Vox ha decidido que ya no lo van a ningunear más. Lo decidió su presidente nacional, Santiago Abascal, que agita en la misma coctelera su posición en relación a los presupuestos andaluces con la formación de otros gobiernos de coalición con el PP y Cs en otros territorios. Abascal quiere una foto con Ciudadanos, sentirse apreciado y saber que su opinión cuenta, después de que la formación naranja en Andalucía lleve meses mirando para otro lado y sin nombrar a los ultraderechistas pese a gobernar con su apoyo en la comunidad. Las cuentas de 2019, primer gran proyecto del Gobierno que preside Juan Manuel Moreno (PP), están en el aire después de que Vox presentase una enmienda a la totalidad y haya pedido, expresamente, negociar con el PP-A y con Cs.

Ya lo anunció el lunes la formación de Abascal, al ver las cuentas regionales como «continuistas», mantener las «subvenciones ideológicas» y «los chiringuitos y el amiguismo». El PP pidió que se sentaran a negociar con el Ejecutivo «sin líneas rojas» y las dos formaciones reconocieron este jueves contactos para tratar de que el presupuesto no se convierta en un jarrón chino a punto de estrellarse contra el suelo. Moreno, de hecho, cree que aún hay tiempo hasta la celebración del debate de totalidad del miércoles que viene para alcanzar un acuerdo. Abascal dijo ayer que todo entra en el mismo bombo: las cuentas andaluzas y las negociaciones con Cs y PP en otros territorios (¿Madrid?), aunque pidió hace unos días «no alarmarse» porque el puñetazo de la enmienda «era negociable». No iba a la mandíbula.

La foto que quiere Vox

Vox quiere a Cs en la mesa de negociación, desea una foto con los de Juan Marín, vicepresidente del Ejecutivo, cobrarse la afrenta que sufrieron en las negociaciones para formar Gobierno en diciembre, cuando los populares se sentaron con los ultraderechistas sin mayores problemas pero los de Marín salían de escena silbando discretamente. Este dijo: «Si el único problema que tiene para apoyar estos presupuestos es sentarse con el Gobierno de PP-Cs, si quieren nos sentamos esta tarde». Si bien, consideró que «el problema es si hay una postura que está condicionando otras negociaciones en otras comunidades autónomas o capitales de provincia». El portavoz parlamentario de Cs, Sergio Romero, puso la imagen con una figura certera: «El presupuesto andaluz de este año no se puede canjear por una foto» y dijo que el peso de las conversaciones sobre las cuentas compete al consejero de Hacienda, Juan Bravo (PP-A).

El portavoz del PP, José Antonio Nieto, defiende que «todo el Gobierno tiene que hacer todo el esfuerzo posible» para lograr saltar este listón. Los populares escuchan «sin líneas rojas» las aportaciones de Vox al presupuesto, ya hay, de hecho, negociaciones. Bravo también fue claro: «Van a votar con Podemos y con el PSOE», tras lo que se preguntó si esa coincidencia es querida «por los votantes de Vox». Estos ya dijeron ayer, en palabras del portavoz, Alejandro Fernández: «Sería una irresponsabilidad no estar abiertos a la posibilidad» de retirar la enmienda a la totalidad y reclamó el cumplimiento del pacto de investidura.

Reacciones de la izquierda

El PSOE y Adelante Andalucía han presentado también enmiendas a la totalidad. El portavoz socialista, Mario Jiménez, preguntó a Moreno qué ha puesto sobre la mesa para que Vox dé por perdida esta partida de póquer y pidió al presidente de la Junta y a Marín que no consientan que la autonomía sea «moneda de cambio» en las negociaciones tras las elecciones del 26-M. Antonio Maíllo y Ángela Aguilera, portavoces de la confluencia, creen que las cuentas «son injustas y hacen concesiones a la insaciable ultraderecha» con políticas que, añadieron, «insultan a la memoria histórica y que deterioran la lucha contra la violencia machista».