La idea es buscar en la mirada de los bebés factores que puedan indicar precozmente que padece algún Transtorno del Espectro Autista (TEA), para así poder abordar el tratamiento de forma anticipada y ganar tiempo.

La Asociación Autismo Burgos, de la mano de su Fundación Miradas, promueve un proyecto piloto para la detección precoz de este tipo de trastornos que se basa en la observación de la fijación de la mirada durante los primeros meses de vida.

La iniciativa se apoya en estudios "fiables" que demuestran que los niños diagnosticados de autismo presentaban, al principio de su vida, indicios de lo que luego fueron síntomas del transtorno, ha explicado Javier Arnaiz, director técnico de Autismo Burgos.

Y uno de ellos tiene que ver con la fijación ocular, puesto que los bebés con autismo fijan la mirada en estímulos no sociales y "no pertinentes para una comunicación social".

A los dos meses, los bebés son capaces de entender que la mirada es un instrumento de comunicación, ha apuntado Arnaiz, por ese motivo fijan su atención en los ojos del interlocutor.

Sin embargo, esa "fijación social" decrece en un bebé con autismo a partir de los nueve meses, por lo que detectarlo permitiría iniciar una intervención temprana para "reorientar" su comportamiento.

Es decir, se trataría de hacerle entender que con la mirada se puede comunicar y que debe prestar más atención a los estímulos visuales, ha explicado el director técnico de Autismo Burgos.

"No estamos hablando de curar el autismo", ha puntualizado, sino de aprovechar la "plasticidad" del cerebro para modificar su perfil de desarrollo cognitivo y hacer que algunos síntomas del autismo se presenten con menos intensidad o desaparezcan.

El denominado Programa Bebé supondría la utilización de una tecnología de seguimiento visual, 'eye-tracking', que ya se está utilizando en Estados Unidos, y que permite detectar esos cambios de fijación de la mirada en los bebés.

Es una tecnología "nada invasiva ni agresiva", no es una prueba médica, ha insistido Arnaiz, simplemente se basa en analizar la reacción de los bebés al visionado de vídeos, para saber a qué tipo de estímulos presta más atención.

Lo que se busca es detectar los primeros indicios para poder iniciar una intervención temprana, nunca diagnosticar, porque el diagnóstico del autismo "es muy difícil", al sustentarse en la observación de las conductas sociales y comunicativas del niño.

El director técnico de Autismo Burgos ha recordado que el diagnóstico certero se realiza entre los 18 y 24 meses, así que con el Programa Bebé se podría "ganar un año" y aprovechar esa "plasticidad" del cerebro para trabajar con el bebé.

El proyecto cuenta con numerosos apoyos, entre ellos, el de la secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Susana Camacho, con la que miembros de Autismo Burgos se reunieron el lunes pasado.

Camacho les aseguró que su programa podría ser una "línea prioritaria" dentro de los planes de acción que desarrollarán al Estrategia Nacional de Autismo aprobada en 2015.

En Burgos, el Hospital Universitario (HUBU) ha mostrado una "predisposición absoluta" a ponerlo en marcha, e iría destinado a niños con familiares con TEA, a modo de "proyecto piloto".

Ahora toca buscar financiación para adquirir el equipamiento técnico, con un coste de 70.000 euros, por lo que Javier Arnaiz ha explicado que tratarán de entrar en proyectos de investigación médica o en convocatorias de ayudas públicas y privadas.

Autismo Burgos espera poner en marcha el proyecto en enero de 2017 y, tras evaluar la relación coste-beneficio, extenderlo al resto de provincias de Castilla y León, y también al resto del país.