La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura vende sus bondades, pero no convence al ciudadano occidental. Este mes, la FAO ha presentado un completo informe sobre las ventajas de introducir los insectos en la dieta para acabar con el hambre mundial.

Y no solo eso, los investigadores consideran que la cría de insectos puede tener otras grandes ventajas como evitar la sobreexplotación forestal; una reducida cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero y, en el plano industrial, el trabajo señala que la recolección y cría de insectos pueden generar empleos e ingresos en efectivo potencialmente a nivel industrial.

Hormigas estofadas, arroz con grillos, pan de gusanos del plátano, empanadillas de insectos... Existe todo un recetario con los insectos como ingrediente principal y más de 1.900 especies que se prestan al consumo humano.

Sin embargo, estos "bichitos", que se consumen de forma habitual en países de América Central y del Sur, África, Asia y Australia, provocan cuanto menos asco en los países occidentales. No es extraño, por ello, que la propuesta de la FAO haya sido recibida en España con muy poco entusiasmo. Es una cuestión cultural arraigada y "muy difícil de cambiar" según coinciden científicos, nutricionistas y cocineros.

Fernando Cabo, entomólogo del departamento de Biología Animal de la Universidad de Santiago de Compostela, rechaza esta propuesta porque "aunque la entomofagia está muy extendida en muchos países, no se puede pretender introducirla ahora en los que nunca la hemos practicado; no es aplicable culturalmente". Por otra parte, el experto advierte que "no sirve solo con animar al consumo; hay que recordar que tendrían que tener las mismas garantías sanitarias que otros alimentos; ya que hay insectos que pueden tener efectos tóxicos o ser hospedadores de parásitos", explica.

En este sentido, la recomendación de la FAO tiene difícil encaje no sólo con los usos gastronómicos de los españoles, sino también con la estricta legislación sanitaria. Existe un reglamento comunitario que regula las condiciones de producción, envasado, trazabilidad, transporte y comercialización de "alimentos en genérico". Sin embargo, "no hay una normativa específica de insectos, como la hay para otros muchos productos como la leche, el queso e incluso los caracoles", lo más parecido a un insecto que se consume en España, cuya "cría y comercialización está reglada", explican fuentes del Servicio de Sanidad del Ayuntamiento de Valencia.

El propietario de un restaurante mejicano del centro de Valencia explica que en su país, hay una tradición culinaria con insectos muy arraigada, sin embargo, en Valencia la normativa les disuade de incluirlos en las cartas. Incluso las botellas de mezcal, una bebida típica mejicana, "nos obligan a importarlas sin el gusano".

Los 10 insectos más comestibles

Picudo rojo

Cría de oruga

Gusano del agave

Avispas

Insectos psílidos

Grillos domésticos

Chapulín

Termitas

Pentatómidos

Moscas soldado

Prohibición en la Boquería

Saltamontes crujientes, moscos fritos, chinches de monje, hormigas y abejas son algunos de los platos a base de bichos que ofrecen algunos restaurantes mejicanos de Barcelona, entre ellos la Cantina de Machito. Su propietaria apunta que son "platos caros" porque la materia prima tienen que importarla envasada de Méjico, de criaderos y viveros dedicados específicamente a este producto. "En España no se encuentran los insectos que necesitamos".

Por su producción limitada se trata de un alimento "delicatessen". "Es casi un caviar", apunta la dueña de Cantina Machito, quien explica el producto tiene aceptación aunque al cliente español "es reticente al principio".

Menos suerte ha tenido Llorenç Petràs, dueño de un puesto de venta de insectos en el Mercado de la Boquería de Barcelona, al que las autoridades sanitarias han obligado a dejar de vender este género. Según Petràs lo ha hecho obligado por el vacío legal, ya que no existe normativa española ni europea que regule el consumo humano de insectos.