Desde el momento en que se toma lactancia artificial, leche de vaca o cualquier otro preparado lácteo, puede desarrollarse una alergia a la leche. Aunque la alergia a la proteína de leche de vaca (PLV) puede aparecer a cualquier edad, es mucho más frecuente que debute en la lactancia. Para desarrollar una alergia es necesario al menos un primer contacto con el alimento. En el caso de la leche, el sistema inmune reconoce unas determinadas proteínas de ésta como extrañas y perjudiciales, y es entonces cuando desarrolla una respuesta inmune.

"A partir de ese momento, cada vez que se ingiera proteína de leche de vaca (en forma de leche, preparado lácteo o alguna de sus proteínas) el organismo activará al sistema inmune para defenderse frente a algo que considera perjudicial, y se producirán los síntomas alérgicos", advierte la doctora Carmen Andreu, alergóloga y miembro del Comité de Alergia a Alimentos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

Según indica, la mayor parte de los lactantes toleran un primer biberón de leche artificial, pero será a partir del segundo o sucesivos biberones cuando se manifiesten los síntomas de alergia. "En algunos casos se puede producir la sensibilización intraútero: cuando la madre toma leche o algún producto lácteo, a través de la placenta pasan las proteínas al feto y éste desarrolla la alergia. En estos casos el lactante tendrá síntomas alérgicos cuando tome leche artificial por primera vez", avisa la especialista.

Eso sí, destaca que no se desarrolla alergia a la leche materna, pero si la madre toma algún lácteo las proteínas de leche de vaca se excretarán por la leche materna y el bebé tendrá síntomas. Por ello, recomienda que las madres de niños alérgicos a las proteínas de leche de vaca eviten los lácteos y sus derivados mientras mantengan la lactancia materna.

Los síntomas

Andreu precisa que existen distintos grados de reacciones alérgicas y, exposiciones sucesivas a las proteínas de la leche de vaca aumentan el riesgo de reacciones cada vez más graves. "Los síntomas pueden limitarse a un único órgano o sistema o afectar a varios de manera simultánea o progresiva", explica

En concreto, subraya que los síntomas más frecuentes aparecen en la piel en el 70% de los casos, aunque también se puede tener picor en la boca (el denominado 'síndrome de alergia oral' o 'SAO'), urticaria con habones alrededor de la boca, zonas cercanas como el cuello e incluso urticaria generalizada.

"Con frecuencia esos síntomas se acompañan de hinchazón o angioedema de labios, párpados, orejas o de úvula (con riesgo de compromiso o dificultad respiratoria). En algunos casos, sobre todo en los primeros meses de vida, los únicos síntomas de alergia a leche serán la hinchazón de manos y pies; en otros, un empeoramiento de la dermatitis atópica de base", añade la especialista.

Por otro lado, precisa que los síntomas digestivos son los segundos en frecuencia: tras tomar leche o un lácteo notan dolor abdominal y con menos frecuencia diarrea, nauseas y vómitos. "La dificultad para tragar puede ser un síntoma de una reacción grave a su inicio. Aunque con menos frecuencia también pueden tener síntomas respiratorios como rinitis y asma. Mientras, los casos más graves son aquellos que desarrollan un cuadro de anafilaxia, una reacción alérgica grave con broncoespasmo (los bronquios se inflaman y cierran ocasionando dificultad para respirar), edema laríngeo (hinchazón en la garganta), hipotensión, shock, pérdida de conocimiento e incluso la muerte", explica.

Andreu precisa en este sentido que el tratamiento de la alergia a la proteína de leche de vaca consiste en evitar tanto la leche como cualquier derivado lácteo. En el caso de que se decida introducir lactancia artificial se deben usar unas fórmulas especiales altamente hidrolizadas, ya que al hidrolizar la leche de vaca lo que se consigue es romper las proteínas de manera que no serán reconocidas por el sistema inmune y no provocarán una respuesta alérgica. "En niños muy sensibles pueden tener síntomas incluso con estos preparados altamente hidrolizados de leche de vaca. En estos casos se recomendará hidrolizados de soja, arroz o fórmulas elementales de aminoácidos", agrega.

Se recomienda evitar también la leche de cabra y de oveja porque tiene proteínas muy parecidas a las de la leche de vaca y podría producir también reacciones alérgicas. A pesar de todo, la especialista subraya que la mayor parte de los niños con alergia a la proteína de leche de vaca en la lactancia acaban tolerándola: entre el 70-75% la toleran a los 2 años de edad, a los 4 años esta cifra asciende al 80-85%. A partir de los 5 años de edades menos probable que consigan tolerarla con el paso del tiempo.

"En los últimos años se están desarrollando inmunoterapias (vacunas) orales o sublinguales así como procedimientos de desensiblización oral con los que se está consiguiendo la tolerancia a la leche en aquellos niños que no la alcanzaron de forma natural", añade la alergóloga.

Consejos para sobrellevarla

Con todo ello, aconseja acudir al médico ante cualquier reacción adversa con leche o ante cualquier otro alimento. Asimismo, a los pacientes alérgicos a la leche les da una serie de recomendaciones para evitar exposiciones accidentales:

- Revisar minuciosamente el etiquetado de todos los alimentos antes de su consumo. No sólo los lácteos tienen PLV, también pueden estar presentes en alimentos tan dispares como golosinas, pan, pescados, o congelados, por ejemplo.

- Hay que revisar otros componentes y aditivos de los alimentos que son proteínas de la leche o pueden contener leche como son: Albu*minas, lactoalbu*mina, globulina, lactoglobulina, casei*na, caseinato, grasa de manteca, solidificante, saborizante artificial, colorante de caramelo, saborizante de caramelo, saborizante natural, suero, suero en polvo, suero sin lactosa, proteínas de suero -H4511, H4512, H4513.

- Revisar la composición de cosméticos y medicamentos porque también pueden contener leche o alguno de sus componentes.

- Evitar el contacto indirecto con PLV a través de las manos de las personas que han manipulado leche, utensilios de cocina, chupetes, o biberones. "Pueden aparecer síntomas si después de ingerir leche o sus componentes se besa a una persona alérgica a la leche", avisa.

- Puede haber exposiciones accidentales por error, despiste o a través de los denominados alérgenos ocultos: presencia de PLV en alimentos sin que lo indique en sus ingredientes o se ha producido una contaminación durante el proceso de fabricación.

- Se recomienda que el alérgico a la leche lleve algún brazalete, medalla o pulsera donde se identifique como alérgico y a qué alimento tiene alergia.

-Antes de tomar ningún fármaco se debe advertir al médico y farmacéutico sobre la alergia a PLV y leer cuidadosamente el prospecto.