La resolución del asesinato de anteayer en La Cala del Moral podría estar más cerca de lo que parece. Así lo señalaba ayer a este periódico uno de los efectivos encargados de la investigación. Durante la jornada se intensificaron los trabajos en el entorno de la víctima, que había tomado café con su agresora en la cafetería La Habana, situada frente a la parroquia de la localidad rinconera, apenas unos minutos antes de que se produjese la agresión.

Las cámaras de seguridad de la cafetería podrían arrojar luz sobre un crimen aún no resuelto, pero que cada vez posee más datos válidos para la investigación, según explicó un efectivo policial. En el establecimiento trabajaron ayer para tomar las huellas dactilares encontradas en el lugar en el que ambas tomaron café.

La fallecida, de 70 años de edad, no era conocida en el establecimiento. «Ni tampoco la mujer rubia de ropa verde que había tomado también otro café en la terraza. Ninguna tenía acento de fuera o había discutido con la otra al menos en ese momento», relataba ayer una trabajadora del local. Este testimonio contrastaba con lo señalado por un cliente de la cafetería, que indicó que había escuchado una amenaza de muerte por parte de la agresora.

La búsqueda de ésta, que tendría más de 50 años de edad, se ha visto complicada por el hecho de que el suceso se produjo detrás de un chiringuito en el que abunda la vegetación. Algunos de los vecinos incidían en que el lugar es frecuentado por transeúntes y deportistas, «pero no todo el mundo pasa y se fija en el lugar en el que cayó la víctima, porque quedó el cuerpo junto a la escalera de abajo del chiringuito».

La mujer cayó de forma fulminante, tras recibir una herida mortal en el cuello, pasadas las 12.40 minutos. En el paseo Blas Infante de La Cala del Moral, donde se produjo la muerte, ayer algunos vecinos volvían a preguntarse sobre el origen del suceso. «Nos ha dicho que la fallecida se llama Dolores y que había discutido con la otra. Pero lo que nos despista más es el tema del bolso que ha aparecido con sangre. Es raro que si eran conocidas y habían tomado café juntas una le fuese a robar el bolso a la otra», señalaba un empleado municipal.