La fiebre de Lassa, una enfermedad ya conocida que puede resultar mortal, ha encendido todas las alarmas por la rapidez con la que se está propagando por Nigeria, Guinea, Liberia y Sierra Leona. Solo en Nigeria, ha dejado 72 muertos en los dos primeros meses del año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El nombre de esta enfermedad, una infección viral de la misma familia de virus que el de Marburgo y el del Ébola, debe su nombre a una localidad del norte de Nigeria en la que fue identificada por primera vez.

La tasa de letalidad de la fiebre de Lassa es del 1%, pero puede llegar al 15% en pacientes hospitalizados. Pese a las tasa de mortalidad, la fiebre no presenta síntomas en un 80% de los casos. En los más pacientes graves, sin embargo, causa daños graves, hemorrágicos o neurológicos.

Pese a ello, no tiene vacuna, apenas hay investigaciones en curso para erradicarla y sigue siendo una gran desconocida para los profesionales sanitarios.

La enfermedad puede durar de una a cuatro semanas y se transmite por las excreciones de roedores o por contacto directo con la sangre, orines, heces u otros líquidos biológicos de una persona enferma.

Formas de contagio

Los humanos suelen infectarse con el virus de Lassa por exposición a la orina o las heces de ratas 'Mastomys' infectadas. El virus también puede transmitirse entre las personas por contacto directo con sangre, orina, heces u otras secreciones corporales de personas infectadas. Hasta el momento, no hay pruebas epidemiológicas de una transmisión aérea entre personas.

La transmisión de persona a persona puede producirse tanto en la comunidad como en el medio sanitario, donde el virus puede transmitirse por material contaminado, como agujas reutilizadas. Se han descrito casos de transmisión sexual del virus de Lassa.

La enfermedad tiene lugar en África Occidental, aunque en Alemania el año pasado murió una persona por infectarse de un paciente procedente de la zona. En España no se han descrito casos por el momento.

Sordera temporal y caída del cabello

Probablemente la gran dificultad para luchar contra esta enfermedad es que el 80% de los infectados son asintomáticos.

La OMS detalla que esta enfermedad comienza de forma gradual, con fiebre, vómitos y dolor retroesternal. Además, indica que el 25% de los pacientes manifiestan sordera, y en la mitad de ellos la audición se recupera parcialmente al cabo de 1 a 3 meses. Durante la recuperación pueden aparecer de forma transitoria trastornos de la marcha y caída del cabello.

En los casos letales, la muerte suele sobrevenir a los 14 días del inicio de la enfermedad. Esta es especialmente grave al final del embarazo, con muerte materna o fetal en más del 80% de los casos en el tercer trimestre.

Su periodo de incubación va desde los dos días hasta los 21, como en el ébola, y precisa que consta de dos tratamientos.

¿Por qué más es preocupante?

El peligro de la fiebre de Lassa, como virus emergente, radica en la teórica facilidad con la que podría seguir propagándose en África o extenderse a Europa y otras partes del mundo, debido al volumen de viajes entre una zona y otra por la globalización. La ausencia de síntomas en algunos pacientes y los periodos de gestación podrían ser oros aliados en su propagación.