Se llama Pedro y me paró por la calle uno de los muchos fines de semana que suelo pasar en mi casa de Málaga con mi familia. Aquel hombre, jubilado hace años, tomaba café en una terraza en Calle Fajardo y, al pasar yo a su lado, me tomó del brazo y me acercó hacia él.

-Juanma, ¿cuándo vamos a tener otro gobierno en Andalucía? -me preguntó.

No era la primera vez que alguien me hacía esa pregunta y, pese a ello, tampoco era la primera vez que me quedaba en silencio unos segundos, confieso que a veces con la mente en blanco. Porque, ¿quién conoce el futuro?, ¿quién puede contestar con certeza una pregunta sobre algo tan etéreo como lo que está por venir?

Debió de ser mi silencio más largo de lo habitual porque Pedro se me adelantó.

-Es que yo no quiero morirme sin ver un gobierno distinto en mi tierra, Juanma.

En esas circunstancias es difícil encontrar las palabras que reconforten a un hombre mayor que te recuerda al padre que perdiste y alberga en su interior una ilusión compartida por cientos de miles de andaluces. Así que no encontré otra forma de responderle que pedirle confianza en el PP y en nuestro proyecto, que no es sólo mío, sino de todo un equipo de personas preparadas para tomar las riendas de nuestra tierra cuando así lo decida el pueblo andaluz.

La gran fuerza que mueve al PP Andaluz es creer que una Andalucía mejor es posible, una Andalucía con más empleo, con más oportunidades para los jóvenes y para los emprendedores, una Andalucía que proteja a los más desfavorecidos y a los más vulnerables, con una sanidad pública digna, con una educación de primer nivel, a la altura de una tierra que ha visto nacer a genios como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez, Pablo Picasso, Pepe Espaliú, Andrés de Vandelvira, Carmen de Burgos, Manuel de Falla, María Zambrano, Emilio Lledó, José Manuel Caballero Bonald o Antonio Banderas… una tierra que apueste por el talento y el desarrollo personal de sus habitantes como mejor garantía de su futuro colectivo.

Andalucía ha progresado en los últimos cuarenta años, como lo ha hecho España, como lo han hecho los países y regiones de nuestro entorno y de Occidente. Nuestra calidad de vida y nuestro nivel de bienestar se han incrementado desde entonces; esa es una cuestión de la que nadie debe dudar. ¿Pero lo hemos hecho al mismo ritmo que el resto? Y, algo muy importante, ¿hemos progresado de acuerdo con nuestro verdadero potencial?

Yo estoy convencido de que no. Andalucía tiene la mejor materia prima para convertirse en una región líder. Tiene un patrimonio histórico y cultural sobresaliente, una costa que toda Europa ha convertido en sinónimo de vacaciones y descanso, unos pueblos de interior sorprendentes, unas ciudades modernas y pujantes y unas tradiciones antiguas y hermosas. Y, sobre todo, tiene a la mejor gente, andaluces valientes que hacen frente cada día a los obstáculos del destino, trabajadores fieles, honestos, emprendedores y generosos. Pero esa materia prima lleva años desaprovechada, abandonada a su suerte por unos gobernantes autonómicos egocéntricos que piensan que el mundo, que Andalucía, se termina allí donde empiezan sus intereses personales. Andalucía, definitivamente, no ha tenido suerte.

Cambiar este escenario no será fácil. A menudo pienso en cuántas cosas habremos de hacer cuando, como desea Pedro y cada vez más andaluces, el PP Andaluz alcance el gobierno de la Junta. Será necesario ordenar la Administración para que funcione a pleno rendimiento pero sin el más mínimo derroche. Habrá que garantizar una sanidad pública realmente igual para todos, se viva en una gran ciudad o en un pequeño pueblo de la Sierra Norte de Sevilla o de la costa almeriense.

Tendremos que hacer cosas aparentemente tan básicas y que hace años deberían estar superadas como garantizar el derecho constitucional de los padres y madres a elegir el modelo educativo que prefieran para sus hijos. Habrá que crear una estructura fiscal que garantice los ingresos necesarios pero que no esquilme la economía de las familias. El impuesto de sucesiones y donaciones, que trata a los andaluces de manera injusta y los hace desiguales a muchos miles de españoles, pasará a la historia con un gobierno del PP.

Será también el PP el que apueste por convertir Andalucía en un polo de referencia para la innovación. En la investigación y en la transferencia tecnológica desde los laboratorios a las empresas reside el secreto del éxito de economías a las que miramos como referencia. ¿Por qué no aspiramos a ello si de Andalucía emigra cada día ese talento a países del Centro y el Norte de Europa, un talento que atesoran jóvenes bien formados que no encuentran aquí las oportunidades que merecen?

Hay muchas cosas que mejorar en Andalucía y nos rebelamos contra aquéllos que hacen causa del inmovilismo con tal de procurarse su propia comodidad. Nuestra tierra está cargada de posibilidades y lo que tenemos que hacer es extraerlas y aprovecharlas.

En el PP Andaluz no tenemos miedo a esa responsabilidad. Ni pizca de miedo. Tenemos ilusión, esperanza y ganas de trabajar. Unas ganas enormes. Y tenemos un equipo preparado, capaz y entregado. Somos como es Andalucía: honestos, fieles, apasionados. Pedro, mi viejo amigo Pedro, lo sabe y por eso tiene la ilusión de que pronto un gobierno del PP dirija esta nave, ahora con un rumbo incierto, a las aguas tranquilas del progreso, el bienestar y la igualdad social.

Para alcanzar ese objetivo no basta con mi esfuerzo personal. Ni siquiera es suficiente con el trabajo arduo y el empeño ilusionado de los cientos de alcaldes, concejales y diputados del PP Andaluz, ni con la voluntad encomiable de sus afiliados. Para alcanzar esa meta necesitamos el apoyo mayoritario de los andaluces. De los que nos han votado siempre, de los que en algún momento dejaron de votarnos y también de los que, sin compartir al ciento por cien nuestros principios, se han dado cuenta de que sólo un partido centrado como éste será capaz de sacar adelante esta empresa singular: devolver a Andalucía lo que necesita, lo que nunca debió perder, a lo que tiene derecho. Lo que realmente merece. En eso creemos y lo vamos a conseguir.

*Moreno es presidente del Partido Popular de Andalucía