Comodidad y espíritu relajado. Ésas son las nuevas coordinadas de la moda masculina de este otoño, que llega plagada de prendas confortables, como cazadoras tipo bómber, en algunas ocasiones con chapas como las que tanto se llevaron en los años ochenta; jerseys de cuello alto y camisas de cuadros, estilo leñador, con la camiseta blanca asomando por debajo. Los ochenta regresan de nuevo y se dejan ver también en detalles como los zapatos de cordones y suela gruesa, e incluso sandalias y chanclas para los más atrevidos. Un buen ejemplo de esta nueva tendencia son las propuestas de la firma Hominem, que presenta un hombre apasionado por la moda, al que le gusta ir a la última. La casa propone líneas minimalistas, muy depuradas, imprescindibles en cualquier armario. Destaca también una clara tendencia del uso de la lana, que se muestra a través de prendas exteriores cálidas, como los abrigos para llevar en cualquier momento del día. La sastrería tradicional deja paso a unas líneas minimalistas, con cortes limpios, pero con el empleo de tejidos de alta calidad, como el tweed y el algodón cien por ciento. La firma neoyorquina Abercrombie & Fitch, que el próximo 3 de noviembre abre tienda en Madrid, se decanta por las camisas de cuadros, que son su auténtica seña de identidad y que combinan tanto con tejanos como con pantalones chinos. Una de las líneas llega con corte slim, aunque sin ser demasiado entalladas. Gap también se apunta a los nuevos derroteros de la moda masculina, con una nueva colección realizada en colaboración con la revista GQ. La firma, creada en San Francisco en 1969, propone siluetas confortables, en las que no faltan los jerseys de punto y los clásicos polos de algodón, que también se llevan con americanas.