El sello Sabor a Málaga fue presentado en 2012 por la Diputación. Así comienza el relato de Leonor García-Agua, su directora, cuando se le pregunta por la historia de dicha marca. Sin embargo, el origen de esta iniciativa que hoy día aglutina a más de 800 empresas, nació precisamente de los propios productores malagueños. Unas mesas sectoriales organizadas por el ente supramunicipal un año y medio antes evidenciaron la necesidad de crear 'algo' que aportara visibilidad a los productos de origen Málaga. Lo que comenzó como una iniciativa en la que aunar esfuerzos con unas 36 empresas es hoy un referente que ampara a pequeñas, medianas y grandes compañías que quieren dar a conocer su producto a través del sello de su tierra.

Leonor García-Agua, se emociona cuando habla del sello. Como ella misma dice "lo llevamos en la sangre". Ha visto crecer al tejido empresarial agroalimentario de Málaga a pasos agigantados. Ahora, siete años después de que el sello azul apareciera en la vida gastronómica de todos los malagueños, los objetivos se han multiplicado, al igual que los logros y los puntos en los que comercializar Sabor a Málaga.

El sello ha calado en la sociedad. ¿La gente lo busca?

Hemos conseguido que nos quieran más a los malagueños y también querernos más a nosotros mismos. Se ha generado ilusión, sinergia, sentimiento de arraigo... La gente busca su logo azul. Incluso entre los propios cocineros. Hace años no había forma de encontrar un vino de Málaga en las cartas de los restaurantes. Y ahora el malagueño ha descubierto que lo mejor lo tenía en casa.

Sin embargo, habrá productos cuya penetración habrá sido más difícil...

Sin duda. Por eso hacemos concursos específicos del aove, vinos y quesos. Necesitan que se pongan en valor. Cada año junto a la UMA hacemos un estudio para ver qué productos necesitan más apoyo. De ahí han salido acciones para los subtropicales, las aceitunas aloreñas, etc. Por ejemplo, este año para Salón Gourmet van 40 empresas en general, pero se crearán días para el salchichón y la pasa.

Ya ha calado en la gente de más edad, pero ¿qué hay de las nuevas generaciones?

Hacemos acciones en colegios para que se acostumbren a los productos de Málaga, frutas, verduras y, junto a la Cátedra Sabor a Málaga, con la Universidad, se dan talleres formativos enológicos y gastronómicos.

¿Qué acciones han puesto en marcha para dar a conocer el sello fuera de nuestra provincia?

Casi en todas las capitales de Andalucía ya nos conocen, vamos a ferias nacionales como Madrid Fusión, y cada año hacemos dos expediciones fuera de España. Este año, están aprobadas París y Colonia (Alemania). Aunque ahora ya hay países que nos reclaman... (Risas).

Cuéntenos más...

Hay países como Rusia, Italia, Grecia y Hungría que nos piden que organicemos una semana Sabor a Málaga, como las que hacemos aquí. Incluso Hungría nos ha solicitado que hermanemos sus vinos dulces con los nuestros. Y lo vamos a hacer.

Podría ser una buena opción. Los vinos están muy olvidados en términos generales ¿no cree?

Necesitan mucha visibilidad, los dulces y el resto. Las posibilidades son infinitas porque podemos maridarlos con prácticamente cualquier cosa. Hay que darles mucho apoyo.

Con tantos productos y tan dispares, ¿cuál es el criterio para seleccionar quién va a cada feria?

Hay una comisión técnica que valora las peticiones y se estudian los requisitos, las posibilidades de exportación, etc. Se intenta buscar el perfil más adecuado para cada feria. Hay muchas: comarcales, regionales, nacionales e internacionales. Todas las empresas tienen la suya, en la que encajan mejor.

Como usted dice, hay productos y productores con perfiles muy distintos. ¿Cómo se trabajan esos aspectos?

Hacemos mucha formación con ellos. La idea es orientarlos, ver las vías que tienen de comercialización en función de su empresa, analizamos con ellos su situación y les ayudamos a crecer. Me emociona ver cómo han evolucionado muchos de los productores.

¿Qué requisitos son necesarios, en términos generales, para entrar en la familia de Sabor a Málaga?

Que el producto nazca, se cultive, se pesque o se transforme en Málaga. La empresa debe estar dada de alta en la provincia y, obviamente, no tener débitos con la administración. Los restaurantes deben tener al menos diez productos Sabor a Málaga, tener vinos o aceites o apostar por el recetario. Un ejemplo claro es la fusión que hace Matteo Manzato en Venetiis. Él fusiona los productos malagueños con la cocina italiana. Eso también es trabajar con Sabor a Málaga.

Vayamos a lo personal. ¿Le gusta cocinar?

Sí me gusta, pero tengo muy poco tiempo. Tengo muy buena mano para las carnes (risas) es normal. Hago tartar de salchichón de Málaga, las albóndigas las hago con la masa del salchichón, como las hacía mi madre, y las termino con salsa de almendras.

¿Qué es lo que nunca falta en su mesa?

El aceite de oliva virgen extra. Me encanta... Lo uso para cocinar, en crudo para desayunos y ensaladas. El vino, sólo en fin de semana. También las aceitunas. Soy de cocina muy tradicional.

Sin embargo, usted es casi la 'catadora' oficial de todo lo nuevo de Sabor a Málaga...

¡Sí!, (responde entre risas). Lo pruebo todo y me traen cosas para probar, salsas, nuevas recetas... yo encantada.

Su plato favorito

El gazpachuelo. Me pierde.