Dos vendedores de un comercio chino de Vélez Málaga, un padre, de 39 años de edad, y su hijo, de apenas 16, fueron detenidos durante la madrugada de ayer y puestos a disposición de la autoridad judicial, tras agredir a tres agentes de la Policía Local durante una inspección rutinaria. Sobre los comerciantes ya se habían instruido diligencias en virtud de varias denuncias por la posible venta irregular de tabaco de contrabando, así como de bebidas alcohólicas a menores.

Los policías, que resultaron heridos de diversa consideración, se habían personado pasadas las doce y media de la noche en el establecimiento de alimentación, situado en la calle Camino Viejo de Málaga, en las proximidades de unas instalaciones deportivas municipales. Una pareja de paisano quiso constatar la presunta venta de tabaco ilegal y preguntó sobre este asunto al responsable de la tienda. Ante la negativa rotunda del mismo, los policías detectaron que entre cajas de golosinas del mostrador había un paquete de cigarrillos, como consta en el atestado abierto.

El alcalde, Francisco Delgado Bonilla (PP), que por la mañana pudo conversar con el agente que presentaba las heridas más significativas, explicó a este periódico que no era la primera denuncia que se presentaba contra el establecimiento. De esta forma, pudieron ser localizadas, en distintas ubicaciones del local, «alrededor de 30 cajetillas de tabaco de contrabando de diferentes marcas».

Los policías informaron de la sanción que acarreaba esta venta y el propietario sacó entonces de uno de sus bolsillos del pantalón «varios billetes para intentar sobornar a los agentes, pidiéndoles que no lo denunciaran», tal y como reseñó el propio regidor. «Lo peor es que, ante la actuación policial, padre e hijo se volvieron locos. Nos han explicado que el hombre de forma sorpresiva y rápida sacó una barra de hierro de entre dos máquinas frigoríficas y golpeó en el hombro derecho a uno de los dos agentes. Después tomó una botella de una estantería cercana para golpear también en la muñeca izquierda a otro».

Delgado Bonilla confirmó lo que muchos testigos manifestaron ayer, que más de una docena de agentes intervinieron para reducir al padre y a su hijo. Tuvieron que acudir al lugar patrullas de la Policía Nacional y otros efectivos locales, porque el responsable de la tienda empleó sus conocimientos en artes marciales, forcejeó con los policías y hasta trató de arrebatarle al arma reglamentaria a un agente.

El hijo también se unió a la pelea, justo cuando el progenitor era esposado. En ese momento «se abalanzó sobre uno de ellos causándole múltiples lesiones, por las que necesitó asistencia sanitaria», al igual que sus otros dos compañeros heridos.

Los detenidos, A. X. y S. X., fueron trasladados a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía para su puesta a disposición judicial a primera hora de la mañana. Durante todo el día de ayer el local permaneció cerrado, aunque el Ayuntamiento va a proceder a inspeccionarlo para determinar si es necesario su «precinto». «Vamos a actuar con total ejemplaridad», matizó el alcalde, quien confirmó que los tres policías recibieron ayer el alta y se encontraban en buen estado de salud, «descansando en sus domicilios». El Ayuntamiento inició además los trámites para adjuntar al atestado información adicional sobre el comercio, que sólo llevaba arrendado unos seis meses a la familia que lo regentaba.

Testigos presenciales subrayaron que los agentes ya visitaron las inmediaciones de este establecimiento el día anterior e interrogaron a algunos clientes, acerca del tiempo de espera o sobre los productos adquiridos. También destacaron que en el local trabajaba una mujer, la madre del menor, que finalmente no fue detenida.