Filósofos de diferentes universidades españolas se dieron cita hoy en la localidad malagueña de Ronda para poner de relieve la naturaleza humana en el curso 'Hombres y animales: ¿Qué hemos aprendido de Darwin?', organizado por la Fundación General de la Universidad de Málaga (UMA).

El catedrático de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona, Víctor Gómez Pin, puso de manifiesto la importancia del lenguaje para el ser humano debido a que "está inscrito en nuestra naturaleza", explicó. De esta forma, además de responder a los instintos de conservación individual y específica, como son la sexualidad o la alimentación, el hombre responde al tercer instinto del lenguaje.

Así, según la tesis de Gómez, "la ciencia nos interesa por sí misma y los seres humanos queremos ser inteligentes porque el lenguaje se fertiliza a través de ella". Por su parte, consideró el lenguaje como "una cosa rarísima", resultado de una evolución "rarísima", la cual atribuyó a la capacidad del hombre para hablar por hablar y a su gusto por enriquecerlo.

De esta forma, aseguró que, "para bien o para mal", el lenguaje "nos determina". Así, indicó que puede resultar positivo o negativo "según a cada uno le vaya", porque en el fondo "sabemos que la palabra es nuestra naturaleza". Gómez puso como ejemplo los conflictos humanos por defender un lenguaje, a pesar de que "todas las lenguas son iguales y tienen una misma dignidad".

Por otro lado, aseguró que, a diferencia de otros animales, que tienen una inteligencia empírica que le es suficiente para vivir, el hombre lo relaciona todo a través de las ideas. "Siempre estamos con ideas en la cabeza y no hay forma de quitárselas, de forma que lo único que no se consigue es dejar de pensar", explicó.

EL LIBRE ALBELDRÍO

Por su parte, el catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad a Distancia (UNED) Jesús Zamora trató de defender la inexistenia de "una capacidad tan abstracta y metafísica" como el libre albeldrío en el ser humano.

En este punto, intentó demostrar que las dos capacidades que requiere la tesis del libre albeldrío son "falsas" y "no se puede demostrar". Por un lado, requiere que exista más de una posibilidad y que los seres humanos puedan elegir entre ellas y, por otro, que la causa fundamental por la que se elige entre esas posibilidades es que "seamos nosotros mismos y no algo".

Sin embargo, aclaró que, en primer lugar, la física dice que no existen posibilidades, sino que sólo existe lo que ocurre. Por ello, Zamora aclaró que "alguien que hubiese conocido el estado del mundo ayer a las 12.00 horas, habría podido averiguar quién ganaba el Mundial".

Asimismo, defendió que "todo lo que ocurre, ocurre por alguna causa", de forma que cuando una persona toma una decisión, esta se deriva por causas que, a su vez, tenían causas anteriores. "Alguien que hubiera sabido cómo era el universo hace miles de años podría saber como es ahora", sentenció.

Sin embargo, la explicación por la que "es tan claro que el libre albeldrío existe, a pesar de que es tan claro que no existe", consiste en "conocer por qué surge en un bicho como nosotros la sensación de arrepentimiento", aseguró Zamora.

De esta forma, explicó que el ser humano procede de animales que adquirieron la capacidad de arrepentirse. En este sentido, aseguró que "los antepasados que habían desarrollado la capacidad de arrepentirse ponían más cuidado a la hora de tomar decisiones, de forma que las tomaban mejor y les permitían dejar más descendencia". Sin embargo, "sus primos, que no tenían esta capacidad de arrepentirse, actuaban más alegremente, cometían más errores y no dejaban tanta descendencia", concluyó.