La tensión por las mareas blancas en Andalucía se ha cobrado las dos primeras víctimas políticas. El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía anunció este martes la dimisión del gerente del SAS, José Manuel Aranda, y del viceconsejero de Salud, Martín Blanco. Pese a que fuentes de la Junta de Andalucía indicaron que el cese se debía a motivos personales, la realidad es que la destitución les pilló de sorpresa. Según informó el portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, le suceden en el cargo el recientemente nombrado gerente del hospital sevillano Virgen Macarena, Mariano Marín Patón, que será el nuevo gerente del SAS, y la actual directora general de Investigación y Gestión del Conocimiento, María Isabel Baena Parejo, que también fue delegada provincial de Salud en Córdoba.

Vázquez también señaló que se ha procedido a derogar la orden que permitió la puesta en marcha de las fusiones hospitalarias de Granada y Huelva. Así, destacó que el Gobierno andaluz va a apostar por escuchar a la ciudadanía y a rectificar «cuando es necesario».

José Manuel Aranda llegó a la gerencia del SAS hace tres años, el 28 de enero de 2014, y hasta entonces había sido desde 2006 el máximo responsable del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. La Opinión publicó este domingo su última entrevista como gerente del SASLa Opinión en una información en la que hablaba de la reforma de la Atención Primaria, uno de los proyectos de los que se sentía más orgulloso. Parece que el detonante de la destitución fue el plantón que le dieron el lunes los representantes sindicales de UGT, Satse, CSIF y CCOO, que no se presentaron a la reunión que tenían esa tarde para tratar la situación sanitaria de Granada. Estos sindicatos habían roto la negociación previamente con la gerencia del Complejo Hospitalario Universitario de Granada para diseñar los dos hospitales al completos.

Por su parte, Martín Blanco fue nombrado en junio de 2015 junto al nuevo equipo al frente de la Consejería de Salud, capitaneado por Aquilino Alonso. Ambos habían trabajado juntos en Granada, sólo que el ahora dimitido viceconsejero desempeñaba desde dos años ante el cargo de secretario general de Planificación y Evaluación Económica de la anterior Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales.

La noticia no sólo sorprendió ayer a Aranda y Blanco, sino que también a los sindicatos, que en parte habían focalizado en ambas figuras los problemas para negociar la situación de la sanidad andaluza. Aunque Granada está siendo el principal caballo de batalla de las mareas, han sido varias las ciudades en las que ha habido manifestaciones para exigir más medios económicos. En concreto, para Málaga se piden tanto más infraestructuras -como la construcción de un macrohospital en los terrenos de Civil- como más personal.

El presidente de sanidad del Sindicato Médico en Málaga, Antonio Martín, aplaudió este martes el cese y recordó que su sindicato ya había pedido la dimisión de ambos, sobre todo el del viceconsejero. «Han obstruido más que colaborar, son culpables del deterioro y del paso atrás de la sanidad», señaló, al tiempo que criticó que la sanidad haya estado en manos de «tecnócratas». «Esperemos que los nuevos nos escuchen y no vayan a los números, sino a la parte asistencial», agregó.

Desde UGT, el responsable de sanidad, Ramón Sánchez Garrido manifestó que el relevo era «necesario». «Quieren relanzar las negociaciones con los interlocutores sociales, con nuevas caras y nuevas formas de actuar. Los cesados no han tenido mucha sensibilidad con las cuestiones malagueñas por lo que aplaudimos el cambio», dijo.

El secretario de sanidad de CCOO, Rafael González, apuntó a que la destitución de ambos obedece a «la nefasta política de personal y planificación sanitaria de los últimos años». Según arguyó, ambos han sido los máximos responsables de los recortes sanitarios en Andalucía y también de la fusión hospitalaria en Huelva y Granada, donde se ha dado marcha atrás. «Esperemos que estos cambios se traduzcan en mejoras para los profesionales y para los ciudadanos», zanjó.