La celebración del 28 de febrero supone una buena ocasión no sólo para reafirmarnos en el hecho autonómico, sino también para hacer un balance de nuestra situación y de las expectativas que el futuro depara para nuestra tierra.

2016 fue un año muy complejo para todos. La agenda electoral acaparó no sólo los debates, sino también los esfuerzos de muchas organizaciones y personas, generándose una situación de interinidad e inestabilidad, multitud de veces comentada desde las organizaciones empresariales, que no invitaba a la inversión al condicionar en exceso las decisiones de inversores, empresas y familias.

En ese contexto, tanto la actividad política, como la propia dinámica social, nos hicieron percibir que estábamos ante una Andalucía desactivada, en la que tímidamente comenzamos a mejorar en datos de empleo y creación de empresas, pero sin que hubiera un contexto que invitara a un optimismo a más largo plazo.

Afortunadamente, 2017 se ha iniciado en otro contexto mucho más favorable. Andalucía vuelve a recuperar el pulso, con una agenda política, económica y social en desarrollo, con independencia de la valoración que cada uno pueda hacer del contenido de la misma.

La Andalucía que se presenta este 28 de febrero es una comunidad que continua con su tímida recuperación económica, en la que el empleo sigue siendo la máxima preocupación. Los datos de los doce últimos meses reflejan una situación más positiva del mercado de trabajo, ya que nos encontramos con un 8,2% menos de parados, un 3,21% más de afiliados a la Seguridad Social y se han firmado más contratos, tanto en general, un 20,64%, como indefinidos, un 21,94% más.

También se ha incrementado el número de empresas, con 8.400 nuevas empresas inscritas en la Seguridad Social, cuyo empleo asociado creció un 4,3% (75.000 empleos), y 8.600 nuevos autónomos en el último año, en un proceso de activación del emprendimiento, de la creación de empresas, en nuestra comunidad al que no resulta ajeno el interés y el esfuerzo que vienen desarrollando la Confederación de Empresarios de Andalucía, y sus organizaciones miembros, con una programación específica en esa materia.

Políticamente, se han dejado los proyectos electorales y se han sustituido por proyectos de gobierno, que es lo que realmente interesa a la ciudadanía y especialmente a las empresas.

No obstante, estas actuaciones políticas no pueden ser una coartada para la hiperregulación, que igualmente tantas veces se ha denunciado desde las organizaciones empresariales; ni una carrera entre administraciones, por ver quién es capaz de crear más cargas impositivas y administrativas a las empresas.

El sector privado, clave

La agenda de los distintos gobiernos debe centrar su actividad en la modernización de la administración, la mejora de la regulación económica y la recuperación de la actividad empresarial, teniendo el empleo como el principal objetivo compartido por todos. Todo ello además, en un escenario de estabilidad política, ausencia de inesperadas convocatorias electorales y de continua exigencia efectiva en la aplicación y extensión del imperio de la ley, sobre todo ante los continuos desafíos secesionistas y sobre los efectos perjudiciales que la denominada corrupción ha generado en algunos ámbitos de nuestra sociedad.

Por parte de CEA, seguimos con nuestro compromiso de facilitar y participar activamente en la resolución de problemas, gestionando los intereses de nuestros asociados.

En ese sentido, adquieren plena vigencia acuerdos como el Pacto Andaluz por la Industria, recientemente firmado, en el que avalamos una hoja de ruta determinada, conjuntamente con las centrales sindicales, para favorecer el desarrollo de un sector que es determinante para nuestro futuro, como es el industrial. Igual hemos realizado en este último período en materia urbanística, también en relación a las cláusulas sociales y ambientales en la contratación de la Junta de Andalucía.

Somos conscientes que estos procesos de planificación y acuerdos suponen en muchas ocasiones una manifestación de deseos compartidos, que en ocasiones son difíciles de llevar a efecto, pues la propia dinámica política e institucional a nivel nacional e internacional incorpora elementos que complican la efectividad de lo acordado. En este sentido, resulta evidente el impacto que sobre los objetivos de la Estrategia Industrial, por ejemplo, tienen la forma y el período en que se desarrolle el Brexit, aún ni tan siquiera solicitado formalmente; o la intensidad del nuevo conflicto de los estibadores, que igualmente está en sus inicios; o la política global de los Estados Unidos de Trump, que también vive sus primeros meses de ejercicio.

Más allá de esos acuerdos, las organizaciones continuamos con la promoción y defensa de aquellos temas que consideramos estratégicos para el desarrollo de la empresa en Andalucía. En tal sentido, resulta fundamental promover la armonización fiscal en todo el territorio español y seguir insistiendo en una política de unidad de mercado, garantizada legalmente, tanto por normas estatales, como autonómicas, pero que debe aún ser reforzada y puesta en marcha en diferentes sectores de actividad económica.

Asimismo, es necesario tener en cuenta que Andalucía se ha reactivado también parlamentariamente. Hoy día el Parlamento, ante la ausencia de una mayoría permanente, ha generado un modelo de toma de decisiones que debe aumentar la necesidad de consenso, lo cual es positivo en la medida que contribuya a mejorar la calidad de nuestra producción legislativa, que hay que recordar no se debe medir en términos cuantitativos, sino siempre en parámetros cualitativos.

A todo este proceso de activación social no son ajenas las organizaciones empresariales y, especialmente, en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía, la Confederación de Empresarios de Andalucía, que en el último período ha adquirido un mayor nivel de protagonismo.

CEA ha mantenido con firmeza su hoja de ruta representativa, reafirmando su fortaleza y la unidad empresarial, con iniciativas tan interesantes, como la integración de la organización de autónomos, ATA Andalucía, en su base asociativa.

Fortaleza y unidad que se manifiesta en la capacidad de interlocución con la sociedad, especialmente, con la administración de la Junta de Andalucía y con el Parlamento Andaluz, participando sustantivamente en la conformación de los proyectos legislativos en los que está trabajando la Junta de Andalucía. Denunciando aquellas cuestiones que consideramos colisionan frontalmente con elementos que faciliten la competitividad de nuestras empresas, y apoyando y consensuando aquellas otras que entendemos pueden tener una traslación positiva en el futuro empresarial de la Comunidad.

2017 es un año en el que Andalucía necesita estar más activa. Empresarial, social, política, económica, asociativa y parlamentariamente existen elementos que avalan esa afirmación. Pero esa actividad tiene que traducirse en más competitividad, más empleo, y más y mejores empresas, con mayor número, dimensión y capacidad competitiva.

Ese debe ser el gran reto. Un reto que debe presidir la celebración no sólo del día de Andalucía, sino de toda la política que se desarrolle en nuestra Comunidad. Una Andalucía en la que la empresa, es la solución.

*González de Lara es presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) y de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA)