La Madrugá

Sevilla supera sus miedos y disfruta de una 'Madrugá' plena a prueba de sustos

Una explosión eléctrica a las tres de la madrugada en la calle Relator obligó a cambiar la vuelta de La Macarena en una noche donde la reina Sofía se llevó una ovación cerrada en el palquillo

La Esperanza de Triana saliendo.

La Esperanza de Triana saliendo. / Pablo García Torrejón

Isabel Morillo

Isabel Morillo

A las doce de la noche se abrieron las puertas de la basílica de la Macarena y arrancó una Madrugá de Sevilla que hace años que lucha por reencontrarse a sí misma. Después del parón de 2024 obligado por la lluvia, este era el año de poner a prueba sus costuras ante un número récord de nazarenos (más de 15.000) y un dispositivo de seguridad diseñado para intentar alejar los fantasmas de noches aciagas como la de hace 25 años o la más reciente de 2017.

El susto llegó pasadas las tres de la mañana y se quedó afortunadamente en eso, un susto. Se oyó una explosión en la calle Relator, donde se congregaba el público para ver a La Macarena y hubo quien echó a correr. El contagio llegó hasta la calle Feria. Desconcierto y respuesta rápida de los servicios de emergencias que pudieron reconducir la situación.

El incidente tuvo como origen una deflagración bajo el suelo en un registro eléctrico ocasionada “por acumulación de gases tras la combustión de cableado”, explicó Emergencias Sevilla. Una persona resultó herida leve. "He visto gente saliendo corriendo. En la calle Relator con Alameda ha sonado como un petardazo y algunos nazarenos han salido corriendo despavoridos pero ha sido algo muy puntual", contó un testigo directo del incidente a El Correo de Andalucía.

Cambios en la Macarena

La situación se controló con rapidez y no revistió mayor gravedad. Pero si que provocó cambios. La Macarena se vio obligada a cambiar su recorrido de vuelta a la basílica. No pasaría ni por Relator ni por Parras, privando a la calle de esa ofrenda de pétalos que cada año hacen los vecinos a la Virgen. La entrada se adelantó media hora al ser el regreso más directo por Resolana y hasta el Arco.

La Madrugá aguantó la respiración por unos minutos pero pudo volver a respirar tranquila. Las llamadas a la tranquilidad surtieron efecto. Ya se había resuelto la primera incógnita obligada en esta Semana Santa: el tiempo. Sevilla miró al cielo y éste le respondió garantizando una noche tranquila, sin sobresaltos, ni amenazas de lluvia. Una noche incluso menos fría y más agradable que la del pasado Miércoles.

La noticia fueron los retrasos acumulados en la Carrera Oficial, 61 minutos al final, y las quejas por los 50 minutos que tuvo que esperar la última, Los Gitanos, que dejó constancia de su enfado mientras la Esperanza de Triana roneaba recordando que en octubre sale otra vez, que va en Misión al Polígono Sur y que de nuevo 2025 será un año cargado de acontecimientos cofrades extraordinarios. Los Gitanos ofreció su paso por Campana a los 600 años de la llegada del pueblo gitano a España y quedaron atrás los minutos de espera con sones del himno Gelem Gelem.

Incertidumbres despejadas

Con esa incertidumbre despejada, a la una de la madrugada El Silencio y el Gran Poder abrieron las puertas de sus basílicas a la vez. Poco después, una calle Pureza abarrotada y con miles de pétalos de rosas preparados recibió al Señor de las Tres Caídas y a la Esperanza de Triana y los acompañó hasta cruzar el Puente de Triana y adentrarse en el centro de la ciudad. Ya estaban todas en la calle para esperar a los Gitanos que puso su cruz de guía en la calle.

Los sevillanos y sevillanas y quienes visitaban la ciudad estos días acompañaron a las hermandades en sus estaciones de penitencia. Hubo público, hubo respeto, hubo un ambiente de Madrugá de Sevilla sazonado con la presencia de la Reina Sofía a quien fueron dirigidas todas las miradas durante la noche. En su visita a los templos, en su presencia en la Basílica de la Macarena, en su asistencia al Palquillo en la Campana, donde se llevó una ovación cerrada.

Sin duda una forma de alzar la voz para decir que la Madrugá de Sevilla ha vuelto y que ese mensaje se escuche a nivel nacional. Quizá parte de los aplausos que se escucharon en Campana fueron por eso. Por lo que la presencia de la reina Sofía supone para una noche que durante años sufrió graves heridas y que ha hecho por reponerse poco a poco.

Tal vez algo de estos aplausos sean por la sensación de que poco a poco la ciudad supera sus miedos. Incluso los bares pudieron abrir hasta las tres de la madrugada poniendo fin a una ley seca que se planteó como medida extraordinaria para cambiar dinámicas que habían puesto en grave riesgo esa noche mágica que poco a poco la ciudad empieza a recuperar. Y no se registró incidente alguno.

La ciudad está incluso ya preparada para resistir a un susto, como esa explosión que sonó en Relator, y hacerle frente en pleno momento crítico con la Hermandad de la Macarena pasando cerca. Hubo algunos amagos, hubo mensajes en redes sociales sobre carreritas, imágenes de nazarenos desconcertados. Pero Sevilla ha aprendido. No fue a más, se quedó en un incidente acotado, y todo siguió adelante.

Los dispositivos de seguridad funcionaron, cruces y vallas se han convertido en elementos que forman parte del paisaje de la Madrugá sevillana y en muchos casos de las bullas. Drones, embarcaciones en el río, sistemas de vigilancia y una importante presencia policial. Ni siquiera aparecieron las vallas que bloquearon a hermandades en días anteriores y que provocaron diferencias entre el Ayuntamiento y el Consejo.

Eso sí, siguen sin resolverse los horarios Las hermandades han crecido. Siguen creciendo. Y el modelo de organización de la Madrugá, ya bastante justo y apretado de por sí, no se adapta. Sigue siendo similar. Y eso lleva a retrasos e incumplimientos de los tiempos prácticamente desde el principio. El Consejo dejó de dar información sobre los retrasos acumulados y en el palquillo el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, dejó claro que sabe como elevar la voz para poner a todo el público a rezar. Eso, contaron, impresionó a la reina Sofía, como reza Sevilla, como es su fervor popular y cómo mandan las hermandades en una ciudad que amaneció sabiendo que sabe hacerlo bien.

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