­Un total de 6.315 andaluces renunciaron a sus seguros privados de 2011 a 2012. El motivo podría obedecer al aumento de los precios y a la mala situación económica de las familias de la región a causa del desempleo y la inestabilidad económica. Esto contrasta con la tendencia ascendente iniciada al principio de la crisis, cuando muchos optaron por hacerse un seguro médico al recrudecerse la atención en la sanidad pública a causa de los recortes. La falta de personal y el aumento de las listas de espera provocaron que quienes podían sufragarse un seguro, de una media de 45 euros al mes, se lo pagara.

Pero la situación económica no sólo ha agravado las listas de espera en la sanidad pública. También se ha complicado para quienes pagaban un seguro médico, que en Andalucía pasó en 2011 de un volumen de 797.328 euros a 821.390. Es decir, los andaluces pagaron 24.062 más de un año para otro.

Y es que la sanidad privada se convirtió en plena crisis en un refugio para quienes podían permitirse pagarse un seguro privado, pues la pública, con los recortes en prestaciones y en personal, complicaron que el sistema fuera todo lo eficiente que había sido hasta el momento. Sin embargo, según el barómetro del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Idis), que analiza la situación de las aseguradoras año a año, hay un binomio muy interesante que no se debe pasar por alto: siete de cada diez asegurados usan su seguro público y su seguro privado según les convenga. Sin embargo, sí es llamativo que de 2013 a 2014 las personas que lo usaban de manera exclusiva ascendiera en un 15% -de un 8% a un 23%-.

No obstante, el uso de la sanidad privada no sólo obedece a usuarios que contratan un seguro de salud. También lo hacen los mutualistas, como los funcionarios del Estado. En esta encuesta, siete de cada diez entrevistados contratan un seguro de salud frente a tres de cada diez que tienen una mutualidad. La antigu?edad media de la contratación del seguro es de 5,2 años.

Uno de cada dos entrevistados hace un uso combinado de la sanidad pública y la privada para una misma patología. En una quinta parte, no se tuvieron en cuenta las pruebas realizadas en la privada, duplicándose, en casi un 60% de los casos, determinadas pruebas, sobre todo, analíticas y, en menor medida, ecografías.

Los motivos de elección por los que los asegurados acuden a un tipo u otro de sanidad son diversos. Un 58% de los pacientes acuden a los hospitales del SAS por sus medios técnicos, mientras que un 23% lo hace a la privada. La rapidez es el motivo de mayor peso en la elección: un 85% acude a las clínicas de pago. También ocurre en el trato recibido, ya que los encuestados lo hacen por este motivo en un 66% a la privada al igual que por el confort, en un 84% de los casos.

La capacitación de los profesionales merece un capítulo aparte. En 2014 un 25% de los pacientes acudió por los médicos, frente al 35% del año anterior. También baja la valoración de los enfermeros, que pasa de un 36% en 2013 a un 29% en el año actual. Esta tendencia también se da en la sanidad pública, donde el reconocimiento a estos profesionales baja igualmente.

Un 79% de los asegurados está satisfecho con el servicio que recibe, mientras que sólo un 54% lo está con los servicios públicos.

Esperas

En cuanto al tiempo medio de espera en la sanidad privada, el barómetro refleja que es cuatro veces menor que el de la pública para la realización de pruebas diagnósticas, tres veces menor para disponer de los resultados, y cinco veces menor para la realización de una operación quirúrgica, poniéndose de manifiesto la mayor agilidad y celeridad de la sanidad privada. De hecho, los días de espera para una prueba son de 40,7 días en la pública frente a los 9,4 de la privada y para una intervención quirúrgica desde que se prescribe hasta que se produce se quintuplica, pasando de 66,9 días a 13,1.

Para los usuarios, la sanidad privada tiene varias ventajas que le hacen brillar por encima de la pública: la rapidez y agilidad, la comodidad, el trato y los especialistas. Sin embargo, llama la atención que sólo un 2% destaca como valor la privacidad y un 3% las habitaciones individuales. La principal desventaja para los usuarios es el coste, seguido de los medios técnicos, los tiempos de espera y la cobertura asistencial.

Las patologías que precisan de más visitas a los médicos especialistas son la dermatología, la ginecología y la oftalmología, rondando todas ellas un 20%. Las que menos la odontología y la neumología, con un 3 y un 2%.

En cuanto al uso de las urgencias, cuatro de cada diez lo hace de manera habitual. Sí es diferente el motivo para acudir a la pública y a la privada: en el primer caso se hace por infarto y en el segundo por asuntos relacionados con traumatología. El estudio refleja que un 87% de los que han sido usuarios de ambas destacan una mejor atención en las clínicas privadas.