Tras un nacimiento insólito de tortugas bobas en una playa de Marbella, a inicios del mes de agosto, el Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz del Estrecho cuidará de medio centenar de crías de esta especie amenazada hasta que puedan cruzar los océanos por sí mismas.

Son todas tortugas hermanas. Hijas de la misma tortuga madre que decidió enterrar sus huevos en una playa de Fuengirola. La noche que rompieron el cascarón se festejó como un hito histórico por el 'ejército' que ha protegido, noche y día, esta puesta insólita -voluntarios, agentes de Medio Ambiente, Estación Biológica de Doñana, Bioparc, Asociación Hombre y Territorio, Aula del Mar, Asociación ProDunas. 112, Protección Civil, Policía Local y trabajadores de la propia Consejería de Desarrollo Sostenible-.

El alumbramiento nocturno ocurrió a varios kilómetros de donde su madre depositó sus vidas, en una playa de Marbella donde se trasladaron los huevos para que estuvieran más seguros. Es el nido de tortuga boba más al oeste del Mediterráneo de cuantos se conocen, prueba de que el cambio climático también está afectando a esta especie.

Ahora ocupan buena parte del espacio del Centro de Gestión del Medio Marino (Cegma) del Estrecho, en Algeciras, donde sus responsables están pendientes de sus movimientos, de que cojan peso y se alimenten bien. Allí permanecerán alrededor de un año hasta que cojan un kilo de peso, más o menos, y estén preparadas para vivir solas en el mar y atravesar océanos. Ahora son presa fácil para cualquier depredador y el objetivo es que alguna de ellas llegue a edad adulta, para que esta especie siga teniendo, al menos, un hilo de futuro, ya que esta especie de tortuga regresa al mismo lugar donde nació para depositar los huevos de sus crías. Esto significa que en unos años, y con un poco de suerte, alguna o algunas del medio centenar de estas tortugas volverán a construir sus nidos bajo la arena de la Costa del Sol.