El peor verano en décadas, con un descenso del 85% en los ingresos. El incremento de las restricciones impuestas por la Unión Europea para permitir que los barcos marisqueros puedan reanudar su actividad en áreas afectadas por la marea roja mantiene en jaque a la flota malagueña, alrededor de 80 embarcaciones de las que la mitad tienen su base en el puerto de Caleta de Vélez, uno de los tres más productivos de Andalucía.

Están al borde de la desaparición. El patrón mayor de Caleta, José Luis Guerrero, reconoce que ya han empezado a venderse barcos en este sector de la flota provincial. «Más de cien familias tienen su futuro en el aire, aunque lo cierto es que tenemos el apoyo incondicional de la Junta de Andalucía que nos ha prometido luchar por los mariscadores», señala. Desde mediados de esta semana han mantenido varias reuniones, de carácter interno, y con las autoridades territoriales de la Junta.

«El próximo encuentro se producirá este martes. Confiemos en que haya marcha atrás a lo que nos ha dicho Sevilla, que no dispone de más dinero para compensar estos continuos cierres de los caladeros. Por lo menos, aunque se iban a cerrar todos, se van a mantener abiertos tres de los nueve que hay en la provincia», argumenta. Guerrero subraya que los pescadores son los primeros interesados en evitar que las toxinas penetren en la cadena alimentaria, «pero las restricciones que desde este verano se están viviendo son excesivas».

Existen zonas que empezaron a estar limitadas a principios de julio y todavía mantienen la exclusión a toda actividad pesquera. Pero de idéntica forma, entre Nerja y Torrox, la suspensión por marea roja decretada en agosto aún no se ha levantado ni tiene fecha de reapertura. «Alguna solución hay que darle. No es lógico que se cierre un área de 15 o 20 kilómetros lineales, como implica la nueva normativa, porque de un extremo a otro es seguro que no tenga que haber marea roja. Antes se cerraba por áreas más pequeñas y no se hacía el enorme daño económico que estamos padeciendo».

Lo más positivo de estos últimos días es que, ante la denuncia pública del sector, se ha instaurado una mesa de trabajo que no sólo va a servir para resolver esta problemática. En el sector del arrastre, por ejemplo, los armadores sostienen que a ellos les «duele la boca» de decirle a las autoridades que hace falta un «paro biológico». Desde el año 2010 no se ha decretado ninguno. Consecuencia: los caladeros están bajo mínimos. Detonante, según los afectados: no hay liquidez para compensar este tipo de paro.

Ni el sector de las artes menores ni el de los arrastreros -en Caleta sólo quedan 17 embarcaciones de este último tipo- ve con optimismo su futuro. Confían en que España presione más a Europa, de manera que se levanten medidas como el cierre «extensivo» por marea roja. De otra forma, los días sí que pueden estar contados para estos lobos de mar malagueños. Así lo reconoce también el patrón mayor provincial, Miguel Ángel Carmona, confiado en que finalmente haya una salida al final de este túnel.