Sorpresa en el turismo. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, decidió ayer romper de un plumazo todas las quinielas y situar a uno de sus hombres de máxima confianza al frente del departamento, acaso el de mayor peso estratégico para los intereses de la provincia y probablemente también de la autonomía. Con los mentideros de la Costa del Sol confiados en la continuidad de Luciano Alonso, que desaparece tras ocho años de la primera línea, la responsable del Gobierno andaluz da la campanada y coloca en el sector al que hasta ahora era su lugarteniente en Sevilla, el ya exdelegado Francisco Javier Fernández Hernández.

La entrada del nuevo consejero rompe una tradición no escrita que se había mantenido imperturbable desde los tiempos de coalición con el PA, con la excepción del periodo de interinidad del jerezano Sergio Moreno, que sustituyó a Paulino Plata cuando éste fue reclutado para las elecciones de Marbella tras la hecatombre del gilismo. Por primera vez en la década, el turismo estará pilotado por un socialista que no procede de Málaga, lo que, de partida, no parece haber generado demasiado revuelo en la Costa del Sol, que en muchas ocasiones ha reclamado, incluso, radicar la sede central del departamento en la provincia.

Los principales agentes del sector, a requerimiento de este periódico, saludaron la designación de Fernández sin ocultar su sorpresa, pero más por la novedad que por cualquier tipo de antipatía preventiva. La provincia reacciona al nombramiento con decepción futbolera por haber errado en el pronóstico y madurez de proverbio maoísta: lo importante, coinciden, no es que el gato sea malagueño o de Sevilla, sino que cace ratones. Y en este punto, todos se muestran inflexibles, tendiendo la mano a la colaboración y pidiendo la continuidad de la hoja de ruta consensuada en los últimos años en Andalucía. Como interlocutor permanente y físicamente cercano, Málaga, en cualquier caso, contará con su equipo y muy probablemente con el responsable de Turismo Andaluz, del que todo parece indicar que vendrá de la provincia.

Miguel Sánchez, responsable turístico en la patronal andaluza, confía en que el nuevo dirigente tome posesión activa de sus funciones con celeridad. Y para ampliar su argumento tira de calendario: el sector, al igual que el conjunto de la región, acumula ya demasiados días de retraso y de provisionalidad, después del paréntesis de las elecciones y la confirmación del pacto de gobierno de Susana Díaz. Los empresarios tienen prisa por sacar a flote algunos de los proyectos recientes, entre los que cita la necesidad de financiación, que ahoga a buena parte del sector turístico. «Estamos en un momento crucial y cuanto antes empecemos a trabajar en la Mesa de Turismo mucho mejor para todos», explica.

Si el nuevo consejero abriga alguna duda de cómo hacer rodar a la industria, el portavoz turístico de CCOO, Gonzalo Fuentes, no tiene ningún reparo en ponerle en antecedentes. Y, además, apelando a la memoria inmediata, que apunta a una colaboración con los agentes cada vez más estrecha y definida. El turismo, con la Costa del Sol como referente, se ha acostumbrado al diálogo y la negociación, que flota sobre el espíritu de todos los planes puestos en marcha en los últimos años. Entre ellos, algunos de los que esperan tramitación, como la primera fase de aplicación del programa confeccionado entre todos para mitigar los efectos devastadores de la estacionalidad y la caída de la demanda que se produce durante los meses menos calurosos.

Francisco Moro, vicepresidente de Aehcos, la organización que agrupa a los hoteles en la Costa del Sol, también apuesta por seguir con el trabajo esbozado en la última legislatura y pone el acento en el decreto de regulación de los apartamentos, que está pendiente de recibir el impulso definitivo. Una medida, esta última, muy reivindicada por sirios y troyanos, especialmente por la dimensión que están adquiriendo los alquileres ilegales en algunos puntos de Andalucía.

Otro de los portavoces más interesados en demandar agilidad al flamante consejero es Norberto del Castillo, presidente de la Federación de Empresarios de Playas de Andalucía, al que la bipolaridad de competencias dejan a medio camino entre las consejerías de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio y Turismo. Los chiringuitos quieren que su actividad quede de una vez por todas bajo la égida del departamento turístico, al que reconocen, en teoría, con mayor sensibilidad hacia su situación jurídica. «Esperemos que Susana Díaz le ponga las pilas y no se retrase más su promesa de arreglar las concesiones», dice.