ELECCIONES

Lidiando con Vox desde Igualdad: "Miraría a Castilla y León y a Hungría, a ver si nos enteramos de lo que está en juego"

Rocío Ruiz, de Ciudadanos, es la consejera andaluza más perseguida por Vox | Ahora, como candidata, es clara: "Haré lo que sea porque no entren"

Rocío Ruiz.

Rocío Ruiz. / EP

Isabel Morillo

El valor de la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de AndalucíaRocío Ruiz, de Ciudadanos, es que lleva tres años y medio lidiando con Vox, toreándolos y parándole los pies desde el Gobierno de PP y Cs. Lo ha hecho con más o menos éxito, según quien la juzgue, claro. Vox pidió su dimisión casi a la vez que tomaba posesión. Desde entonces guarda muchos momentos duros que admite que no piensa olvidar. El cruce del vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), con una procuradora con discapacidad ("Le voy a contestar como si fuera una persona como las demás") la ha removido por dentro. “Yo miraría a Castilla y León y a Hungría. A ver si nos enteramos de verdad de lo que está en juego en Andalucía”, sostiene.

A su cara, sobre todo en debates en comisión o preguntas de control al Gobierno en el Parlamento andaluz, ha oído a dirigentes de Vox decirle una y otra vez que su consejería tendría que desaparecer. Que las políticas sociales son “caridad”, “como dar una limosna”. “Ellos lo verbalizan. Ante una persona con discapacidad piensan que le ha tocado, pobrecito, que se aguante y que ya le daremos una migaja. Es que esto lo he vivido yo en primera persona. Lo dicen porque lo piensan así. Como no creen que las políticas de igualdad sean necesarias porque creen que si una mujer se esfuerza y trabaja llega y la que no llega es porque no quiere o no se lo merece. O como no creen en la violencia machista pese a la contundencia y la rotundidad de los datos. Es que Vox es así”, resume sin medias tintas.

Choques en Andalucía

Recuerda un debate muy duro, en el que le recriminaron que su consejería estuviera derrochando millones públicos en lucha contra la violencia de género. “Todo el dinero que se gasta es para proteger a las mujeres. Recuerdo que le dije al portavoz de Vox ¿cuánto cree que cuesta la vida de una mujer? ¿Qué precio le pondría usted? Con el dinero que invertimos se atiende cada día a 407 mujeres. Quizás salvemos alguna vida, ¿no? Se enfadó muchísimo. Fue un debate muy cañero de esos que te dejan mal cuerpo. Hay que proteger a las mujeres, hay cosas que no habría que explicar y yo he tenido que explicarlas en el Parlamento andaluz muchas veces”, recuerda Ruiz.

El Presupuesto de Igualdad en la Junta de Andalucía no ha disminuido en estos años, a pesar de que Vox pidió la supresión de las leyes de igualdad, LGTBi y contra la violencia de género, además de suprimir las ayudas a los “chiringuitos de género”, como llaman a las asociaciones feministas, en el primer borrador que pusieron sobre la mesa en diciembre de 2018 para cerrar un pacto de investidura con PP y Cs en Andalucía.

En los últimos presupuestos, pactados con Vox, el Instituto Andaluz de la Mujer gastó 44 millones de euros, frente a los 39 del anterior gobierno socialista; la dirección general de violencia de género y diversidad tuvo 3 millones (tenía 4 con el PSOE) y esta legislatura se ha ejecutado al completo el montante del pacto de Estado contra la violencia de género, un total de 56 millones de euros, que se han repartido de forma transversal por siete consejerías. Esa, avisa el PSOE, es la clave de que se hayan mantenido las partidas, recuerda la diputada socialista Soledad Pérez. “Lo que no sabemos es que pasaría si ese dinero, que tiene carácter finalista, no hubiera llegado”, advierte.

Momentos 'inolvidables'

En Andalucía, Vox ha dejado más momentos ‘inolvidables’. No ha apoyado la acogida familiar para menores. “A mi me han dicho que eso de las familias de acogida era un negocio. Gente que se apuntaba para ganar dinero. La ley de la infancia que hemos aprobado aboga precisamente por suprimir los centros de acogida por familias. Tuve que aguantar que Vox me pidiera eliminar de una campaña a favor de este acogimiento a una familia homosexual, que además son amigos, grandes padres, que acogieron a un menor marroquí adolescente y han hecho un trabajo magnífico. Me dijeron que “eso” no podría ser una familia. Que una familia era un hombre y una mujer casados”, recuerda con cierta sorna.

Otro de los momentos más complicados lo vivió con los menores inmigrantes. Vox se personó en un centro que iban a abrir en el barrio sevillano de la Macarena y la diputada madrileña Rocío Monasterio acabó con una denuncia en la Fiscalía por incitación a delitos de odio. Es otro de los reproches que más ha hecho en el pleno del Parlamento andaluz.

“Es un delito contemplado en el Código Penal. Recuerdo al portavoz de Vox preguntándome si estaba amenazándolo. Los llevé a ese centro de menores inmigrantes de visita. Para que le vieran la cara a esos chiquillos que decían que eran unos delincuentes. Precisamente ese centro representa el modelo por el que hemos apostado. Son pocos menores, con un éxito de integración rotundo. En cuanto empezó a funcionar acabaron las quejas de los vecinos. Los chavales son estupendos. Es la realidad. Ahora estoy recabando datos para la Fiscalía porque difundieron el bulo en Granada de que unos menores inmigrantes habían tirado piedras a una Virgen a su paso por un centro de acogida. Es mentira y así todo”, recuerda la consejera de Igualdad en Andalucía.

Se frenó también el pin parental en las escuelas y se han seguido desplegando contenidos de igualdad o diversidad, de la mano de los colectivos LGTBi, en las aulas pese a que eso para Vox es “adoctrinar”. “La clave es educar. De eso no hay duda”, responde Ruiz sobre el repunte del negacionismo de la violencia de género en los jóvenes.

También se ha aprobado un plan de igualdad potente en Andalucía, aunque la oposición recuerda que se puso en marcha el teléfono de violencia intrafamiliar y que se ha oído a Ruiz decir que “iba a pedir informes para ver si existía la brecha salarial” o al presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, hablar de “chiringuitos” cuando Vox arreciaba contra las asociaciones feministas. En el inicio de la legislatura este partido pidió 'una lista negra' con los trabajadores de las unidades de violencia de género que nunca se les brindó. Entonces al frente del grupo parlamentario estaba un juez, Francisco Serrano, que había hecho de estos asuntos su carrera política y ahora está apartado e investigado por fraude en subvención pública.

“En alguna ocasión, cuando ha sido dura y ha parado a Vox ha tenido nuestro aplauso. Pero otras muchas veces han sido demasiado grande las tragaderas. Hay asuntos indefendibles. La consejera de Igualdad ha navegado como ha podido y según si tenía más o menos apoyo, porque hay que recordar que en dos ocasiones estuvo a punto de ser cesada, ha sido más o menos dura. No se puede decir una cosa y otra a la vez. Menos en estas circunstancias”, dice la socialista Soledad Pérez, mucho menos complaciente con el balance de la consejera, aunque sin ocultar que con Vox en el gobierno "todo podría ser muchísimo peor".

Esta legislatura arrancó con las asociaciones feministas a las puertas del Parlamento andaluz advirtiendo de la involución y el retroceso en derechos conquistados que suponía que Vox tuviera la llave de la investidura de Juan Manuel Moreno (PP). Acaba con las mismas asociaciones en pie de guerra y en alerta por la posible entrada de Vox en el Gobierno. La candidata de Cs, que encabeza la lista del partido por Cádiz, es clara: “He sido dique de contención y haré lo posible porque no entren. Jamás en un gobierno con Vox y jamás apoyar a un gobierno donde esté Vox. Deberíamos de repetirlo mucho más. Jamás”.