La polvareda aún no ha terminado de asentarse. Unos se deshacen en explicaciones y otros prefieren mantener viva una polémica que puede tener repercusiones electorales. Las palabras de la exministra Isabel García Tejerina, menospreciando a los niños andaluces y su nivel educativo, han generado incluso el rechazo de sus compañeros de partido en Andalucía. Para tener amigos así... Flaco favor hacen los populares a su candidato Juanma Moreno, que estará rezando por que no vuelvan a abrir la boca para criticar, al menos así, la gestión de Susana Díaz al frente del Gobierno de la Junta. Pero más allá de la controversia, las desafortunadas declaraciones de Tejerina pueden ser fácilmente desmontadas, con datos objetivos en la mano.

Según dijo en TVE, los niños de ochos años de Castilla y León saben lo mismo que los de diez años de Andalucía. La comparación tiene lagunas importantes e, incluso con sus matices, son injustas. Así lo cree la delegada territorial de Educación en Málaga, Patricia Alba, para quien estas declaraciones «suponen una falta de respeto y una descalificación a la magnífica labor del profesorado andaluz».

«La señora García Tejerina es ingeniero agrónomo de profesión, y no posee ninguna experiencia conocida ni docente ni de gestión educativa, por lo que sus opiniones en materia educativa carecen de interés», asegura Alba, restando autoridad a la apreciación de la popular.

Lo que no tuvo en cuenta la dirigente del PP es que solo la población escolar en Andalucía es de más de 1,8 millones de estudiantes, mientras que todos los habitantes de Castilla León apenas suman 2,4 millones. Es decir, el sistema educativo andaluz es muy complejo, aunque solo sea por sus enormes dimensiones.

Tejerina recurre a PISA como si este informe de la OCDE fuera el Evangelio. Y no lo es. Es una referencia más que mide las competencias matemáticas, en lengua y en ciencias de los alumnos de Secundaria. Y los alumnos de 10 y 8 años aún están en Primaria. Por ejemplo, el Estudio Internacional de Progreso en Comprensión de Lectura PIRLS pone de manifiesto que el alumnado andaluz de 4º de Primaria (10 años) mejora en 10 puntos su comprensión lectora, equiparando a los escolares andaluces con el alumnado del resto del país, superando a los de Cataluña o el País Vasco, así como con el de otros países como Portugal, Israel y Bélgica; y se sitúa por encima de Francia, Noruega y Nueva Zelanda.

«En Secundaria hemos bajado más de diez puntos en la última década, manteniendo y ampliando programas para la equidad y la igualdad», agrega la delegada , que cita las becas Baso o la 6.000, con las que muchos alumnos reciben el estímulo de continuar con sus estudios superiores.

Tejerina tampoco ha tenido en cuenta el nivel de partida de Andalucía, con elevadas tasas de analfabetismo aún en la década de los 70 del pasado siglo. Razones socioeconómicas objetivas de vulnerabilidad, que inciden en la educación. Tampoco ha reparado en la fuerte presión migratoria que soporta la comunidad autónoma. A Castilla y León no llegan pateras, por ejemplo. Estos niños son escolarizados en centros docentes andaluces, son atendidos, tienen que adaptarse a una nueva lengua y a una nueva cultura y sus notas, también tienen su repercusión en la media. «La picaresca también existe en la educación y la conocemos todos. En Madrid, el informe PISA no se hace en todos los centros o ese día, el alumnado inmigrante está enfermo y curiosamente falta a clase. Si tu comunidad autónoma tiene de todo, los resultados varían porque no tienes un sistema elitista ni segregador», señala de forma contundente Pilar Triguero, portavoz de la federación de asociaciones de padres y madres de la provincia FDAPA.

Desde su punto de vista, además, la posibilidad de convivir con alumnos de varias nacionalidades «enriquece nuestra escuela. No es un hándicap». «Mis hijos se han educado en un colegio público con alumnos de 30 nacionalidades, con inmigrantes, con gitanos... y han sido niños de sobresaliente, en un colegio y en un instituto de su barrio y han ido con matrícula a la Universidad», explica.

Volviendo a PISA, resulta llamativo que García Tejerina compare a los alumnos de Castilla y León con los andaluces y no con los canarios, extremeños, murcianos o ceutíes y melillenses, que en función del área de la educación analizada, salen peor parados. «Porque es más de lo mismo. Utiliza datos sesgados de un informe que no es representativo», dice Triguero. «Las palabras pueden ser desafortunadas, lo malo es que lo llevan interiorizado. Solo expresas ese tipo de opiniones si realmente es lo que piensas», se lamenta.

Triguero señala que en los Premios Nacionales de Bachillerato, «los alumnos andaluces arrasan, hasta el punto de traerse la gran parte de los premios». En concreto, cinco de los 15 galardonados este año por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte estudian en institutos públicos de Andalucía. «Y ahí están también nuestros programas europeos donde estamos muy bien valorados», agrega la representante de FDAPA, quien asegura que «no se pueden consentir este tipo de insultos, porque estás insultado a toda la comunidad educativa, a los niños, a sus familias y a los profesores. «Si quieres políticamente meterte con tu rival, no utilices a los niños», concluye.comunidad andaluza supera los 1,8 millones de alumnos, cuando todos los habitantes de Castilla y León apenas suman 2,4 millones.