El rival a batir, sigue siendo Susana Díaz. La líder del PSOE sale airosa en todas las encuestas que predican poco lugar para la innovación en Andalucía. En el PP repite como candidato Juanma Moreno. En 2015 era cascarilla, ahora se juega su futuro político. Teresa Rodríguez quiere disputarle la hegemonía de la izquierda al PSOE. Juan Marín, haciendo un salto a la inversa, ahora se presenta como un férreo opositor al PSOE y quiere liderar el cambio en la Junta

Susana Díaz

La gran rival a batir

­«Ella se viene arriba en campaña, todo lo contrario». Es lo que contesta una de las personas que forman parte del círculo más cercano de Susana Díaz, cuando se le interpela sobre la aparición de cansancio en la candidata del PSOE a la Junta de Andalucía. Entonces, llevaba a sus espaldas dos semanas de carrera electoral. Como una mantis, aseguran de ella, se nutre de la energía de la calle. Un paseo con Díaz puede poner a prueba la paciencia de cualquiera y resume a la perfección cómo es su perfil político, basado en una relación estrecha con el ciudadano. Cada paso, en su caso, puede suponer un esfuerzo titánico. En Marbella, en el acto que celebró junto a Pedro Sánchez, a pesar de asesores y personal de seguridad de La Moncloa braceando para evitar accidentes y pidiendo a la gente un poco de tregua y de oxígeno, no se quedó tranquila hasta repartir el último beso. Muy de aliento cercano, no duda en atender a cualquiera que se le aproxime. Los taxistas son los que más dolores de cabeza le han dado en esta campaña que tocó a su fin este viernes. Finalizó la carrera electoral, si es que estas cosas acaban alguna vez, con el claro objetivo de sacar un resultado electoral que refuerce su voluntad de gobernar en solitario. En su mundo ideal, sin bloqueos, sería presidenta en enero. La tapa abierta de su pasado más reciente ya parece superado. Su intento de ganar las primarias para hacerse con la secretaría general del PSOE a nivel nacional no le ha pasado una factura aparente, por mucho que sus rivales hayan jugada la carta de Andalucía como segundo plato. No por conocida, la batalla le resultará más sosegada. Sobre sus hombros, la presión de llevar al partido que siente suyo a una insólita hegemonía de 40 años en Andalucía. Asumió el cargo por primera vez con el respaldo directo de las urnas en 2015. En la primera semana de campaña se ha centrado netamente a hablar de Andalucía y de expandir alegrías y sonrisas. En la segunda, hubo un punto de inflexión, cuando se presentó como dique de contención de la derecha. Cuando el PSOE, allá por principios de siglo, empezó a hartarse aparentemente de la pana de Suresnes, ella sigue reivindicando que su partido sigue siendo tan útil para la gente ahora, como ya lo fue entonces. Una autodefinición suya, por favor: «Los andaluces saben lo que tengo, donde vivo y donde voy a dormir».Juanma Moreno

Atrapado en la última ocasión

­Cuando la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal y el, por entonces todavía presidente del partido en Andalucía, Juan Ignacio Zoido, compartieron mesa con José Luis Sanz en un conocido hotel de Sevilla todo parecía claro. Sanz, que ocupaba la secretaría general de los populares andaluces como segunda espada del partido, se haría con las riendas, una vez que Zoido habría tomado la decisión de dar un paso atrás y centrarse en la alcaldía de la capital hispalense. Al final, Rajoy respaldó oficialmente la candidatura de Juanma Moreno para liderar la formación. ¿Pero quién es Juanma Moreno? Llegó a Andalucía como el gran desconocido. Él mismo se encargó de repetir en numerosas ocasiones que era «el nuevo», aunque iniciara su carrera política en 1995. Resultó elegido concejal de Juventud y Deporte en el Ayuntamiento de Málaga con Celia Villalobos al frente y respaldó oficialmente la candidatura de Juanma Moreno para liderar la formación. En las últimas elecciones de 2015, gozó del estatus de cascarilla. Era un recién llegado y la derrota se le iba a perdonar. En estos tres años y medio se ha erigido en el principal opositor de Susana Díaz, a la que acusa de estar al frente de «un régimen socialista». La presión con la que acude en esta ocasión a las urnas es mayor que en 2015. En la carrera nacional del PP, apoyó a caballo perdedor, es decir Soraya Sáenz de Santamaría. Los procesos electorales ejercen de pegamento y mantienen unidos a los partidos. El problema viene el día después. Moreno confía en el milagro de sumar con Ciudadanos. Un mal resultado pondría en duda su futuro político. La mano de los casadistas ya se ha hecho notar en la lista del PP por Málaga, que es también la que él encabeza. Su máximo énfasis lo ha puesto esta campaña en su BMI, que viene a significar «bajada masiva de impuestos». Moreno es cercano y amable en el trato. Gana en las distancias cortas. Le gusta cantar, como demostró durante la campaña. Una campaña que ha estado marcada, eso sí, por la presencia masiva de Pablo Casado. Para que el respaldo siga siendo el mismo, necesita resultados.Teresa Rodríguez

La izquierda inédita

­Cuando Teresa Rodríguez habla del pasado político de Andalucía, le gusta referirse a él como una «imagen en blanco y negro». Deja entrever que esta joven gaditana, que nació en Rota en 1981, se siente representante de una nueva era, que está llamada a cambiar la forma de hacer política como se había entendido hasta ahora. Su relación con la política es algo vocacional. Fue militante de Izquierda Unida y miembro de la corriente interna llamada Espacio Alternativo. En 2008 abandonó IU junto con los militantes de Espacio Alternativo, que se transformó en Izquierda Anticapitalista. Especialmente celosa de su vida privada, no dudo en denunciar a TVE al Consejo Audiovisual por la difusión de una foto falsa, en la que supuestamente aparecía haciendo nudismo por la playa. Muy sensibilizada con los movimientos feministas, confesó que de pequeña pidió a su madre una cocinita, y que ésta no se la compró con el argumento de que cuanto más estudiase menos tendría que pisarla de mayor. Tras probar los sinsabores de una política que considera demasiado lejana, como le pasó en Bruselas, ahora lidera una coalición inédita: Adelante Andalucía. Su pasado por IU y su buena relación con Antonio Maíllo, su número dos, le han hecho encajar como un guante en su nuevo proyecto. Divididos no se puede. Esa es la principal lección que ha sacado de sus últimos tres años y medio en el Parlamento de Andalucía. Rodríguez ha sido muy dura con Susana Díaz, a la que acusa de formar parte de esa izquierda de champán, desideologizada y curtida más en la lucha interna que en la propia lucha de la calle. Pueden saltar chispas en un futuro. No habrá gobierno de coalición. No lo quieren ni Rodríguez ni Díaz. Es una férrea defensora de sumar todas las fuerzas posibles. Procesos acumulativos y de desborde le gusta llamarlos. Mantiene una relación de cierta de tensión con su partido, Podemos. Asegura que tiene un futuro por delante, pero quiere que haya muchos Adelante Andalucía para los futuros procesos municipales. En realidad, Rodríguez ha sido militante toda su vida. Antes de formar parte de Podemos, ya probó estuvo en IU. Finalmente, será la primera integrante de Adelante Andalucía en liderar a la coalición en su estreno antes las urnas. La lucha, como ella la dibuja, está entre la izquierda que representa Susana Díaz (el susanismo) y la que representa Adelante Andalucía, dispuesta a romper con lo establecido.

Juan Marín

El hombre afable

­Con las encuestas en mano, Juan Marín ya no es el gran desconocido que era cuando se presentó por primera vez como candidato al Parlamento por Ciudadanos. La primera vez que la formación naranja rascó algo fuera de Cataluña, fue con él al mando. Su conocimiento superaba levemente el 20 por ciento. Ya no se conforma con protagonizar la gran sorpresa, como sucedió en 2015. Ciudadanos ha ido subiendo sucesivamente en las encuestas y ahora anda entre los 20 y 22 escaños. Esto supondría doblar los resultados obtenidos. Ha pasado de ser una político leal con Susana Díaz, ha convertirse durante esta campaña en su principal azote. Ha pasado de asegurar que Díaz es de fiar a proclamar que lo incumple todo. Los vaivenes no parece que le hayan pasado factura. Impulsados por la fuerza motriz de Albert Rivera e Inés Arrimadas, Ciudadanos quiere seguir nutriéndose del votante del Partido Popular. Marín nació en Sanlúcar de Barrameda en 1962, localidad en la que ha ejercido hasta ahora como primer teniente de alcalde en coalición con el PSOE desde 2011. De ahí los constantes ataques del PP, que aseguran que Marín estaría dispuesto a extender el pacto a toda Andalucía. Actualmente dirige el área de Promoción y Desarrollo de ciudad y es delegado de Fomento. Casado y con dos hijos, ha tocado diferentes palos en el mundo laboral. Desde entrar en el negocio familiar de joyería y relojería, hasta ser técnico de voleibol. Sobre la rumorología de los pactos, Marín ha asegurado que su formación está dispuesta a todo, menos a pactar con el PSOE. Marín destaca por su trato afable, que se aprecia cuando se entra en las distancias cortas. Donde más disfruta, asegura, es corriendo por sus playas de Sanlúcar. En el PSOE le acusan de tener las manos atadas por Rivera. «Quien te ha visto y quien te ve», resume Susana Díaz sobre este cambio de actitud. Su palabra para futuros pactos postelectorales con el PSOE la ha hipotecado por todo lo alto. Antes, así lo dijo, dejaría su escaño. Aunque Marín ya lleva tiempo en política, se reivindica con vehemencia contra la figura del político profesional. Sabe, según subraya, a la perfección lo que es levantar las persianas de un negocio.