A diferencia de las mujeres, que saben mayoritariamente que no deben esperar a su primer hijo para acudir al ginecólogo, los hombres suelen desconocer cuándo y ante qué situaciones deben asistir por primera vez a una revisión al urólogo, a pesar de que se trata de un aspecto clave a la hora de prevenir y detectar enfermedades en el varón.

El coordinador del grupo de trabajo de residentes y jóvenes urólogos de la Asociación Española de Urología (AEU), el doctor Juan Gómez Rivas, precisa que los hombres deben acudir a su primera revisión prostática a partir de los 50 años, aunque si se trata de un paciente con antecedentes familiares de primer grado de cáncer de próstata (padres y hermanos) y de raza afroamericana deben visitarlo a los 40 años.

El también urólogo del Hospital Universitario de La Paz (Madrid) explica que su especialidad se encarga del tratamiento de las patologías del aparato genito-urinario, tanto en el hombre como en la mujer. "Estas patologías van desde las benignas (infección orina, o la hiperplasia benigna de próstata, por ejemplo) hasta la oncológica (tumores del tracto urinario, de próstata, la vejiga, los testículos, o en el pene)", señala.

Así, indica que en esa primera revisión prostática se realizará un análisis de sangre, un tacto rectal y una ecografía urológica. Según comenta, el motivo más frecuente de visita al urólogo es una patología prostática, aunque también hay muchos casos que lo visitan a raíz de una autoexploración testicular, especialmente los pacientes jóvenes que notan alguna anomalía en los testículos. "Igual que una mujer se autoexplora la mama, los hombres también deben hacerlo", subraya.

Por otro lado, sostiene que la frecuencia de la revisión la marcarán los valores de la analítica y los síntomas que presenten. Por ejemplo, si el varón tiene más de 50 años y tiene síntomas de crecimiento prostático, de aumento en la frecuencia micccional, chorro de orina entrecortado, o por ejemplo presenta un goteo postmiccional, deberá acudir anualmente al especialista. "No hay otra manera de diagnosticar o descartar el cáncer de próstata más que a través del urólogo", precisa.

En este contexto, el doctor Gómez Rivas recuerda que a partir de los 50 suele tener lugar en todos los hombres lo que se conoce como hiperplasia benigna de próstata que, como su propio nombre indica, es una patología benigna por la que la próstata aumenta de tamaño. "No es una lesión premaligna de cáncer, pero hay que controlarla porque el cáncer de próstata y esta hiperplasia benigna de próstata comparten síntomas, pero se pueden discernir a través del análisis y del tacto rectal", apostilla el experto.Pasos para una revisión prostática

En este sentido, el urólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid, el doctor Javier Romero explica que, a la hora de emprender una revisión prostática, se realiza la historia clínica del paciente, donde se recogen los fármacos que toma de forma regular, por si estos pueden afectar a su micción, y se revisa su sintomatología.

A su vez, recuerda que se emprende el tacto rectal y una exploración urogenital, además de solicitar las pruebas complementarias, como análisis de sangre donde revisar la función renal con la creatinina y el marcador prostático PSA.

Muchas veces, también se suele realizar una ecografía de la vejiga, para comprobar que no existen divertículos o si tiene signos de esfuerzos o está engrosada. Además, se mide el tamaño prostático, que también se ha evaluado en el tacto rectal.

En otras ocasiones, se puede emprender una flujometría, una prueba sencilla y sin molestias, que consiste en orinar en un embudo (un flujómetro) con el que se medirán los mililitros por segundo que realmente salen de la micción. "Esto nos dará un flujo máximo y un flujo medio, y en función de esos datos podremos inferir si hay obstrucción o no", sentencia.