Ésta es una pregunta frecuente entre muchos de los padres que acuden diariamente a nuestra consulta y que la mayoría desconoce. Desgraciadamente en no pocas ocasiones nos encontramos con niños que son remitidos para una primera exploración oftalmológica a los 6 o 7 años, cuando "ya son mayores" y no antes porque "eran muy pequeños". Es un grave error esperar hasta esas edades para una primera valoración ya que puede ser tarde para tratar un problema potencialmente importante al condicionar un menor desarrollo visual del niño y que, de haber sido detectado y tratado precozmente, permitiría en la mayor parte de los casos una evolución y aprendizaje de la visión normales.

Todo niño o niña, sin antecedentes oftalmológicos personales ni familiares, debería someterse a una primera exploración ocular entre los 2, 5 y 3 años. Antes, en caso de que existan antecedentes familiares de patología ocular e inmediatamente si sospechamos que pudiera haber alguna alteración. El oftalmólogo se encargara de adaptar los test y las exploraciones adecuadas a cada edad.

Evidentemente no podemos pretender que niños de corta de edad sepan identificar y decir que es una casa, o una flor, etc...pero es posible averiguar si algún ojo tiene menos visión o se enfada cuando se le ocluye uno de ellos, si tuerce un ojo o los dos (estrabismo), si le vemos una manchita blanquecina a nivel de la pupila (leucocoria, de ser así habría que acudir de forma urgente), si hay perdida de transparencia de los medios oculares que impidan la llegada del estimulo luminoso a la retina, si esta tiene un aspecto normal, cual es la graduación y si hay diferencia de dioptrías entre un ojo y otro, etcétera.

Son todos datos muy importantes y que podemos comenzar a documentar en la etapa preverbal de nuestros hijos. Con el crecimiento y progresiva colaboración del niño iremos completando y afianzando toda esta información.

Decimos que un ojo es ambliope o vago cuando no alcanza la agudeza visual esperada. Esta patología afecta a un 2-4% de la población y suele pasar desapercibida. A diferencia de una gastroenteritis o un catarro que dan síntomas y llaman la atención, los niños pequeños no suelen decir que no ven bien ya que "no saben" que es ver bien y que es ver mal, ellos ven como ven y creen que es "lo normal".

La visión se desarrolla aproximadamente hasta los 8 años de edad. Es hasta entonces cuando disponemos de tiempo para tratar el problema que exista y así recuperar la visión y el desarrollo neurológico y cerebral adecuados. Después de ese momento, la visión que tengamos será la definitiva para toda la vida, y por tanto el potencial visual máximo que se podrá alcanzar. Pero tampoco se podrá perder más visión. Si con el paso del tiempo aparece algún problema que provoque una perdida visual, cuando este se solucione recuperaremos la visión que quedo fijada cuando finalizó la etapa de aprendizaje cerebral.

La eficacia del tratamiento depende sobre todo de la edad a la que se inicie el mismo. Los resultados finales son mejores si la terapia se inicia antes de los 3 años y medio de edad, y van empeorando conforme aumenta la edad del niño en el momento del diagnóstico. Es por ello fundamental realizar exploraciones oftalmológicas completas que incluyan refracción tras dilatación pupilar desde los 2,5 a 3 años y de forma periódica, con el fin de detectar precozmente y tratar cualquier problema ocular que pudiera mermar el desarrollo visual normal de nuestros hijos.