En los últimos años hemos asistido a lo que, al menos aparentemente, ha sido la irrupción de numerosos fallecimientos asociados a causas cardíacas entre deportistas profesionales y amateurs. Casos como los de los futbolistas Antonio Puerta o Dani Jarque han tenido una especial repercusión mediática, pero a estos se les han unido otros deportistas aficionados y semiprofesionales que practicaban especialidades deportivas de cierta exigencia física en el momento de su muerte.

En nuestra sociedad, cada vez son más las personas que incluyen entre sus aficiones la práctica de actividades deportivas de media y alta intensidad. La aparición de todos esos casos de deportistas de élite y aficionados que han fallecido mientras competían o entrenaban nos ha llevado en ocasiones a un estado de alarma sobre el riesgo de la práctica deportiva.

Sin embargo, es importante reconocer que el efecto del ejercicio intenso sobre el sistema cardiovascular aún no es bien conocido por los especialistas y que está generando cierta controversia entre la comunidad científica.

Además, se trata de un tema de especial interés desde el punto de vista médico, ya que suele afectar a personas jóvenes que están aparentemente sanas.

Recientemente se vienen realizando múltiples estudios en este campo, en especial entre los participantes en maratón, triatlón y otros deportes de resistencia. Los mismos demuestran que al finalizar el ejercicio, los deportistas presentan daño en la estructura del ventrículo derecho, menos acostumbrado al estrés que el izquierdo, con deterioro de la fuerza contráctil.

En sangre, se objetivan niveles elevados de enzimas marcadoras de daño muscular cardíaco. La realización repetida del ejercicio se relaciona con la presencia en la pared ventricular de focos de fibrosis que pueden estimular la aparición de arritmias de diferentes tipos, desde la fibrilación auricular hasta la taquicardia ventricular. Estos cambios pueden permanecer incluso años después del abandono de la práctica deportiva, es por ello que comienza a hablarse de la ´cardiopatía inducida por ejercicio´.

Sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, dada la repercusión mediática de alguno de estos casos, no se ha demostrado en deportistas un mayor número de muertes de causa cardíaca. El riesgo de infarto y muerte súbita durante la realización del ejercicio es bajo, pero cuando existe, aparece de forma significativa en deportistas que ya sufrían algún tipo de cardiopatía, aunque ésta no fuera conocida.

Es por ello que, pese a que no existe en la actualidad un consenso entre las sociedades europea y americana de cardiología sobre qué estudios realizar, es recomendable una evaluación médica completa en deportistas antes de comenzar un entrenamiento intenso.

El objetivo es detectar posibles cardiopatías y controlar factores de riesgo cardiovascular tales como hipertensión, diabetes o hipercolesterolemia. La valoración por un cardiólogo con una historia clínica completa, exploración física, electrocardiograma y analítica serviría para el diagnóstico precoz de personas en riesgo de presentar muerte súbita durante el ejercicio.

En este sentido, el Servicio de Cardiología del Hospital IMED Elche cuenta con la ultima tecnología para la evaluación completa del deportista con ecocardiograma y test de esfuerzo, además de profesionales especializados que colaboran con el Centro de Investigación del Deporte de la Universidad Miguel Hernández.

El ejercicio aeróbico supone una práctica muy recomendable, pero aquellos deportistas que deseen iniciarse en actividades de alta intensidad deberían realizar una evaluacion cardiológica previa. Con un screening simple pueden detectarse problemas cardíacos que supondrían un riesgo y poder así tratarlos. Con un sencillo chequeo deportivo podemos hacer del deporte.