­A veces, ser demasiado inteligente puede ser un problema. Los alumnos con altas capacidades también necesitan una atención educativa especial. Según las estadísticas internacionales, entre un 2% y un 4% de la población escolar puede tener sobredotación intelectual. Un diagnóstico precoz es fundamental para conseguir un correcto desarrollo de la persona. El colegio es clave. Y la familia. Por ello, los equipos de orientación ya trabajan con los escolares de cinco años, cuando todavía están en Infantil, para saber si son superdotados y ofrecer una atención de acuerdo a sus necesidades, desde Primaria.

La población escolar con alta capacidad intelectual censada en Málaga ronda el millar. En pocos años se ha multiplicado, gracias, sin duda, a las distintas estrategias puestas en marcha por la Consejería de Educación para hacer visibles a estos alumnos.

Quien es superdotado y no recibe una atención específica en clase, puede ocultar sus virtudes con bajos rendimientos académicos, sencillamente porque se aburre en clase. Un alumnado diverso requiere, inevitablemente, respuestas educativas diferenciadas que permitan el máximo desarrollo del potencial de aprendizaje que cada una y cada uno presenten y que posibiliten la universalización del éxito escolar.

Un niño es superdotado cuando confluyen en él tres conjuntos de características inseparables: inteligencia, creatividad y motivación. Se da por buena así la teoría de los tres anillos, promulgada a principios del siglo XXI por el doctor Joseph Renzulli, uno de los mayores exponentes en la materia. Por tanto, no sólo se trata de poseer un coeficiente intelectual superior al común de los mortales.

Diferencias

La Junta de Andalucía también hace una distinción, en función de los perfiles. De este modo, existen los alumnos con sobredotación intelectual, es decir, aquellos que disponen de un nivel elevado (por encima del percentil 75) de recursos en capacidades cognitivas y aptitudes intelectuales como razonamiento lógico, gestión perceptual, gestión de memoria, razonamiento verbal, razonamiento matemático y aptitud espacial, acompañado de una alta creatividad, igualmente por encima del percentil 75.

También están los alumnos con talentos complejos, que son aquellos con una elevada capacidad (por encima del percentil 80) en tres o más capacidades cognitivas. Y los alumnos con talentos simples, es decir, los que muestran una elevada aptitud o competencia (por encima del percentil 95) en un ámbito específico.

El porcentaje de la población escolar con sobredotación intelectual puede aumentar hasta el 8% si se incluye al alumnado que presenta diversidad de talentos.

En cualquier caso, la alta capacidad intelectual no es una entidad estática ya finalizada sino que hay que comprenderla como un proceso evolutivo dinámico que lleva implícito el desarrollo potencial. Esto implica que no todas las potencialidades se manifiestan a edades tempranas, ni todas las precocidades culminan en altas capacidades intelectuales. En cualquier caso, como forma de diversidad del alumnado, la precocidad debe ser atendida por lo que puede llegar a ser.

El propósito de la identificación de este alumnado no es etiquetar sino ofrecerle una respuesta ajustada a sus necesidades educativas. Las actuaciones de la Consejería van encaminadas también a disminuir el tiempo de respuesta en cuanto al diagnóstico y la intervención, aumentar el entendimiento y la colaboración con las familias, ayudar a eliminar los prejuicios, contribuir a la formación del profesorado y aumentar la sensibilidad hacia el entendimiento de las altas capacidades intelectuales.

Y la familia juega un papel fundamental. Los padres son los primeros que pueden detectar que sus hijos tienen sobredotación intelectual y altas capacidades, ya que los niños superdotados suelen tener un perfil común, son precoces para andar, hablar y leer. Su curiosidad parece no tener límites. Estas características comunes pueden servir a las familias para conocer rápidamente si están ante un caso de sobredotación intelectual en casa. Son niños muy maduros para su edad. Por ello, les preguntan en los test, que tienen que rellenar al final del curso y antes de abandonar la etapa de Infantil, por asuntos relativos a su contancia, su memoria, su sensibilidad los problemas dde los demás, su curiosidad o su interés por asuntos trascentenes como la justicia, la muerte o la religión.