Cuando se anunció que el pleno de investidura de Juanma Moreno iba a celebrarse este martes se empezaron a despejar las agendas. Un hecho que fue rápidamente detectable al llegar a las inmediaciones del Parlamento de Andalucía. El viaje de Málaga a Sevilla es agradable y se llega antes si uno elige ir por autopista. Algunos iban con verdadera expectación, disfrutando de esa sensación que da el haberte desquitado de una resignación histórica. Otros, menos, pues nunca hay en el mundo dos mitades perfectas y siempre se distingue entre ganadores y perdedores. Poco después de las diez de la mañana, hacían su aparición los primeros medios de comunicación. No costaba mucho distinguir a aquellos que llevan lustros cubriendo la información parlamentaria de los que venían llamados por lo que se ha calificado de gran acontecimiento histórico para esta comunidad. Por mucho que adoptaran ese aire de suficiencia que da el simular saber hacia dónde vas aunque luego acabes en el cuarto del conserje. Porque una de las cosas que se intentan dejar atrás cuando se va a Sevilla es a la provincia, pues es curioso como tira la capitalidad cuando ya se está sobre el terreno y se respira un maridaje perfecto y sublime que parece flotar en el aire: la mezcla entre tradición popular y la representación del poder político. O, quizá, sea en realidad el poder a secas y en su máxima expresión, pues no eran pocos los empresarios que se pasaron ayer. El malagueño Javier González de Lara para empezar. «Aquí es donde está la chicha», comentó alguien acostumbrado a moverse con soltura en los largos pasillos que atraviesan y dividen lo que antaño era un hospital. Para los que no están acostumbrados, la primera impresión es la de estar en un confuso laberinto de Creta, pero en su versión andaluza. Hay que pasar un control y una detector metálico. Luego otro control y otro detector metálico para acceder al interior.

Quedaban todavía tres horas para que el Parlamento se convirtiera en un lugar sitiado. Bulla feminista. Pancartas y polémica con los autobuses fletados por el PSOE. Hubo una amplia representación de cargos malagueños para sumarse a las movilizaciones. Fuensanta Lima liderando una pancarta que rezaba «Contra la violencia hacia las mujeres». Mucho predominio del color morado en general y colapso de tráfico incluido para desesperación de algún que otro conductor. Teresa Rodríguez calificó la manifestación de hermosa. Para los de Vox allí estaba la turba alcanzando altas cotas violentas y antidemocráticas. Pero mucho antes que eso estaba la llegada al hotel. Muchos preveían que iba a ser un follón y por eso decidieron alojarse en el hotel Exe Macarena, que está justo enfrente del Parlamento. Ana Mestre fue de las más prevenidas e hizo el check in a primera hora de la mañana. Preguntada por si se le estaba poniendo cara de consejera de Sanidad hizo como si no hubiera escuchado nada y pasó a saludar cariñosamente a Carmen Crespo. El PP se había hecho con muchos cuartos y una cara muy conocida ya vaticinaba que iba a ser una noche muy larga. «En un viaje a Madrid acabamos a las seis de la mañana y no me veas». Ya que a uno le va tocar trabajar, que nadie se ponga muy detectivesco. ¿Qué sería la política sin las malas compañías? Aunque las resacas luego hay que dirigirlas pero parece lógico que, de ser tu compañero de partido hoy el presidente de la Junta de Andalucía, hay que brindar por ello.

Se preveía, que tras décadas de encendidas batallas por lograr el poder en Andalucía, a los miembros del PP les iba a costar disimular la alegría. Es duro mostrarse indiferente ante los hitos y la llegada de Moreno, con el peor resultado que haya obtenido nunca alguien del PP en esta tierra, lo es, sin duda. Javier Arenas, que reapareció ayer, se fue por el abrevadero con el doble de respaldo. Así se escribe la confirmación de un nuevo tiempo y de unos nuevos mapas políticos que no hacen más que acentuar la extrema lejanía de las mayorías absolutas en España.

Entre ser presidente de la Junta y el nombramiento de cargos hay una relación explosiva. Hay donde repartir y algunos no reparan en perfilarse. Entre fuentes del PP y encantadores de serpiente tardaron poco en salir a flote algunos rumores sobre personas con ambiciones de pillar algo en un futuro. Entre ellos, los de Manuel Marmolejo y Avelino Barrionuevo. Ambos comparten ahora mismo destino en Madrid. El primero en el Senado y el segundo en el Congreso de los Diputados, pero no son de Pablo Casado, por lo que podrían no repetir en las siguientes listas. Casualidades o no, ambos llegaron de los primeros al Parlamento, en compañía de Ana María Rico. En el primer viaje serio por el poder, España optó por pedir paciencia para Moreno: «Hay que darle un año más o menos para que se noten los primeros cambios». A mejor, se entiende, pero nada que ver con las previsiones salmónicas que hizo la semana pasada Teodoro García Egea, afirmando que el PP iba a hacer en 30 días más por Andalucía que el PSOE había hecho en 36 años. A quien fue difícil retratar hasta que no dio comienzo la sesión de investidura fue a Elías Bendodo. «El jefe está encerrado», dijo alguien del PP de Málaga, señalando una segunda planta del Parlamento, que es donde se encuentra el grupo popular. Bendodo llegó a Sevilla el lunes y estuvo toda la mañana de ayer con el propio Moreno. Con respecto a su futuro político, todo fue hermetismo. Ni los más cercanos a él, eso aseguran, están informados sobre las negociaciones que está llevando a cabo para acabar de perfilar el Ejecutivo. Aunque nadie duda de que tarde poco en hacer las maletas y dar el salto a la política regional. El candidato del PP al Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez, ya se dirigió a él en clave de consejero. La configuración definitiva del Ejecutivo de Moreno, con todos los nombres de los consejeros, se anunciará, previsiblemente, el lunes. Así se aseguró ayer en los pasillos del Parlamento. Aunque es probable que algunos nombres se vayan filtrando antes. La marcha de Bendodo dejará vacante su presidencia en la Diputación. Ana Carmen Mata no le hizo ascos al cargo, ni mucho menos. «Si me lo ofrecen, no voy a decir que no», espetó, no sin hacer luego una mención diplomática al otro aspirante, Francisco Salado. Aunque a éste, puede que le frene el ser alcalde del Rincón de la Victoria. También acudieron Margarita del Cid y Mariví Romero, que compartieron coche con Patricia Navarro desde Málaga.

No se perdió tampoco el día de ayer Francisco de la Torre. Junto a Diego Valderas, fue uno de los más solicitados y saludó con educación. «El alcalde de Málaga es mi debilidad», confesó la presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía, Emelina Fernández. Logró eclipsar a Celia Villalobos. Al entrar Moreno al hemiciclo para pronunciar su discurso, se fundió en un largo abrazo con el alcalde. Francisco Serrano, de Vox, también se dirigió a él. En mayo, puede que tengan que retomar la conversación. Por parte del PSOE, la representación fue más escasa dentro del Parlamento y sí se concentró en el exterior. Acudió Francisco Conejo y también Miguel Ángel Heredia. De las derrotas nacen las victorias. O eso dicen los libros de autoayuda.