El profesor titular de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad Complutense de Madrid Carlos Castrodeza calificó de "error inmenso" la idea de suprimir la filosofía de los planes de estudios porque, según afirmó, potencia "nuestra propia extinción" que, a su vez, supone "volver a empezar".

En este sentido, aseguró que tanto la filosofía como la ciencia "son partes imprescindibles de nuestra propia biología", de forma que "necesitamos las dos dimensiones para ser animales completos", apuntó Castrodeza durante el Curso de Verano 'Hombres y animales: ¿Qué hemos aprendido de Darwin?', organizado en la localidad malagueña de Ronda por la Universidad de Málaga (UMA).

Asimismo, aseguró que el mundo de la ciencia "está poniendo debajo de la alfombra cuestiones que nos competen y que pueden conducir a nuestra propia extinción", y afirmó que el mundo feliz es "pan para hoy y hambre para mañana", ya que se trata de un modelo que "funciona durante un tiempo pero, al final, se colapsa".

"La ciencia ilumina lo que está en tinieblas, mientras que la filosofía oscurece lo que está claro", señaló, al tiempo que lo calificó como una manera "muy idónea" de ver la realidad. Así, explicó que el científico, en su misión de aclarar la realidad, puede llegar a confiarse demasiado, lo que conduce al "dogmatismo y fanatismo". De esta forma, consideró "imprescindible" la oscuridad filosófica como "antídoto" para este tipo de reacción.

Ante esta consideración, manifestó al respecto que "todos pensamos que la ciencia tiene la clave que nos va a sacar del atolladero y que, en definitiva, es lo que encamina hacia la verdad" pero, sin embargo, precisó que "lo peor que nos puede pasar a todos es estar demasiado seguro de nuestras propias ideas". Así, cuando esa confianza "se pasa de rosca, necesitamos oscuridad, provocación, filosofía", apuntó.

De esta forma, el profesor trató de armonizar en su discurso el mundo de la ciencia, en el que "todo es optimismo", con el de la filosofía, en el que "todo es pesimismo", a la vez que comparó el desacuerdo entre los científicos y los humanistas con el de los políticos "de izquierdas" y "de derechas" en su visión "distinta" del mundo.