Tras varios meses de conflicto, los técnicos del Ayuntamiento de Benamocarra visitaron ayer el instituto La Maroma para comprobar el estado de las instalaciones. Durante más de cuatro horas, inspeccionaron el interior del recinto, junto con el arquitecto de la Diputación de Málaga, técnicos de Educación y del Consorcio Provincial de Bomberos.

Los técnicos entraron sobre la una y media de la tarde, horas después de que el alcalde de la localidad, Abdeslam Lucena (PP), y el delegado de Educación, Antonio Escámez, firmasen un acuerdo para permitir el acceso a las instalaciones y comprobar la existencia de deficiencias estructurales en el edificio que puedan suponer un riesgo para la comunidad educativa.

Según el escrito, que también firmaron el AMPA La Maroma y el alcalde de Almáchar, José Gámez (IU), la Junta de Andalucía renuncia a la toma «de cualquier acción judicial o administrativa derivada de la entrada en el edificio para llevar a cabo la inspección», acuerdo que se comunicó al Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Málaga.

Este documento fue una de las condiciones impuestas por el regidor de Benamocarra, que se escudaba en que un auto judicial le denegaba a los técnicos municipales una autorización solicitada para entrar al instituto, si bien la Junta de Andalucía explica que dicho auto sólo impedía darle las llaves del centro al Consistorio para efectuar la visita.

Ante la presión social, el Ayuntamiento autorizó ayer la entrada de los técnicos, pero mantiene aún el precinto de las instalaciones educativas. Durante la jornada, cerca de cuarenta padres permanecieron a las puertas del centro para estar al tanto de las últimas novedades.

Los trabajos concluyeron a las seis de la tarde, cuando que se volvió a cerrar el instituto. El director del IES La Maroma, Manuel Ruiz Cazorla, precisó que los técnicos de la Junta de Andalucía «no han encontrado nada que impida que se vuelva a abrir el centro», que fue precintado el 22 de enero por el Ayuntamiento de Benamocarra.

«Celebro que por fin los técnicos municipales y los bomberos entren por primera vez al interior del instituto y así se pueda hacer un informe que se ajuste a la realidad del centro para ver que no existen deficiencias», aseguró Ruiz Cazorla, que permaneció en todo momento a las puertas del edificio.

Aún así, los informes clave serán los que emitan los dos ingenieros de Caminos y el arquitecto municipal del Ayuntamiento, así como los técnicos del Consorcio Provincial de Bomberos. Si se cumplen los plazos, mañana está previsto que se celebre la mesa técnica con los documentos sobre el estado del edificio en el Consistorio benamocarreño y el viernes se reúnan todas las partes implicadas para tomar una decisión al respecto.

El delegado de Educación, Antonio Escámez, indicó que han dejado bien patente en todo momento la buena voluntad de la Consejería para solucionar esta indeseada situación y que el alumnado pueda continuar sus estudios, en las mejores condiciones, en el instituto que tienen en Benamocarra».

Escámez resaltó que espera que la decisión consensuada ayer en el municipio benamocarreño «sea ya el punto y final para la resolución definitiva de este conflicto, que es más artificial que real y no vaya a ser que ahora se vuelvan a buscar nuevas excusas para cuestionar la reapertura del centro».

En este sentido, el AMPA La Maroma exige que se retire el precinto cuanto antes y hoy, a las siete de la tarde, tienen previsto volver a manifestarse por las calles de Benamocarra. Además, este sábado volverán a repetir la protesta en la capital malagueña, partiendo desde la calle Larios, como ya hicieran el fin de semana pasado.

«Deseamos que se resuelva este conflicto y que nuestros hijos, que están estudiando en condiciones inadecuadas en unos barracones prefabricados, puedan volver lo antes posible a dar clase en este instituto», señaló Eduardo Gutiérrez, uno de los integrantes del AMPA.

El instituto La Maroma cuenta con 204 alumnos de Benamocarra, El Borge, Almáchar e Iznate, y lleva funcionado desde el año 2008 sin licencia de primera ocupación y abasteciéndose de luz de obra. Los jóvenes actualmente reciben clase en unas aulas prefabricadas instaladas en el instituto Joaquín Lobato de Torre del Mar.