El PP presentará una Proposición No de Ley (PNL) en el Parlamento de Andalucía para solicitar que se adopten medidas para evitar que el Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia de Vélez-Málaga (Málaga), monumento del siglo XVI, acabe en "estado de ruina".

El portavoz de Cultura del PP en el Parlamento autonómico, Antonio Garrido Moraga, ha mostrado hoy en rueda de prensa su preocupación por el estado del monasterio, declarado Bien de Interés Cultura (BIC) y que hace unos años pasó a ser propiedad de un particular.

El parlamentario popular ha declarado que es urgente acometer una actuación sobre el edificio y su iglesia adyacente, datada en el siglo XVIII, ante el "avanzado deterioro" que presentan estos elementos, "con un estado casi ruinoso".

Garrido Moraga ha reconocido que, al tratarse de una propiedad privada, los primeros responsables de preservar el monumento son los actuales propietarios, pero ha recordado que, dado que el inmueble está declarado BIC, la ley "obliga" a la Junta y al Ayuntamiento de la localidad a "actuar para protegerlo" si la propiedad no lo hace.

"Instamos a la propiedad a hacerlo, pero si no puede o no quiere, deben hacerlo el Ayuntamiento y la Junta, que no pueden huir de esa responsabilidad", ha insistido Garrido, quien ha considerado que Vélez-Málaga "no puede permitirse que este monumento con más de 500 años de historia y que es patrimonio de todos desaparezca".

Además de pedir la implicación del Gobierno andaluz y el Ayuntamiento en la conservación del conjunto arquitectónico, el PP también solicitará que ambas administraciones inicien conversaciones con la propiedad para que el monasterio pase de nuevo a ser de titularidad pública "y vuelva así al patrimonio de Vélez-Málaga".

El Real Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, inaugurado en 1503 y conocido popularmente como Las Claras por haber acogido durante cinco siglos a la comunidad de religiosas clarisas, que abandonaron recientemente el inmueble, constituye uno de los principales conjuntos monumentales de Vélez-Málaga.

Según Garrido Moraga, es un inmueble "de una extraordinaria importancia arquitectónica", ya que conjuga los "exuberantes" elementos ornamentales del barroco tardío, como rocallas y yeserías, que aparecen en la iglesia, con la "extraordinaria personalidad" que le confiere el claustro de un convento del siglo XVI.