­

El consejero andaluz de Educación, Luciano Alonso, presentó ayer un protocolo de identidad de género que recoge la posibilidad de que el alumnado transexual pueda elegir el nombre con el que se identifican, el uniforme en caso de que el centro escolar lo tuviera y el acceso a los aseos.

Este protocolo se implantará después de los problemas ocasionados durante este curso en el colegio San Patricio de Málaga, donde se impidió a una alumna transexual de seis años vestir con uniforme femenino o usar el baño de niña.

El protocolo, el primero de este tipo que se elabora en el país, se incorporará a la orden de 2011 que regula la convivencia de los centros andaluces y estará vigente para el próximo curso escolar en todos los centros sostenidos con fondos públicos.

Elaborado con la colaboración de la Asociación de Transexuales de Andalucía, el texto establece que el centro se dirigirá al alumno o alumna con el nombre que acuerde la familia con la dirección del centro y que se adecuarán la listas de clase, el boletín de clasificaciones o el carné de estudiante a su identidad de género.

A pesar de esta adecuación, el expediente incluirá el nombre oficial hasta que legalmente pueda cambiarse, precisó el jefe de servicio de Convivencia Escolar, Francisco García.

Otra de las medidas previstas en el documento es que se eviten realizar actividades diferenciadas por sexo en los colegios, y en los casos en que el centro no disponga de aseos o vestuarios unisex, se garantizará que el alumnado transexual tenga acceso a los aseos que les corresponda según su identidad de género.

«Ojalá no fueran necesarias estas medidas», señaló el consejero tras indicar que el protocolo pretende que «lo que ha sido un problema deje de serlo» así como acabar con las acciones discriminatorias en las aulas y favorecer la integración de los escolares.

Esta iniciativa, que es fruto de la Ley de Transexualidad aprobada el pasado miércoles en el Parlamento andaluz, persigue acabar con el «dolor» y la «desigualdad » que, según el consejero, ha detectado en ocasiones respecto a los alumnos transexuales.

En este sentido, la Federación Andaluza Arco Iris recordó el caso del colegio San Patricio de Málaga, que impide a una alumna transexual de seis años vestir con uniforme femenino o usar el baño de niñas, y ha subrayado que la transexualidad se suele manifestar a los 4 o 5 años y la homosexualidad en torno a los 12 o 14 años.

Una antigua alumna transexual de un instituto de Sevilla, Christinne Pajares, pidió ayer a los colegios que se «informen» y a los alumnos que aborden sus necesidades «lo antes posible» con su familia, que le costará asumirlo y «llorará contigo, pero al final te van a apoyar», vaticinó tras recordar que ahora es feliz después de «tantos años encerrada y deprimida».

El director general de Participación y Equidad, Diego Ramos, explicó a los periodistas que no tienen contabilizado el número de alumnos transexuales que hay en Andalucía, y agregó que en algunos centros educativos existen problemas de adaptación y en otros las medidas para su integración se adoptan por iniciativa propia.

La presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, Mar Cambrollé, destacó que «esta medida no viene a ampliar derechos ni a reconocer privilegios, sólo viene a garantizar que las personas transexuales, por su diferencias y circunstancias personales, no tengan menos derecho que el resto de los ciudadanos».

El protocolo recoge que «si las familias, de forma reiterada, no reconocen la identidad de género y se detectan ciertos indicadores de maltrato infantil», se activaría el protocolo de protección.