El nuevo coordinador general de IU en Andalucía, Toni Valero, se arma casi dos meses y medio después de su nombramiento del sentido del humor y la ilusión necesaria para enfrentarse al reto de remplazar a su apreciado Antonio Maíllo al frente de la coalición de izquierdas. Cuando aún late el castigo que llevó a IU a una travesía del desierto tras el 15-M, Valero cree en las posibilidades de la organización y en la evolución de Adelante Andalucía.

¿Cómo está viviendo su nueva responsabilidad ?

Con mucha ilusión. Me estoy recorriendo Andalucía y me he encontrado con una organización que tiene ganas de dar la batalla. Es verdad que es una organización con cierto cansancio porque se ha pasado un ciclo electoral largo, pero la gente tiene ganas y me lo está transmitiendo. Y, en ese sentido, me siento con mucha fuerza para las tareas a afrontar.

¿En qué está notando las diferencias entre ser el secretario de Organización y el jefe regional?

Cuando era responsable de organización, IU afrontó unos debates que supusieron una catarsis. Era el debate de la confluencia. Eran tiempos en los que Podemos tenía poco tiempo de vida, y nosotros no habíamos resuelto lo de la confluencia, todo estaba más crispado. Eran tiempos de incertidumbre. Y esa es la gran diferencia. La incertidumbre de aquel momento respecto a la certidumbre del momento presente. Ahora tenemos una hoja de ruta que va dando sus pasos.

¿Echa de menos a Maíllo?

Muchísimo, aunque con él tengo un contacto que, como mínimo, es semanal. Además, Antonio Maíllo es una persona muy cariñosa. Me gusta hablar con él de la actualidad y siempre me transmite ese apoyo emocional que es imprescindible cuando se trata de echar una mano al otro.

¿Ve un obstáculo o una contradicción en el hecho de que el coordinador andaluz de IU no sea un cargo electo, en el Parlamento por ejemplo?

Siempre he considerado eso como una virtud. Tenemos que intentar, en la medida de lo posible, que nuestros dirigentes políticos no sean cargos orgánicos. Así puedes dedicar toda tu energía a algo en lo que las organizaciones políticas tienen muchos problemas. A insertarse en el conflicto social, construir organizaciones en el territorio y estar con los movimientos que cada día se producen. La tarea que se me ha encomendado la puedo hacer mejor si no tengo la hipoteca parlamentaria, esa tarea en las instituciones que absorben y exigen mucho presencialismo. Ahí hemos ganado. Es algo que han hecho otras fuerzas políticas, como el PNV.

Es partidario de que Adelante Andalucía evolucione y no se estanque en lo que es ahora mismo ¿Por qué opciones cree que pasa el presente inmediato de la confluencia?

Pasa por que eso que se está haciendo bien a nivel institucional, la coordinación entre dos fuerzas políticas, se haga también en otros ámbitos no institucionales. Es necesario que nuestra gente en los distintos territorios se encuentre y haga campaña conjunta. Que sean capaces de abrir la puerta, y con gente que no sea de Podemos ni IU, construyan organizaciones populares donde participe la gente y busque soluciones a sus problemas. Tenemos que crecer en el plano social, más allá del electoral que es el que ya hemos hecho; y eso se irá reflejando en los resultados de las elecciones. Pero lo que me importa en el presente es que Adelante Andalucía deje de ser esa papeleta electoral y pase a ser ese espacio de lucha y trabajo para la gente corriente.

¿Le gustaría que Adelante fuese socio de gobierno del PSOE como Ciudadanos lo es del PP en tantos lugares?

Eso sería un disparate. Cs está entregado al PP. Sufre tal mímesis que uno ya no sabe quién es quién. Y como también se ha producido ese chaqueterismo político con el que algunos se han pasado de unas filas a otras, es más difícil saber dónde está Cs y dónde el PP. Dentro de un gobierno, Adelante Andalucía tiene que estar con un perfil propio. Y Cs es todo lo contrario, está desdibujado por el PP hasta el punto de que las dimisiones en Andalucía han sido vinculadas a la hegemonía del PP dentro de las consejerías de Cs.

Precisamente, desde PP y Cs consideran que llamarle 'trifachito' al actual Gobierno andaluz responde a la falta de miras o a un tic infantiloide de la izquierda. ¿Qué le parece?

Llamarle 'trifachito' tiene un problema, podría banalizar lo que supone la alianza de esas tres fuerzas. Prefiero hablar de un gobierno de derecha y ultraderecha. O de tres derechas reaccionarias porque PP y Cs están virando cada vez más hacia la derecha. Y, por supuesto, esa alusión al fascismo que esconde el término tiene mucho que ver con el hecho de que hayan convertido el Parlamento en una caja de resonancia de la ultraderecha o del trampismo.

¿Volvería a apoyar con los ojos cerrados que Izquierda Unida formara parte de una candidatura a la Junta liderada por Teresa Rodríguez

Nunca hago nada con los ojos cerrados (risas), pero sí. Los espacios de unidad hay que preservarlos e ir con Podemos a otras elecciones me parece lo deseable, lo idóneo y lo natural.

¿Pensaría lo mismo si la líder de Podemos en Andalucía fuese Noelia Vera?

Soy de los que piensan que los acuerdos los hacemos colectivos, entre organizaciones políticas, sea quien sea quien ponga la otra fuerza bien estará si está dentro de los acuerdos de los que nos hemos dotado. No entro en cuáles son las referencia de Podemos, en cuyo caso todas me parecen estupendas. Lo que tengo claro es que el acuerdo de IU con Podemos es con Podemos, no con tal o cual dirigente de Podemos.

Si nos remontamos a las recientes elecciones municipales en Málaga o en Madrid, ¿cree que la izquierda se pegó un tiro en el pie al no concurrir unida?

Totalmente. Y uno no sabe ya cómo decir a ver cuando aprendemos. No es la primera vez que esos errores nos pasan factura. Hay que hacer un ejercicio de autocrítica, aunque tiene más carga de responsabilidad aquel que no se quiere sumar que quien tiende la mano.

Desde pequeño, ha vivido en Málaga. ¿Le agradaría que se dieran las circunstancias esta legislatura para que una moción de censura pusiera fin al gobierno de Paco de la Torre?

El Gobierno de De la Torre está agotado pero la oposición no ha estado a la altura que debía para poder echarlo. Esta debería ser la última legislatura del PP y cuanto antes se dé este fin mejor para Málaga. Se le ha hecho un daño irreversible a la ciudad pero no hay tiempo que perder. Aunque no creo que Cs esté por la labor.

¿Siente que IU se alejó de Podemos tras las investiduras fallidas de Pedro Sánchez?

No. IU y Podemos estaban jugando un papel muy complicado. El proceso de investidura se dio torcido porque una de las partes, el PSOE, no se ilusionó ni se creyó las opciones de un co-gobierno. Eso generó unas tensiones muy fuertes en el espacio de Unidas Podemos. Eran las tensiones propias de poder ser considerado el culpable de un adelanto electoral que no está en la mente de Podemos ni en la de Izquierda Unida.

En IU se da la casualidad de que tanto el coordinador federal como el regional están vinculados a Málaga. ¿Se considera un hombre de Alberto Garzón?

Yo soy un hombre de organización que ha aprendido a priorizar lo colectivo. En este caso, creo que Garzón ha sabido sintetizar políticamente una propuesta que emana de ese colectivo. Me vinculo a Alberto porque defiende una política que, según creo, es la genuina de un colectivo como IU.

¿Qué le diría a quienes reiteran que Garzón es el culpable de que IU haya perdido peso en el mapa político para convertirse en una opción testimonial?

Quizás no han hecho una lectura seria de lo que ha acontecido en este país y lo han puesto todo en el foco de lo personal. Desde el 15-M se ha reconstituido el espacio de la izquierda. IU lo ha sufrido dejando de ser la única fuerza a la izquierda del PSOE y esto ha tenido que ver con la irrupción que Podemos tuvo desde sus inicios. En ese escenario tan difícil, Alberto Garzón ha sabido dotar a IU de una orientación en la cual no solo se ha salido de una crisis sino que se está jugando un papel dentro de un espacio más amplio. Con perspectiva histórica, podemos decir que Alberto Garzón ha salvado a IU de su peor momento.