Inició su campaña electoral en Málaga, con un chaleco que llevaba impreso en la espalda lo siguiente: «Juanma Moreno presidente». Pocos se lo creían. Apenas dos meses han pasado desde entonces hasta la escena que se dibujó ayer: Rodeado de cámaras, de brazos, de una densa nube de periodistas, entre abrazos y estrechando un mar de brazos. Cada paso, en su caso, un esfuerzo titánico. Así salió Juanma Moreno del Parlamento. En clave de escalinata hacia el poder para recorrer sus primeros metros como flamante presidente de la Junta de Andalucía. Antes había recibido la felicitación de Susana Díaz. Incluso, un beso. Más de 37 años después, con sus consecuentes giros y dramas, la alternancia política llegó a la región. A las 16.56 horas, Moreno obtuvo una mayoría absoluta de 59 escaños. Inimaginable para muchos, antes del pasado 2 de diciembre. Apenas 40 días después gracias a su capacidad por sumar los votos de Ciudadanos y Vox. Si Susana Díaz tuvo que sufrir el castigo de Podemos en 2015 y alargar su investidura, la de Moreno salió rodada. En la puesta en escena de este acontecimiento político, Diego Valderas sugirió que las derrotas había que «tomárselas con deportividad». Fue, quizá, el principal elemento estabilizador para el PSOE que se pronunció durante estas dos jornadas que ha durado el proceso de investidura para consagrar a Moreno, y que ha servido para poner todos los focos sobre Andalucía, con una atención mediática insólita hasta el momento.

Carmen Crespo advirtió de una normalización de la convivencia entre el Gobierno del PP y Cs en el Parlamento y las protestas en la calle. Pero la jornada en Sevilla empezó mucho antes. Esta vez bajo un cielo que sí se puso caribe, pero que no sirvió, sin embargo, para elevar la temperatura que seguía gélida. «En Sevilla no hace frío, se pasa frío», precisó Javier Fernández, en plena fase de hacerse a la oposición y a punto de dejar la Consejería de Turismo.

En la delegación malagueña del PP hubo una mezcla entre cansancio e ilusión. Patricia Navarro compartió mesa con Margarita del Cid. Carolina España y Mariví Romero en la de al lado. Quejas sobre la mala insonorización de los pasillos: «¡En este hotel hace mucho ruido! Qué mal he dormido esta noche».

A las 10.00 se estrenaba Vox. La intervención de Francisco Serrano generó menos expectación que la de su líder Santiago Abascal, que hizo una fugaz aparición. Dio un canutazo para repetir que los medios de comunicación contribuyen a la manipulación y situó las protestas feministas «cercanas al terrorismo callejero». Aguantó lo que duró la intervención de Serrano y abandonó el Parlamento para no aparecer más. Los cortes en los telediarios ya se habían garantizado. Apenas ni siquiera hizo un gesto cuando Fran Hervías le pidió paso. Quizá por considerarle demasiado afrancesado.

Crónica de una investidura anunciada

Crónica de una investidura anunciada

A falta de una confirmación del futuro Gabinete de Moreno y de conocer la composición de los nombres, Javier Imbroda, ataviado con un grueso gorro de lana, sí habló abiertamente de su futuro como consejero: «Algo va a caer, sí. Pero no todo lo que se está hablando. Deporte, seguro». Por su bagaje pasado, está convencido de que puede aportar y tirar también de su amplia agenda. Carlos Hernández White, uno de los parlamentarios malagueños que repite en el Parlamento, no se ve en el futuro Gabinete, pero sí se muestra ilusionado: «No pienso en mí, pienso en mi partido. Claro que estamos ilusionados, vamos a entrar en un gobierno por primera vez».

Las incógnitas que rodean el Ejecutivo de Moreno se despejarán, como muy tarde, el próximo lunes. La agenda para el nuevo presidente de la Junta es intensa. Mañana tomará posesión del cargo a primera hora y el sábado acudirá a Madrid a la convención nacional del PP. Anunciará a sus consejeros el lunes y tomarán posesión de su cargo el martes. Entre ellos estará Elías Bendodo. Ayer no se dejó ver en el salón plenario hasta el cruce de intervenciones entre Moreno y Díaz, que fue el plato fuerte de la tarde. Entró acompañado de Teodoro García Egea, dejando claro que está bien conectado con la nueva dirección nacional. Tomó asiento entre García Egea y la esposa de Moreno. Sentado al lado de García Egea, por el otro lado, estuvo José Manuel Villegas. No hubo conversación, sólo un tímido saludo. Pero para saludo frío, el que se dieron Antonio Pradas y José Alfonso Gómez Rodríguez de Celis. En su día, grandes exponentes del sanchismo y del susanismo. Las heridas siguen abiertas. Entre la tribuna de invitados, no estuvo Javier Arenas y sí Rafael Hernando. Éste no abandonó la mirada de su móvil, y eso que tenía a su lado a Marmolejo. Volvió a demostrar que no reniega a la conversación. La representación del PP de Málaga fue amplia. Otra vez. A Ana Carmen Mata se le unió Ana Mula. La alcaldesa no pudo estar el martes por cuestiones de agenda. Francisco Oblaré tampoco quiso faltar. Manuel Barón estaba radiante y anunció por la mañana que iba a haber sorpresas. Le negaron la toma de posesión en Antequera, pero la primera cita oficial de la era Moreno será en su ciudad. El primer Consejo de Gobierno se celebrará en Antequera, tal y como anunció el propio Moreno durante la defensa de su candidatura. José Luis Ruiz Espejo, Francisco Conejo y Javier Carnero. «Los socialistas siempre vuelven», vaticinó Ruiz Espejo. «Nunca nos hemos ido», precisó Conejo. El contador se puso a cero y el Parlamento se vació casi de golpe. Solo quedaban periodistas. Y, quizá, siga protestando en la calle Diego Cañamero.