La Realidad Virtual está a punto de caramelo. El sueño de miles de jugadores tradicionales se materializará durante los próximos meses, cuando los primeros dispositivos enfocados principalmente al universo de los videojuegos se erijan como tendencia con su llegada a los comercios. Oculus Rift y PlayStation VR, la opción de la Master Race y PlayStation 4, respectivamente, servirán para brindar esta nueva -y expectante- tecnología a los usuarios de entretenimiento digital. La extrema inmersión que ofrecen unas gafas de realidad virtual ha llegado para poner en entredicho los mejores diseños de los títulos clásicos, así como para presentarnos nuevos mundos, nuevos esquemas jugables y, sobre todo, nuevas cotas de diversión. ¿Estamos preparados para un viaje que no nos dejará indiferente?, nos hemos desplazado hasta Frankfurt para probar de primera mano uno de los proyectos más ambiciosos de Crytek de esta nueva fórmula de entender los videojuegos. ¿El resultado? no podría habernos dejado con mejor sabor de boca.

En palabras de sus desarrolladores, ´Robinson: The Journey´, "se ha concebido exclusivamente para el uso de la tecnología de la realidad virtual", haciendo hincapié en que serán este tipo de proyectos los que marquen un antes y un después para los nuevos sistemas, más allá de títulos que se presentan como meras actualizaciones que los acercan hacia este nuevo tipo de ambientación. La concepción del título comenzó hace menos de un año, cuando Sony ultimaba los preparativos para presentar en sociedad su dispositivo, y la demostración a la que hemos tenido acceso nos ha servido para dejarnos con la miel en los labios. El planeta Tyson III nos espera, y sólo nosotros, los jugadores, podremos desenmascarar sus secretos.

¿Solo ante el peligro?

La trama de la aventura nos presenta a Robin, un humano que despierta en el mencionado planeta con la memoria perdida. Nos acompaña una inteligencia artificial que nos guiará a lo largo de la aventura, y nos recomendará lugares donde desplazarnos. Las primeras sensaciones con la aventura no podrían ser mejores: moviendo la cabeza controlamos la cámara de juego, mientras que con el Dual Shock 4 se controla la dirección de Robin.

Comenzamos pues la expedición situados en un compartimento seguro, aunque a pesar a las indicaciones de Higs, -la inteligencia artificial-, decidimos salir hacia la aventura para descubrir con asombro un planeta de vegetación profunda poblado de dinosaurios de todo tipo. Como la memoria del personaje todavía no se ha recuperado, Higs nos indica que busquemos a Laika -clara referencia a la cánida soviética-, y, la sorpresa llega cuando en lugar de un simpático can, lo que encontramos es un pequeño T-Rex. La relación entre Higs y Laika, además, tiene mucha miga, pues precisamente no se llevan especialmente bien, y, de hecho, la desarrolladora insiste en que la relación de ambos personajes tendrá más peso en la trama de lo que parece.

A partir de ese momento, somos dueños y señores de nuestros movimientos. El jugador puede comenzar a indagar por los diferentes senderos que tendremos que ir abriendo paulatinamente a través de minijuegos, como jugar al escondite con Laika, pescar, escanear las diferentes criaturas con las que nos vamos topando para obtener más detalles sobre el entorno, jugar al baloncesto, etcétera. Este tipo de experiencias no están guiadas, sino que hay que activarlas enredando con curiosidad. Es decir, podemos avanzar directamente por un camino o dedicarnos a rastrear, juguetear o probar combinaciones durante un buen rato.

Por ejemplo, nosotros nos dedicamos a jugar al escondite con Laika y tirar unas pelotas a un aro, como si de baloncesto se tratara. Con este último modo, se logra dominar el uso de las físicas una vez se consigue apuntar a los objetos directamente con la cabeza. Como puede suponerse, al principio puede resultar un poco complejo, pero vale la pena insistir un par de veces y enseguida se coge el punto tanto a la cámara como a las mecánicas de agarrar y soltar.

Tyson III, todo un planeta para explorar de cabo a rabo

Cuando nos sentimos con suficientes fuerzas, le indicamos a Higs nuestro deseo de explorar los alrededores. Si bien es cierto que el videojuego no presenta un mundo abierto por completo, ya que existen varios senderos y rutas, la sensación de libertad es apabullante. En nuestros paseos no hemos tenido más opción que detenernos cada poco tiempo al escuchar diferentes ruidos, la curiosidad nos descubrió que podíamos trepar por la vegetación y, por supuesto, nos rompimos la espalda escalando y los sesos con algunos de puzles que incluía la demo. El desarrollador que nos acompañó durante la travesía advierte que los puzles van ganando complejidad en relación a las mecánicas a medida que el jugador avance en la aventura, algo que se agradece y que, a diferencia de otros títulos, sirve de curva de aprendizaje y se encaja perfectamente con el contexto.

En cuanto a las amenazas y criaturas, ´Robinson: The Journey´ acumula varios desafíos. Aunque en la sesión no pudimos enfrentarnos directamente a ninguna situación que pusiera en riesgo la integridad del personaje - a excepción de los derivados del terreno-, la hostilidad de algunos dinosaurios queda patente con sus rugidos y movimientos. Al mismo tiempo, estar inmersos en una dimensión virtual de juego permite experimentar la obra de forma más pausada. La curiosidad se siente, pica y es difícil resistirse a buscar un secreto en cada rincón -inclinando la cabeza e incluso alzando la postura- y, todo sea dicho, buscando algún ángulo muerto para probar los límites de PlayStation VR. La realidad es que en ningún momento el dispositivo dejó de funcionar correctamente.

A nivel audiovisual, ´Robinson: The Journey´ presenta una ambientación sublime. Cierto es que el título, una vez iniciado, no cuenta con unos gráficos excelentes, y bien podría ser que el nivel visual se pueda equiparar con los primeros juegos para PlayStation 4. Sin embargo, la experiencia de juego se desarrolla de manera fluida y cumple sobradamente con su cometido. La prueba, en resumen, resulta muy divertida, interesante y placentera; además nos ha permitido acercarnos un poquito más a cómo podrían ser los videojuegos del futuro.

Como proyecto propio, ´Robinson: The Journey´ tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los primeros imprescindibles de PlayStation VR, y uno de los videojuegos más importantes de la primera hornada de títulos pensados para esta tecnología. El estudio advirtió que las horas de juego dependerán de la curiosidad del jugador, y, como primera experiencia, creemos que podría superar la veintena de horas si nos dedicamos a escanear todas las criaturas -algunas realmente pequeñas, que sólo se ven durante un corto periodo de tiempo, otras que no se dejan escanear fácilmente, etcétera-, así como a recoger todos los elementos desbloqueables que, de hecho, nos darán más información y trasfondo sobre el guion.

En definitiva, la obra de Crytek promete ponerse al servicio del jugador que mire con cierto escepticismo la tecnología de la realidad virtual. Por supuesto, habrá jugadores que decidan seguir con su hobby de manera tradicional, pero realmente no podemos más que alabar el esfuerzo con el que el estudio ha querido mimar su creación para PlayStation 4.