Un año más celebramos el 28 de febrero que fortalece y nos reafirma en nuestra Autonomía. Debemos seguir renovando anualmente esa conquista que hace 37 años cambió la historia de Andalucía, de muchas generaciones de andaluces y andaluzas.

Aquel 28 de febrero hubo un llamamiento de un pueblo con historia que no quería una España a dos velocidades, que no quería ciudadanos de primera y de segunda. Reivindicamos entonces que Andalucía quería ser igual, y que todos fuéramos iguales. Conseguimos además que ninguna decisión territorial en nuestro país se tomara al margen de Andalucía. Hoy, seguimos teniendo mucho que decir, mucho que aportar al equilibrio de todos los territorios. Aquella conquista de la igualdad de oportunidades está más presente que nunca.

Celebramos también el décimo aniversario de la renovación de nuestro Estatuto de Autonomía. Hace diez años reafirmamos nuestro compromiso con el autogobierno, adaptándonos a las nuevas circunstancias históricas. Con respeto a la diversidad y apostando por la unidad. Elaboramos un documento avanzado, innovador, progresista, abierto y eminentemente social.

Un Estatuto que nos ha permitido hacer frente a los diferentes problemas que han surgido en estos años. Problemas de presente y de futuro, en medio de una crisis virulenta en la que hemos aportado soluciones diferenciadas para no dejar a nadie atrás.

Si con el Estatuto de 1980 conseguimos avanzar en derechos y libertades como no se habían conocido, hace una década abordamos la necesidad de trabajar en un nuevo modelo económico y alcanzar una mayor solidez en lo político, lo económico y lo social. Y ese Estatuto sigue siendo los cimientos de la Andalucía de hoy en día.

Contamos desde entonces con un instrumento de primer nivel que plasma la voluntad de los andaluces y andaluzas de ser iguales en derechos y libertades, de contar con unos servicios públicos de calidad en cualquier parte de nuestro territorio, y de blindar un Estado del Bienestar que es la garantía de esa igualdad de oportunidades. La cohesión territorial de una Comunidad tan grande como la nuestra, con casi nueve millones de personas, no es, ni mucho menos, fruto de la casualidad.

Nuestro Estatuto blinda la sanidad, pública, universal y gratuita; establece el derecho a la educación como prioridad; y garantiza la atención a las personas con dependencia.

Si miramos con distancia, gracias a esta hoja de ruta, Andalucía se ha convertido en referencia nacional y europea en bienestar y derechos sociales. Pese a los años más complicados de la crisis, en nuestra tierra hemos protegido la sanidad pública para que nadie haga negocio con el derecho universal a la salud; contamos con el sistema educativo sostenido con fondos públicos más grande y accesible de España.

Garantizamos la atención a las personas con dependencia; contamos con la red de servicios sociales más amplia del país y luchamos de manera efectiva contra la injusticia que suponen los desahucios o los abusos bancarios.Andalucía protege un estado social

Una década después, el Estatuto de Autonomía sigue siendo el cinturón de seguridad del estado social. Nos ha permitido avanzar hacia un nuevo modelo económico sostenible, que impulsa la investigación y el talento, que fortalece nuestro tejido empresarial ofreciéndole la seguridad necesaria para crear riqueza y empleo, y que apuesta por la innovación, la cualificación de los trabajadores y la internacionalización de nuestras empresas.

Hemos aprobado 84 leyes cumpliendo preceptos del Estatuto. Normas fundamentales como la Ley de la Función Social de la Vivienda, Ley de Salud Pública, Ley de Autonomía Local o Ley de Transparencia. Y en desarrollo del Estatuto, el Gobierno andaluz también ha legislado sobre la Participación Ciudadana, la Atención a las Personas con Discapacidad, células madre, energías renovables y ahorro energético, para favorecer el empleo, el retorno del talento, el fomento del trabajo autónomo, y la puesta en marcha de planes de empleo para jóvenes y desempleados de larga duración, entre otros asuntos.

Fuimos valientes hace diez años, cuando pusimos sobre la mesa la necesidad de reformar nuestro Estatuto. Queríamos avanzar en el sistema competencial apuntado en la Constitución del 78 para acercar más el funcionamiento de las administraciones autonómicas a las necesidades reales de la ciudadanía.

Y lo hicimos con diálogo, con voluntad incluyente. Ahora, queremos coger de nuevo esa bandera y definir un Estado donde los ciudadanos reciban unos servicios públicos de calidad, vivan donde vivan, justamente financiados. Esa certidumbre devolverá la credibilidad y la confianza de los ciudadanos en las instituciones.

Creo en el Estado de las Autonomías, pero también estoy convencida de que es el momento de seguir avanzando hacia un Estado federal que elimine tentaciones de invasión de competencias entre administraciones. El futuro nos exige profundizar en la estructura territorial de España para fortalecer nuestra convivencia.

Un Estado federal que es la evolución natural del Estado autonómico. Bien financiado, libre de agravios y privilegios. Que avance en la descentralización como mecanismo para conseguir la igualdad de oportunidades, garantizando la unidad. Un Estado federal que venga de la mano de grandes consensos, y con el que todos tengamos un sentimiento de pertenencia más que de imposición. Un federalismo consecuente con nuestra diversidad, sin complejos, y que nos forje como país.

A los andaluces y andaluzas nos ha ido bien con la Autonomía, pese a que nuestro punto de partida estaba más atrás y pese a los problemas que aún nos quedan por resolver. Nadie puede negar que la Andalucía de 2017 -ni la de 2007- poco tiene que ver con la Andalucía de 1981.

Andalucía no ha estado al margen de los momentos difíciles que hemos atravesado durante la crisis, pero sí hemos intentado aportar soluciones diferentes. Frente a los recortes impuestos, desde nuestra comunidad hemos apostado por una sanidad y una educación pública con mayúsculas, con el único objetivo de no dejar a nadie atrás, con una gestión eficiente de los recursos. Esa es la igualdad real, que la tan ansiada recuperación la sientan todos los andaluces y andaluzas.

El paro sigue siendo nuestro principal problema y, por tanto, nuestra principal preocupación como Gobierno. Hemos puesto todos los medios dentro de nuestras competencias para impulsar la creación de empleo. Y, aunque la tendencia es positiva y estamos creciendo a más velocidad que el resto de España, debemos ser prudentes y seguir trabajando. Y no se trata solo de crear empleo, sino de que sea digno y de calidad.

Málaga, punta de lanza

Málaga es punta de lanza para ganar el futuro. Y su empuje en el conjunto de Andalucía es hoy más necesario que nunca. Queda mucho por hacer, y sois cruciales en ese cambio de rumbo, estructural en lo económico y de fortalecimiento en lo social.

Un modelo económico capaz de seguir modernizando los sectores tradicionales a través de la I+D, a la vez que impulsamos los emergentes. Sectores como el turismo, la agricultura, las nuevas tecnologías o las energías renovables no se entienden sin la aportación de Málaga: ejemplo de transformación y dinamismo. En la provincia de Málaga las exportaciones crecieron en 2016 un 20%, hasta alcanzar los 1.042 millones de euros y el paro ha descendido casi un 8%. La Costa del Sol ha cerrado el año récord histórico en turismo, alcanzando los 12 millones de visitantes, un 10,3%.

En estos años de democracia hemos avanzado como pueblo, crecido como autonomía y convergido como europeos. Tenemos potencial para crecer a más velocidad, capacidad de trabajo, estabilidad política y confianza de los inversores. Estos son los mimbres necesarios para seguir ganando el futuro, poniendo en el centro de nuestras políticas a los andaluces y andaluzas.

La solidaridad, el talento y la excelencia son señas de identidad de un pueblo andaluz al que nadie le ha regalado nada. Por eso, esta fecha nos reafirma nuestra confianza en el progreso y en el Estado del Bienestar, porque ese es el legado que queremos dejar a nuestros hijos e nietos.

Este 28 de febrero es un día de celebración en Andalucía, pero también de levantar la cabeza para seguir mirando al futuro con valentía, sabedores de que tenemos que seguir luchando por la igualdad y la continua mejora de esta tierra.

Feliz Día de Andalucía

*Díaz es presidenta de la Junta de Andalucía