José María Ruiz Lizana, alcalde socialista de la localidad axárquica de Alfarnate desde el año 2007, presidirá a partir de las siete de esta tarde su último pleno como regidor. Hace unos días abandonaba también su acta de diputado provincial y pasado mañana tomará su noveno vuelo a Panamá, esta vez sin fecha de regreso. Allí le espera su prometida y el inminente nacimiento del primer bebé, como «fruto del amor» que ambos empezaron a vivir hace ahora tres años. «No ha sido algo planificado de repente», afirma.

Los primeros titulares de su renuncia como alcalde recalcan que se marcha por amor.

Es una forma muy poética de decirlo. Dicen que sí, que dejo el Ayuntamiento por amor, pero lo cierto es que la decisión estaba tomada desde hace ya tiempo. Yo no soy de esos alcaldes que se aferrarían al cargo de forma indefinida. Accedí a este puesto, con una excedencia como trabajador desde el año 2000 en el Consorcio Montes-Alta Axarquía, convencido de que sólo iba a presentarme una vez a la reelección, aunque ganase de nuevo con mayoría absoluta , como ocurrió en 2011.

¿Se pondrá mañana alguna de esas canciones históricas del emigrante que marcha? ¿Se va a sentir como tantos ciudadanos de la Axarquía que hace un siglo se fueron en masa a Argentina?

No es comparable. Para empezar, desde que conocí a mi pareja en un viaje que hice con la Cámara de Comercio de Madrid hace ahora tres años habré visitado Panamá como en ocho ocasiones. Y lo cierto es que Ciudad de Panamá es una excepción en el país e incluso en el Caribe. Sé que voy a la Suiza centroamericana, a una tierra privilegiada, repleta de entidades financieras y con muchas posibilidades de trabajo. De hecho, a diferencia de aquellos emigrantes, yo ya voy con un contrato de trabajo. Pero en cualquier caso ya veremos cómo va la cosa. Dentro de dos años puede que me replantee lo de recuperar mi plaza como funcionario.

¿Cómo han encajado durante estos últimos meses la noticia sus vecinos y los compañeros?

Como lo tenía meditado desde hace más de seis meses, a nadie en mi entorno le ha cogido de sorpresa. No ha habido ningún problema. Tengo que reconocer que hay gente que no quiere que me vaya. Pero el Ayuntamiento no va a dejar de existir sin mí. En otros municipios vemos que los alcaldes se pegan al sillón y se sienten imprescindibles. Pero no es mi caso. Es una cuestión personal. Ya hemos visto que algunos regidores de la provincia lo son desde que comenzó el actual periodo democrático y también cómo hay otros que no se van ni con sentencias firmes en su contra. Yo entiendo que en ocho años se agota la gente y es malo para el pueblo.

¿Se va con algún proyecto del que se sienta especialmente satisfecho u orgulloso?

Hemos hecho muchas cosas. Y, sin embargo, por el periodo que nos ha tocado vivir, hemos tenido que sacrificar los grandes proyectos para darle prioridad a darle a la gente trabajo. Hasta se ha sacrificado para dar empleo la posibilidad de disponer de campo de fútbol con césped. Me voy, además, con un ayuntamiento que no está nada mal económicamente. Nuestra deuda, entre préstamos y facturas de proveedores compensadas con lo que nos deben otras administraciones, no pasa de los 170.000 euros. No tenemos problemas de impagos y este aspecto es otro motivo de orgullo. Aquí se ha mirado por el dinero.

¿Le duele la crítica generalizada por la corrupción política?

Hay una manía tremenda por meter a todo el mundo en el mismo saco. En este ayuntamiento sólo hay un político liberado. Y en el anterior mandato era igual. Hay mucha gente que trabaja aquí sin cobrar un duro y ahí están los resultados. Sí que duele el desprestigio que recibe la política.

En Panamá ya le esperan desde esta semana con los brazos abiertos, con ganas de verle.

Es muy llamativo lo que ha generado mi viaje en las redes sociales. En Facebook he recibido en muy pocas horas como cinco o seis solicitudes de amistad de panameñas que viven en Málaga.

Va además a un lugar que ha aprendido a amar los colores del Málaga CF a raíz del fichaje del joven internacional panameño Roberto Chen.

El club malagueño es ya, en seguidores, el tercero del país entre los extranjeros, por detrás del Madrid y del Barcelona. Caminas por las calles y la cantidad de camisetas del Málaga impresiona. Hasta hace poco tenían el béisbol como deporte de los pueblos, pero que ahora en las ciudades ha empezado a vivir la fiebre por el fútbol al retransmitirse la Champions. La capital tiene mucho dinero en sus bancos, procedente de todo el mundo, y precisamente mi mujer se dedica a este sector.

¿Se emocionará hoy cuando le ceda el puesto a su compañero Salvador Urdiales?

Será un pleno inolvidable, pero llevo mucho tiempo delegando funciones y el cambio está asumido ya por mi grupo y la nueva concejala, Marina Vanesa Martín.