Nadie duda de que este año las migas de Torrox están unida a la suerte. O al menos a los sorteos de loterías. Si el pasado 27 de febrero la ONCE dedicaba su cupón a la celebración gastronómica más multitudinaria de la comarca de la Axarquía, ayer, la coincidencia exacta con el sorteo extraordinario de Navidad obligó a retrasar la agenda de actividades programada. Nadie se atrevía a degustar las migas sin saber de su suerte.

No obstante, a las doce y media de la mañana, decenas de personas ya se agolparon junto al escenario de la plaza de la Constitución, donde la actriz antequerana Kiti Mánver abrió con su pregón la XXXII Fiesta de las Migas. La intérprete, con segunda residencia en la localidad torroxeña de El Morche, tomó el micrófono, después del alcalde, Francisco Muñoz (PSOE), al filo de la una y media. Para entonces ya habían comenzado a repartirse las migas en el otro enclave de mayor concentración de visitantes, la gran explanada del recinto ferial.

Kiti Mánver subrayó el carácter cosmopolita del municipio, a través de versos extraídos de varios escritores locales. Y recalcó la necesidad de que el nuevo Teatro de Torrox «no se sume a esa larga lista» de recintos escénicos de España que después de construirse apenas programan espectáculos». Un apunte que siguió a una reflexión sobre las «migajas» de la sociedad actual. Denunció, asimismo, los recortes que se sufren en la actualidad en el país.

«No es lo mismo la miga deliciosa de Torrox que esas migajas con las que buena parte de nuestros dirigentes pretenden contentarnos: migajas sanitarias, migajas universitarias, migajas sociales, migajas laborales, migajas culturales?», manifestó en presencia de algunos de los máximos dirigentes provinciales, tanto de la Junta de Andalucía como de la Diputación de Málaga.

El toque de caracola de Angelita Villena, que siguió al pregón de la actriz malagueña, sirvió definitivamente para dar por inaugurada la fiesta y el reparto de miles de raciones de migas, elaboradas con no menos de 1.300 kilos de harina de sémola y 500 litros de aceite. Además, los visitantes pudieron regar este manjar ancestral con la típica ensaladilla arriera, preparada con más de 800 kilos de tomate y unos 150 kilos de bacalao, y casi 1.500 litros del «caldo autóctono», vino dulce moscatel.

Turistas y residentes pudieron disfrutar también de visitas turísticas gratuitas por el casco antiguo del municipio, en las que se daba a conocer el origen morisco del trazado urbano de la villa y enclaves monumentales como el antiguo Torreón de la calle Baja, la reformada aduana conocida como la Casa de la Moneda y el edificio público del antiguo Castillo, que albergan las instalaciones de la radio municipal.

La Asociación de Empresarios Local reconoció el incremento de las ventas que reporta esta celebración y exigió ayer, a través de sus portavoces, una mayor difusión de la festividad en los principales núcleos costeros de Torrox.