Médicos, enfermeras, policías o personal de seguridad son trabajadores que tienen algo en común: trabajan a turnos. Los expertos recuerdan que el organismo humano está configurado para trabajar de día y descansar de noche. Por eso, si se cambia esta pauta nos predisponemos a sufrir trastornos o enfermedades.

Las personas que trabajan a turnos padecen con frecuencia lo que se denomina desalineación circadiana o interrupción del 'reloj biológico', el encargado de avisar al cerebro para iniciar y finalizar el sueño, al tener invertidos el ciclo vigilia-sueño. Esto desemboca en hipersomnolencia e insomnio.

Además, la imposición de horarios opuestos al reloj circadiano eleva la presión arterial, con el consiguiente riesgo de daños en el corazón o cerebro (ictus), según una investigación reciente del Hospital Brigham y de Mujeres de Boston (EEUU).

Los trabajadores a turnos tienen un 40% más de riesgo de enfermedad cardiovascular. Este porcentaje es mayor cuando se llevan más de cinco años en turnos rotatorios.

Probable causa de cáncer

En 2007, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el trabajo por turnos era probable causa de cáncer. Según investigaciones de este organismo, trabajar de noche aumentaba las probabilidades de desarrollar un tumor. Se observó mayor riesgo de cáncer de mama en mujeres que llevaban 30 años o más en horario nocturno, mientras que el cáncer de próstata era más frecuente en varones que iniciaban su jornada al caer la noche. En cualquier caso, los especialistas aclaran que no hay las suficientes evidencias científicas al respecto como para tomar medidas.

Este mayor riesgo de cáncer se relaciona con la producción de melatonina -hormona que regula el reloj biológico- en el cerebro durante la noche. Los trabajadores nocturnos ven interrumpido el proceso de segregación de este antioxidante natural que protege nuestro organismo de daños celulares que pueden derivar en la temida enfermedad.

Otra hipótesis es que al no descansar lo suficiente durante el día, el sistema inmunológico de estos empleados se debilita, de modo que se hacen más vulnerables a patologías como el cáncer.

Diabetes, problemas de estómago y sueño

Un ciclo de sueño irregular puede causar resistencia a la insulina y dar lugar a la aparición de diabetes tipo II. Igualmente se han dado casos de trastornos alimentarios o problemas estomacales, como dispepsia (trastorno digestivo), acidez o dolor estomacal ya que el trabajo a turnos supone alterar los horarios de comidas o saltárselas directamente.

La calidad del sueño también se resiente. Se duermen menos horas y peor. El sueño insuficiente y no reparador, además de reducir el rendimiento en el trabajo se ha asociacido a un mayor riesgo de enfermedad coronaria, depresión, obesidad, accidentes laborales y, de nuevo, cáncer.

No conviene, por tanto, subestimar la importancia del sueño. Dormir es fundamental, sobre todo en caso de trabajadores que requieren estar en alerta. No es circunstancial que catástrofes como la de la central nuclear de Chernobil o la marea negra del petrolero 'Exxon Valdez' se produjeran en turnos de noche.

Más divorcios

Por otro lado, la calidad de vida del trabajador a turnos se ve afectada. La interacción social y familiar se reduce. Un dato significativo es que la tasa de divorcios en estos empleados supera el 50%.

Los más se exponen a todos estos riesgos son quienes trabajan siempre en el turno de noche. Y la situación empeora con la edad. Por eso, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda que el trabajo nocturno continuado sea voluntario a partir de los 40 años.