DÍA DE ANDALUCÍA

La política andaluza se electriza: el duelo de Moreno y Montero abre una nueva etapa

Queda año y medio para las elecciones pero la llegada de la vicepresidenta del Gobierno para liderar la oposición ha dando un puñetazo sobre el tablero político

La vicepresidenta María Jesús Montero y el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, en los actos institucionales por la celebración del 28F, Día de Andalucía, en 2024.

La vicepresidenta María Jesús Montero y el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, en los actos institucionales por la celebración del 28F, Día de Andalucía, en 2024. / EP

Isabel Morillo

Isabel Morillo

Sevilla

El oasis de Juanma Moreno en Andalucía ha tocado a su fin. El presidente de la Junta se ha llevado los dos primeros años largos de su mandato de mayoría absoluta presumiendo de que la política andaluza había permanecido aislada del vocerío político nacional. La centrifugadora de Madrid, en un escenario donde la polarización manda, apenas tenía eco en el Sur.

Aquí el PP ha disfrutado cómodo de su mayoría absoluta, Vox es una fuerza irrelevante en el Parlamento y el PSOE ha sido incapaz de rentabilizar los primeros frentes que se abren en la gestión del Gobierno andaluz. La izquierda, también Por Andalucía y Adelante Andalucía, han conseguido situar en la agenda política los asuntos que más preocupan a los ciudadanos, como la sanidad y la vivienda, pero sin morder de verdad a Moreno. Las encuestas siguen diciendo que la mayoría del PP en Andalucía es sólida y que el ciclo que se abrió hace seis años tiene todavía recorrido.

La etapa tranquila parece que llega a su fin cuando queda año y medio para que de nuevo se abran las urnas en Andalucía. Moreno no tiene intención de adelantar las elecciones autonómicas, que tocarían en el verano de 2026. El PSOE amaga con que Pedro Sánchez sí decida adelantar las generales para que coincidan con las andaluzas. Un escenario que no interesaría en absoluto al PP en Andalucía, donde hay empeño en que la crispación nacional no contamine el debate. A Moreno le va bien en su papel de presidente moderado que pone por delante los intereses de los andaluces. Es una marca que le ha funcionado por encima de las siglas del PP y lejos de la estrategia dura de Alberto Núñez Feijóo o su compañera Isabel Díaz Ayuso, pero los socialistas están dispuestos a romper el guion.

'Operación vicepresidenta'

La llegada de María Jesús Montero como líder de la oposición andaluza al frente del PSOE-A cambia todo. Pedro Sánchez ha lanzado a sus ministros por el territorio nacional para reconquistar el poder perdido en las elecciones municipales y autonómicas de 2023. En Andalucía, clave para mantenerse en la Moncloa, se hundieron.

Sánchez contó en la clausura del congreso del PSOE andaluz en Armilla que uno de los días más difíciles de su carrera política fue ese en el que Montero le dijo que quería aspirar a la secretaría general y ser candidata en las andaluzas. Así se reescribe la historia. La vicepresidenta del Gobierno, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, se resistió a cruzar Despeñaperros hasta el último minuto. En su partido están convencidos de que era la única opción para poder darle un mordisco a la mayoría absoluta de Moreno. Una vez que se le dio el empujón, Montero se ha puesto la camiseta blanca y verde con un ímpetu y una energía que hacía mucho tiempo que se desconocía en las filas de los socialistas andaluces, que están saliendo de la depresión.

La política sevillana pasará la mitad de la semana ejerciendo de número dos de Sánchez en Madrid y la otra media en Andalucía acerando sus cuchillos contra Moreno. El primer desencuentro de peso entre el presidente y la vicepresidenta es por la quita de deuda y la financiación autonómica. Un asunto en el que no disparan con balas de fogueo sino con un tema que forma parte de la arquitectura del Estado. La financiación es vital para una comunidad infrafinanciada, que arrastra un déficit cada año de 1.500 millones de euros en el reparto del dinero del Estado entre las comunidades. Una deuda que la Junta de Andalucía eleva ya a 16.000 millones.

El agravio con Cataluña

Moreno ha rechazado la condonación de deuda por considerarla una "trampa", "migajas" para blanquear a los independentistas catalanes. Su mensaje es el del agravio frente a Cataluña, que tan buen rédito político ha dado siempre en Andalucía, también a los socialistas cuando encadenaban victorias electorales. Enfrente, Montero afila su mensaje de que el Gobierno de Andalucía sólo se queja y no gestiona, parapetado en el mensaje victimista y sin mover ficha para que la comunidad avance.

La batalla por el relato está servida y mientras, comienzan a aparecer algunos frentes que alimentan la esperanza para la oposición de que el Gobierno andaluz empiece a desgastarse. El principal foco está en la sanidad. Las listas de espera y la falta de profesionales castiga a todas las comunidades de España y hace especial daño en Andalucía. Dos juzgados, de Sevilla y Cádiz, investigan, a instancias del PSOE y de Por Andalucía, la prórroga de la emergencia en los contratos del Servicio Andaluz de Salud tras la pandemia y el fraccionamiento de las adjudicaciones. La Junta asegura que "cero preocupación" pero es un frente judicial, ese que nunca había vivido Moreno sobre su gestión.

Ahora todos juegan. Andalucía sale de su oasis político y se adentra en el fango. El presidente andaluz ha elegido además la presidencia del Comité de las Regiones en Bruselas para reforzar su tono moderado y su proyección internacional, para poner Andalucía en el mapa, por encima del ruido nacional.  

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