Estos malos sueños se producen en la fase REM, en las primeras tres horas tras haber conciliado el sueño, lo que explica la fuerza de las imágenes y la narración de la historia que el niño puede comentar. Es común que el niño se despierte sobresaltado, con llanto y mucho miedo y cuando acudimos a su habitación parece que sólo nuestra presencia es la ayuda que estaban esperando.

Según explica Aurora Gavino, catedrática de Psicología Clínica de la Universidad de Málaga y autora del psicoLibro 'Las pesadillas. Mucho más que un cuento' (Colección Psicocuentos, Pirámide 2015), los sueños son para los niños como una película vivida, en la que no pueden ser conscientes de que están viviendo algo que no es real y por ello generan ansiedad, angustia y malestar.

Las pesadillas están relacionadas con eventos que el niño ha vivido en primera o tercera persona o ha escuchado en la realidad y tienen que ver con el conjunto de sus días. "Sea real o imaginaria la situación soñada, procedente del cole, la familia o los amigos, el niño la ha elaborado de esa manera", apunta Gavino.

No todos los niños tienen pesadillas, dependerá de cómo vivan y experimenten este tipo de sueños. Hacia los dos o tres años se presentan los miedos evolutivos como el miedo a la oscuridad y las figuras u objetos que forman sombras en su habitación pueden parecerles amenazantes y dar lugar a pesadillas.

Más tarde, entre los tres y cuatro años, se presentan los miedos a los animales y hacia los 5 o 6 años el miedo a morirse. "Los miedos se convierten así en pesadillas, no son patológicos, todos los niños pasan por ellos, lo importante es que no se instalen en la vida del niño", apunta Gavino.

La temática depende de la edad, el miedo a lo imaginario, monstruos cuando ya tienen este concepto por los dibujos, películas y cuentos. Hacia los cuatro años, cuanto más pequeño es el niño, más indefinido el sueño porque no lo puede expresar, son más intuitivos. Hacia los 10 años teme que se metan con él y más tarde son los que giran en torno a las relaciones sociales.

Las pesadillas están también relacionadas con su etapa evolutiva y su entorno como algo que han visto en la televisión y les ha impactado. "Ya a los dos años de edad si están viendo la película de 'Bambi', cuando suena el disparo del cazador, aunque no se ve que muere la mamá del cervatillo se ponen a llorar porque son capaces de relacionar que ha sucedido algo malo", apunta la psicóloga.

En cuanto a las pesadillas Gavino destaca que debemos calmar al pequeño y hacerle saber que no son realidades pero que debemos ser conscientes de que no podemos eliminarlas de la vida del niño porque se van a presentar a lo largo de la vida: "hay que decirles 'a esto se le llama pesadilla y no es real'", comenta la autora.

Consejos para no bloquearse

"Las pesadillas se encuentran dentro de esa problemática cotidiana sencilla de los niños que hay que desdramatizar ya que de otra forma se puede volver angustiosa y sin querer los padres la agudizan. Se trata de algo que tiene solución y utilizamos el medio del cuento que permite una interacción divertida entre padres e hijos", señala Gavino, que sugiere abordar de forma activa las pesadillas ayudando al niño a crear un cuento a partir de su contenido, al igual que hacen la madre y el hijo del relato que acompaña la guía de pautas para los padres.

Para Gavino, los padres deben dar la oportunidad a los niños de que enfoquen su mundo en la dirección que les haga felices y ayudarles para ello a emplear aquellas cualidades propias de la infancia que se convierten en verdaderos aliados como imaginación, creatividad y espontaneidad.

Aurora Gavino apunta algunos consejos a los padres que quieren ayudar a sus hijos a superar su miedo a las pesadillas:

1. Establecer pautas de sueño: en esta etapa puntual del niño, los padres deben ser muy cuidadosos con un horario en el que todo esté pautado para comidas, baño y sueño. Una higiene del sueño contribuirá a mejorar el miedo a acostarse, la falta de descanso y cuando retorne un sueño más sereno y el niño recupere la tranquilidad, volver a ser más flexibles con los tiempos si fuera necesario.

2. Crear un ambiente agradable en la habitación: poner una luz pequeña y eliminar cualquier tipo de objeto que pueda crear sombras que el niño con su imaginación convierta en monstruos u objetos de sus pesadillas.

3. Hablar con el niño sobre cómo ha pasado el día: en esos días en los que las pesadillas están muy presentes en la vida del niño hay que saber qué ve en la televisión y poner cuidado en que no sean programas que pueda crearles miedos, saber qué oye o qué ve es útil, ya que cada niño lo interpreta de una forma diferente y muy propia.

4. En el momento de irse a dormir: tiene que llevarse ese momento con la mayor naturalidad posible. "Si se presenta alguna pesadilla, no pasa nada, no te preocupes, porque no es real", frases de este tipo pueden ayudar, como también lo hace leer un cuento agradable que pueda ayudar al niño a serenarse.

5. Explicarles en qué consiste una pesadilla: hay que decirles que lo que ha ocurrido es que han tenido una pesadilla, que no son reales y eliminar tensiones de forma divertida haciendo bromas y redirigir al niño a algún aspecto agradable.

6. Escribir un cuento o hacer un dibujo: si le proponemos al niño dibujar lo que sucedía en la pesadilla o escribir un cuento le podemos ayudar a resolver la situación y convertir en positivo lo negativo para que ellos encuentren su propia solución para superar la pesadilla. La autora señala que el tiempo compartido entre padres e hijos siempre es el mejor punto de partida.

Errores más comunes de los padres

La psicóloga recuerda a los padres no caer en los siguientes errores:

1. No hay que buscar al monstruo: si le decimos 'No está el monstruo' mientras lo buscamos por la habitación, el armario o debajo de la cama y le decimos que no existen a la vez, caemos en una incongruencia. "No hay que buscarlo, no puede estar porque no existe", apunta Gavino.

2. No asustar durante el día: si utilizamos la táctica de decirles que va a venir el hombre del saco si se portan mal, es más probable que en sus pesadillas puede aparecer una recreación muy personal de tal personaje.

3. El miedo a morir en las pesadillas: hay que tener en cuenta la edad del niño y no dar demasiados explicaciones que el pequeño no pueda asimilar.