En esta época del año, las alergias representan un problema muy frecuente en la población, especialmente en los niños. Como no paran de frotarse los ojos, abarrotan las clínicas con casos de consiguientes conjuntivitis, infecciones, erosiones del la piel...

Para su tratamiento, debemos abordar varios frentes comunes. No siempre es suficiente con disminuir la intensidad de los picores con medicaciones, es fundamental ir al origen del problema e intentar que dichos picores no se produzcan. En ocasiones, deberemos recurrir a nuestro pediatra o alergólogo para que nos haga un estudio completo, especialmente en los casos en los que las alergias se acompañan con síntomas generales, como rinitis o asma. Un estudio nos ayudará a conocer los alérgenos, las sustancias que pueden ocasionarnos el problema, y plantear una posible vacuna.

Lo idóneo sería, evidentemente, evitar la exposición a los agentes que nos producen la alergia. Esto no siempre es posible, por lo que debemos intentar aminorar la exposición a los mismos. Para ello, es aconsejable el empleo de gafas de piscina protectoras (las tradicionales gafas de buceo) para evitar el agua en los ojos, que puede provocar irritaciones por los productos desinfectantes que contiene o por contaminación. El agua del mar, en contra de la idea popular, no es ni mejor ni peor que el de las piscinas.

Otro elemento útil a la hora de disminuir los picores en los ojos son las lágrimas artificiales. Si las conservamos en el frigorífico, conseguiremos dos efectos muy marcados. Por un lado, la propia gota de lágrima limpiará la superficie del ojo y evitará que acumulemos alérgenos que nos producen la reacción. Asimismo, al instilarlas frías, conseguiremos un efecto descongestivo local que nos aminorará la irritación y nos hará un efecto calmante.

Evidentemente, debemos intentar evitar la reacción instintiva de frotarnos los ojos (algo muy difícil cuando se trata de niños), pues esto, si bien consigue un efecto calmante pasajero, produce irritación e inflamación. Además, las manos de los niños pueden producir infecciones y añadir legañas y secreciones de colores que son síntoma de una infección bacteriana añadida. Sustituir esa acción por las lágrimas artificiales, siempre que sea necesario, puede ser una buena alternativa.

El frío local es un elemento descongestivo muy útil. En ocasiones, colocar compresas frías sobre unas gasas y sobre los párpados cerrados puede aliviarnos una inflamación alérgica aguda y aminorar sus síntomas. Aun siendo un buen remedio local, reiteramos que nunca debe colocarse el frio directamente sobre la piel ni con el ojo abierto, sino sobre unas gasas o pañuelos y con los párpados cerrados.

A veces, estos remedios caseros no son suficientes y tenemos que recurrir al tratamiento de nuestro especialista, el cual nos recomienda distintas medidas según la gravedad del proceso. En los casos leves, el empleo de antihistamínicos es la primera medida, no sólo a través de gotas para los ojos, sino también a nivel de comprimidos. Estos pueden producir somnolencia, por lo que nunca debemos emplearlos sin el consejo médico adecuado.

Cuando estos remedios no son suficientes, hay que recurrir a la ayuda de tratamientos con antiinflamatorios o corticoides en gotas. Apenas tardan en hacer efecto, pero no debemos usarlos alegremente y de forma continuada sin la supervisión de nuestro especialista.

Siempre hay que consumir los corticoides con control para evitar algunos problemas como la aparición de subidas de tensión en los ojos o cataratas. Para evitar la instilación repetida de estos corticoides, se recurre a inyectarlos en los párpados para aumentar su efecto local y disminuir las complicaciones sistémicas. El "último eslabón" sería el empleo de medicamentos inmunosupresores que ya requieren un minucioso control y que se utilizan en casos más graves que no responden a los anteriores tratamientos.

En resumen, los problemas de los picores de los ojos por las alergias deben ser tratados desde su inicio bajo un adecuado control multidisciplinar. Esta será una labor conjunta de los pediatras, alergólogos, oftalmólogos e incluso algún otro especialista, que podría ser de ayuda en casos desesperados. Las alergias no son sólo picores, en ocasiones tienen repercusiones mucho más graves que afectan a todo el organismo y requieren un minucioso estudio y tratamiento. Por suerte, la mayoría de ellas quedan en un leve escozor de ojos que se soluciona con unas "gotitas" y unas medidas físicas y ambientales adecuadas. Cuando no es así, debemos recurrir a la ayuda especializada para solventar el problema.

Dr. Carlos Laria Ochaita es Director de la Unidad Oftalmología pediátrica y Estrabismos del Hospital MEDIMAR Internacional de Alicante