Carlos Rojas será la voz del PP en el Parlamento en la legislatura más dura e intensa de la democracia. El líder del partido, Javier Arenas, ha optado por situar al frente del grupo parlamentario, que por primera vez es el más numeroso, a un hombre de centro, moderado y que siempre ha estado en las quinielas para suceder al presidente de los populares o, como mínimo, para formar parte de un gobierno que al final no se ha consumado.

Rojas dejará la alcaldía de Motril (Granada), por la incompatibilidad del cargo de diputado y regidor, y relevará a Esperanza Oña en la portavocía. Arenas ha relegado a la alcaldesa de Fuengirola, que también se decantará por mantener su escaño, a un ascenso institucional, como primera representante del PP en la Mesa de la Cámara, una especie de jaula de oro que, en la práctica, supone perder peso político.

Arenas anunció ayer los cambios, un día antes de la constitución del Parlamento, en la reunión del grupo en Carmona (Sevilla). Aseguró que tuvo una conversación «muy especial» con la que ha sido portavoz en la Cámara durante las dos últimas legislaturas y que le ofreció seguir, pero fue ella la que declinó la propuesta y prefirió entrar en la Mesa del Parlamento, donde también estarán Patricia del Pozo, de la máxima confianza de Arenas, y el alcalde de Lepe (Huelva), Manuel Andrés González, que se estrena como diputado.

La realidad es que Oña, que es una gran parlamentaria, ha sido la única persona que en varias ocasiones se ha desviado de la rectísima línea en la que se mueven los miembros del PP. Su mala relación con el secretario general del partido en Andalucía, Antonio Sanz, es un secreto a voces, igual que el malestar que suscitaron en la cúpula popular las declaraciones de la alcaldesa de Fuengirola tras el 25-M echando de menos una campaña electoral con más tono.

Delfín de Arenas. El nuevo portavoz parlamentario tiene 41 años, es abogado -su padre es uno de los más prestigiosos letrados de la costa granadina, que aún sigue en activo- y diputado autonómico desde 2000. Era el mejor posicionado para convertirse en consejero de Justicia si el PP hubiera conseguido la mayoría absoluta. También se le considera un posible delfín de Arenas, aunque el incontestable liderazgo del presidente popular ha neutralizado cualquier sector crítico o el debate sucesorio.

Carlos Rojas entró en el partido en 1991 y logró la alcaldía por primera vez en 2003. Luego la perdió dieciséis meses más tarde por una moción de censura pero la recuperó en los comicios de 2003. Desde las últimas elecciones municipales gobierna con mayoría absoluta.

Aunque el Constitucional haya admitido a trámite el recurso del Gobierno de Mariano Rajoy contra la ley andaluza que ve incompatibles los cargos de diputado y regidor, si en cinco meses el Alto Tribunal no se pronuncia de forma definitiva, los alcaldes deberán elegir entre uno de los dos puestos.

El PP-A desafió la norma e incluyó a 17 alcaldes en las listas autonómicas, cinco de ellos de números uno. Al final fueron elegidos parlamentarios ocho, más dos de IU. A Rojas le sustituirá en la alcaldía la vicepresidenta en la Diputación de Granada, Luisa María García Chamorro.

Arenas ha apostado por renovar un grupo parlamentario diseñado para la frustrada tarea de gobierno. En los puestos clave ha situado a sus más estrechos colaboradores. Rafael Salas, que hasta ahora era senador, ocupará la Secretaría General del grupo. Los portavoces adjuntos serán los sevillanos Alicia Martínez y Jaime Raynaud, la parlamentaria malagueña Ana María Corredera; y la cordobesa Rosario Alarcón. La coordinación del área económica, que forma parte también del consejo de dirección del grupo, correrá a cargo de Rafael Carmona, que también lleva estos asuntos en la dirección regional del partido.

En la reunión de ayer, el líder popular marcó las claves del trabajo parlamentario durante este mandato, en el que la confrontación entre el Gobierno andaluz de izquierdas y el de Rajoy está servida. Arenas prometió «lealtad institucional» para luchar contra la crisis y aseguró que el PP estará «al servicio de Andalucía» y no al suyo propio.