Fiel a su estilo de esperar hasta darle el último beso al que acuda en busca de su mejilla, Susana Díaz no se fue de la provincia el jueves sin tener un reencuentro con su público capitalino. Como una novia fiel, la militancia socialista había acudido al Palacio de Ferias y Congresos de Málaga. Por la mañana ya había estado puebleando por Alozaina y Coín, donde esbozó su habitual cercanía al pueblo. En realidad, no se pueden cuantificar en votos los besos que dio, pero si fuera posible Susana Díaz ya hubiera ganado estas elecciones por goleada. Si por la mañana la muñeca ya se la había dejado firmando autógrafos, todavía le quedaba voz para arengar con su mensaje electoral.

Determinada y con confianza. Sonriente y con fuerza. Nada que ver con la cara de pocos amigos que mostró en el debate televisivo de Canal Sur, se presentó ante los simpatizantes socialistas y los agentes del sector del turismo que habían llegado para escuchar sus proposiciones sobre la materia. Lo único que quedó del debate fue la americana que lucía. Tradicionalmente roja, como el fondo que mece el puño y la rosa.

La todavía presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, repasó la actualidad del sector turístico delante de un auditorio que llenó el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga para escuchar a la candidata del PSOE a la presidencia de la Junta de Andalucía.

Acompañada del consejero de Turismo, Luciano Alonso, y del representante de la CEA, Miguel Sánchez, Díaz pronosticó un crecimiento del 5 por ciento para el sector del turismo este año y se comprometió a poner el marco para que este crecimiento se traduzca en la «creación de empleo de calidad» que pueda acabar con la estacionalidad. Para ello aseguró que se encargará de crear el marco idóneo para facilitar la inversión en el sector turístico. Entre estas facilidades, destacó la bajada del tramo autonómico del IRPF entre 2,5 y 3 puntos. Además de dar todas las facilidades para que empresas turísticas se puedan «constituir en menos de 48 horas». «Es necesario que haya pocas normas, pero que se cumplan», dijo en referencia a la necesidad de crear una seguridad jurídica que proteja al sector y facilite la dinamización.

«No puede ser que con todos los inviernos cierren los hoteles por la Costa», continuó en referencia a una situación que hay que combatir desde las instituciones. Para ello también subrayó que hay que hacer hincapié en la marca Andalucía. Esto pasaría por empezar a eliminar «elementos tóxicos y tópicos que están en nuestro turismo». Según dijo Díaz, esto ayudaría a contribuir a fortalecer la marca de Andalucía, tanto dentro de España como en el extranjero.

Susana Díaz, que llegó con retraso debido a un pequeño atasco, enfocó su discurso en trasladar que estas mejoras en el turismo pasarían necesariamente por un gobierno estable. Para ello repitió el mensaje de toda la campaña y pidió a los asistentes el voto porque «hay que ganar y bien». La presidenta sigue empeñada en lograr esa estabilidad anhelada en solitario y a la vez en compañía. Pero solo con los andaluces. No quiso escuchar hablar de pactos y, al igual que se lo hizo saber al exministro José Bono el pasado miércoles, afirmó que ella no ha llegado hasta aquí para depender de posibles alianzas. Ni con Podemos ni con el PP.

Aunque las encuestas auguren necesidad de pactos, Susana Díaz piensa sorprendentemente poco en ello. Al menos, en público y lo volvió a dejar claro. «Necesito una amplia mayoría para que no tener que perder el tiempo con asuntos de partido», sentenció en referencia a las voces que emergieron del comité federal.

Miguel Sánchez, por su parte, le pidió a la presidenta la reducción del IVA y una potenciación del sector del golf, además de cuidar la «marca de Andalucía» para poder competir con el resto de países europeos. También le reclamó que no utilice la Consejería de turismo como «moneda de cambio».