuda”, dice Carrera.