El consumo de tabaco y la exposición al humo ambiental constituyen dos de las más importantes amenazas para la salud de niños, adolescentes y adultos. El humo del tabaco contiene aproximadamente 4.000 tóxicos químicos, que incluyen a la nicotina, el monóxido de carbono, amonio, acido cianhídrico, óxidos de nitrógeno, anhídrido sulfuros y por lo menos medio centenar de carcinógenos, confirmados como productores de efectos adversos para la salud.

Jaime I de Inglaterra en 1604 describía el habito de fumar como una costumbre «aborrecible para el ojo, odiosa para la nariz, dañina para el cerebro, y peligrosa para los pulmones». El tiempo le ha dado la razón, dado el conocimiento que tenemos hoy en día sobre los múltiples efectos perjudiciales que tiene el tabaco sobre la salud.

En este sentido, fumar como es de sobra conocido, está asociado con efectos adversos tanto para el fumador como para los individuos expuestos de forma involuntaria, bien al humo de segunda mano o al humo de tercera mano , así como al humo producido por los cigarrillos electrónicos.

El humo de segunda mano es el producido por el tabaco o un producto derivado del mismo que es inhalado, por una persona no fumadora. La exposición a él se conoce también con el nombre de «fumar de forma involuntaria» o «fumador pasivo». Se considera a la exposición al humo del tabaco de segunda mano como la más importante causa evitable de morbilidad y de mortalidad prematura en los países industrializados.

El humo de tercera mano hace referencia a los contaminantes residuales del humo del tabaco que permanecen en las superficies y en el polvo, que son emitidos en la fase de gas e interactúan con otros componentes. La exposición resulta de la inhalación, ingestión o captación dérmica de los contaminantes en el aire, el polvo, vestidos y otras superficies. Estos contaminantes pueden persistir durante varias horas, o incluso días, en los ambientes donde se ha fumado.

Los cigarrillos electrónicos, también conocidos como plumas de vapeo, o dispositivos de vapear, son sistemas de liberación electrónica de nicotina, los cuales generan una mezcla que contiene saborizantes líquidos y nicotina que es inhalada por el fumador. Desde su introducción en el 2007, han experimentado un amplio éxito entre los fumadores, no fumadores, embarazadas e igualmente entre los jóvenes.

Secuencia que muestra a una madre fumadora y la reacción que causa el tabaco en el feto. DIBUJOS REALIZADOS POR EL NIETO DEL DOCTOR RAMOS, DE 8 AÑOS.

Los niños están expuestos al humo del tabaco ambiental no solamente en sus casas, sino también en las escuelas, bares y restaurantes; terrazas, guarderías, coches, autobuses, parques y otros lugares públicos o privados. Se considera a la casa como la fuente principal de exposición. A pesar de que en los últimos años se ha observado una disminución en el número de fumadores activos, aproximadamente el 40% de los niños del mundo inhalan humo del tabaco ambiental en sus domicilios. Los padres fumadores y los cuidadores, que también lo sean, constituyen una fuente importante de esta exposición. Los niños además y sobre todo los de más corta edad, están menos capacitados para huir de ese contaminante y evitar sus consecuencias, ya que por su pequeña masa corporal, pulmones y otros órganos en vías de desarrollo están en peligro de padecer diversos y serios problemas de salud.

A los niños también se les expone al humo del tabaco ambiental durante los periodos prenatal y postnatal. Se habla de la exposición prenatal cuando la madre es fumadora activa durante el embarazo o cuando se expone al humo de segunda o al de tercera mano.

La exposición postnatal se refiere a la exposición del niño al humo del tabaco ambiental proveniente de los que fuman a su alrededor. Las repercusiones que sobre la salud tiene la exposición al humo del tabaco ambiental son numerosas, diversas e importantes. Por distintas razones solo se hace referencia de forma breve a las siguientes : Embarazo y humo del tabaco ambiental; lactancia materna; síndrome de la muerte súbita; asma y dificultad respiratoria; bronquiolitis y otitis media aguda.

Los peligros durante el embarazo. Según los datos epidemiológicos disponibles, distintos autores consideran adecuado decir que alrededor de un 20 o 30% de mujeres fuman activamente durante el embarazo. Además cerca de la mitad de las no fumadoras están expuestas al peligro del humo del tabaco ambiental. Fumar durante el embarazo puede ser uno de los factores de riesgo más importante para el concebido. La exposición del embrión y del feto, que tiene lugar, tanto si la madre fuma como si está expuesta al humo del tabaco ambiental, está asociada, según diversos estudios, a una mala evolución del embarazo. Entre las consecuencias negativas, se destacan el retraso en el crecimiento intrauterino; el parto prematuro; bajo peso al nacimiento; muerte perinatal y síndrome de la muerte súbita, como también algunas malformaciones congénitas, destacando en ese aspecto el labio leporino y algún tipo de cardiopatía congénita.

Así mismo se ha demostrado que el polvo de tabaco esnifado por la embarazada aumenta el riesgo de apneas neonatales, de igual forma que el tratamiento sustitutivo con nicotina. También, se ha comprobado que hay un aumento en la incidencia de alteraciones placentarias como el abrupto placentae y la placenta previa en las madres fumadoras.

La exposición prenatal al tabaco tiene otra consecuencia significativa como es la sensibilización del cerebro fetal a la nicotina, lo cual puede aumentar la probabilidad de adicción, cuando más tarde el cerebro sea expuesto a la nicotina. También influiría en el inicio precoz de la experimentación con el tabaco, lo que a su vez incrementaría la probabilidad de fumar tanto en el periodo de la adolescencia, como en la vida adulta.

Está perfectamente establecido y así lo demuestra la experiencia y la evidencia científica que la exposición a la nicotina durante el periodo fetal tiene consecuencias a largo plazo sobre el desarrollo cerebral. En este sentido se constata que hay un impacto negativo sobre las adquisiciones psicomotoras del niño tanto en las funciones cognitivas, como en el lenguaje y en las habilidades motoras en los dos primeros años. Estos hechos podrían tener consecuencias negativas e importantes a largo plazo en el contexto del aprendizaje en sus diferentes áreas.

Además, también está demostrada la más que probable relación entre la exposición al humo del tabaco tanto si hubo consumo durante el embarazo como al humo de segunda o de tercera mano, con la presentación de problemas de comportamiento y de déficit de atención con hiperactividad, particularmente en niños.

Se ha constatado, además, que cuanto más intenso es el consumo y la mencionada exposición, mayores son las probabilidades de sufrir estas alteraciones. Así mismo, influye en el padecimiento de trastornos depresivos mayores y de ansiedad generalizada independientemente de la existencia o no de factores familiares o genéticos.

Pérdida de eficacia de la lactancia materna. Las ventajas de la lactancia materna son indudables y de sobra conocidas. Pero estas ventajas se esfuman cuando la madre lactante es fumadora al mismo tiempo, ya que su leche pierde muchas de sus propiedades promotoras y beneficiosas para la salud del bebe. La leche de madres fumadoras contribuye de forma significativa a la exposición del lactante a los constituyentes del humo del tabaco cualquiera que sea su procedencia. Esta comprobado que el humo del tabaco con sus componentes inducen cambios en la composición de leche, que merman sus propiedades protectoras, además de disminuir la actividad succionadora del niño, incrementar la propensión a los cólicos e inducir trastornos en el ritmo del sueño. Asimismo, altera la frecuencia cardiaca, que se traduce en un aumento de la misma, como consecuencia de la absorción por el aparato digestivo del niño de la nicotina proveniente de la leche materna.