Si antes de la pandemia la situación de los jóvenes era complicada, con la crisis sanitaria las consecuencias han sido y son terribles. Según los datos del último informe del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España (CJE), son demoledores.

En Andalucía, sólo el 14% de los jóvenes logra independizarse, la tasa más baja de todas las comunidades autónomas, ya que la media nacional es de 17,3%. Según destaca el informe, es la mayor caída desde 1988. La edad media para salir del hogar familiar se sitúa en los 29,5 años. Por ejemplo, en Suecia, la edad media está por debajo de los 18 años.

Una de las consecuencias de la crisis sanitaria ha sido una abrupta caída de la tasa de actividad y de la de empleo.

En Andalucía, la tasa de actividad juvenil fue del 43,9%, habiéndose reducido en 7,4 puntos porcentuales desde el mismo periodo de 2019 (51,3%). Del mismo modo, en el segundo trimestre de 2020 apenas el 26,4% de la población joven en Andalucía tenía trabajo.

Las cifras muestran un paro juvenil del 30%, entre 16 y 29 años, 4,8 puntos porcentuales más que en el primer trimestre de 2020, mientras que entre 30-34 años es de 17,3% y a partir de 34 años es de 12,2%. Mientras, el 20% de los hogares jóvenes tienen a todos sus miembros en paro actualmente y 1 de cada 5 jóvenes se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

En comparación con el conjunto estatal, las personas jóvenes contaban con unos empleos más precarizados, con una mayor incidencia de la subocupación, sobrecualificación y una fuerte temporalidad contractual.

Ante este escenario, los proyectos vitales de la juventud se truncaron y tan solo el 14% de las personas menores de 30 años había abandonado el hogar familiar en Andalucía en el segundo trimestre de 2020, mostrando la tasa de emancipación más baja de todas las comunidades autónomas

Otra de las causas es la precariedad laboral. Los menores de 30 años suelen estar más vinculados a contratos temporales que han sido los que más puestos de trabajo han perdido en la crisis. Además, según el CJE, el 29,6% de los jóvenes se ha visto afectado por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) en el primer semestre del año.

Y unido a la precariedad laboral, es el coste de una vivienda. Si antes los jóvenes andaluces debían destinar el 78,3% de su salario en el alquiler, ahora deberían destinar el 93% de su salario al alquiler, si quisieran vivir de manera independiente sin compartir vivienda, superando ampliamente la recomendación de no destinar más del 30% del salario para garantizar la sostenibilidad financiera, lo que obliga a la mayoría de los jóvenes a compartir piso, la opción que eligen el 27,7% de los jóvenes frente al 18,6% que viven en pisos de alquiler.

La combinación de altos niveles de paro, bajos salarios y elevados precios del alquiler tiene graves consecuencias para las personas jóvenes: el 20% de los hogares jóvenes tienen a todos sus miembros en paro actualmente y 1 de cada 5 jóvenes se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social.

Esta caída socioeconómica ha afectado más a las mujeres jóvenes que a los hombres y a los de nacionalidad extranjera, así como a los que tienen estudios primarios y secundarios y a los que ya estaban en paro.

El coronavirus ha elevado la cifra de jóvenes en paro hasta los 980.000 personas, de las cuales, un 26% antes trabajaba. Desde el CJE destacan que del 20% de los jóvenes que ha dejado de trabajar en los primeros seis meses del año, prácticamente la mitad ha ido a la inactividad.

Los datos muestran que solo el 33,5% de las personas jóvenes están activos (tasa de empleo), incluyendo en este cálculo a aquellas en situación de ERTE. Esta tasa ha caído más de siete puntos porcentuales respecto del segundo trimestre de 2019 (-7,24 puntos).

Actualmente solo 3 de cada 10 jóvenes tiene un empleo y al menos un tercio de las personas jóvenes con empleo se encuentran en situación de ERTE. Los datos de empleo serían aún peores sin el ERTE, ya que la juventud ha sido el colectivo de edad más beneficiado.

Mientras que el 24% de las personas trabajadoras mayores de 30 años se han acogido a un ERTE durante la pandemia, entre las personas jóvenes trabajadoras esta cifra alcanza el 29,6%.

«No toda la población vulnerable es joven, pero sí prácticamente toda la población joven es vulnerable», asegura Elena Ruiz Cebrián, presidenta del CJE.