­Los aguacates y mangos que se cultivan en España tienen sabor andaluz. La franja costera de Málaga y Granada concentra casi en exclusiva las explotaciones de unos frutos tropicales que hasta hace poco más de una década apenas se incluían en la lista de la compra. Muy apreciados por su alta calidad y buenos precios, ambos cultivos se enfrentan al reto de aumentar su producción para poder dar respuesta a la demanda creciente del mercado europeo.

La elevada humedad y la proximidad al mar favorecen el cultivo de unas especies que han encontrado en Europa su principal filón. La preferencia por su consumo frente a los aguacates y mangos que se exportan de otros continentes choca de frente con una realidad que apunta a una escasa presencia de estos productos tropicales con origen español en los mercados internacionales, de ahí la importancia de trabajar para que el mayor abastecimiento posible llegue desde España.

El aguacate es, sin duda, el producto estrella. Es el cultivo que más superficie ocupa. Unas 8.500 hectáreas, de las que más del 97% se encuentran en Andalucía. Sólo la comarca de la Axarquía concentra unas 6.400 hectáreas, lo que la convierte en la principal zona productora del país y en la gran reserva tropical de Europa, junto con las pequeñas explotaciones que hay en Mijas, la comarca del Guadalhorce y Coín.

El aguacate facturó el pasado año unos 66 millones de euros, un 10% más que en 2012, lo que demuestra la fortaleza de un sector en expansión que, sólo en la provincia de Málaga, mantiene una producción media de 42.000 toneladas, cifra que se eleva a unas 50.000 a nivel nacional, merced a los cultivos que hay en las localidades granadinas de Motril y Salobreña.

Se trata de un cultivo maduro que empezó a cultivarse en la Axarquía en la década de los 80 y que ha conseguido estabilizar su producción y mantener unos buenos precios en el mercado. Con un gran peso socio-económico en la provincia, al aguacate malagueño le queda mucho camino por recorrer. A su favor juega la proximidad a Europa, donde en 2013 se consumieron 280.000 toneladas.

De la producción total de aguacate, el 22% se vende en el mercado nacional, el 75% en la Unión Europea y el 3% restante en países como Suiza, Noruega, Emiratos Árabes, Rusia, Argelia o Marruecos.

Para poder atender la demanda del mercado tanto nacional como europeo, que crece año tras año, es necesario aumentar la producción por hectárea. Según Benjamín Faulí, técnico de frutas y hortalizas de Asaja Málaga, los 6.000 kilos de aguacate que se producen por hectárea en la provincia están todavía muy lejos de la producción media aceptable, que ronda los 12.000 kilos.

Al respecto, el principal hándicap para aumentar la producción es la limitación de la superficie cultivable y la edad de muchas explotaciones que arrastran técnicas de cultivo obsoletas. Eso sí, el hecho de que el aguacate sea una fruta que no madura hasta que no se recolecta, deja un importante margen de maniobra. Así, en el caso de la variedad de aguacate Hass, la predominante en la provincia, la recogida se prolonga desde diciembre hasta abril o mayo.

En la provincia, hay más de 5.000 agricultores que trabajan la tierra para cultivar el aguacate, si bien la cifra de familias que viven de su cultivo, manipulación y comercialización se eleva a más de 6.000.

Con unas 3.100 hectáreas en la provincia, el del mango es un cultivo emergente que en 2013 facturó 12 millones de euros, merced a una producción de 7.000 toneladas, cifra que, por un cúmulo de circunstancias, se alejó mucho de las 16.000 obtenidas en 2012. La previsión para este año apunta a que se volverá a la senda del crecimiento con una producción que rondará la registrada hace dos años. Estos árboles de pequeño tamaño favorecen la recogida del fruto, lo que abarata la recolección, amén de que necesita la mitad de agua que el aguacate y que produce más kilos por hectárea que el aguacate, lo que ha hecho que muchos agricultores de la provincia de Málaga se decanten por su cultivo. En su contra juega el hecho de que la campaña de recogida es muy corta, entre octubre y diciembre.

Según Benjamín Faulí, si se incluyeran más variedades de mango, se evitaría que el periodo de recolección se concentrara en apenas un mes y medio, con lo que los riesgos de la cosecha se repartirían en el tiempo y se podrían atender las demandas del mercado durante más meses al año.

Con todo, el primer fruto tropical que se abrió paso en las costas de Granada y Málaga fue la chirimoya. De hecho, la única oferta que hay en el mercado europeo es la que llega desde España, porque esta delicada fruta no resistiría el transporte desde otros países productores de Sudamérica.

Con apenas 100 hectáreas en la provincia de Málaga, su comercialización es compleja, tanto por su corta vida después de la cosecha, como por el gran desconocimiento que hay de este producto en la gastronomía internacional.

Más allá del marco europeo de comercialización, el sector del aguacate y del mango lleva a gala mantenerse mantiene al margen de los fondos europeos. Las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) son anecdóticas en el cultivo tropical, pero porque éste es rentable, limitándose a subvenciones puntuales para aquellos agricultores que apuestan por la producción ecológica, que cuenta con unas 600 hectáreas en toda la provincia.

Al abrigo del gran potencial productivo del aguacate, han surgido en la provincia varias empresas comercializadoras de guacamole, producto que factura unos ocho millones de euros y que ha permitido que Málaga, con unas 2.500 toneladas al año, sea la mayor productora de esta conocida salsa mexicana de España y Europa. Casi el 70% de la producción total de guacamole de la provincia va a parar al mercado nacional, gracias a los acuerdos que empresas como Avomix y Frumaco, de Vélez-Málaga, han alcanzado con las principales cadenas de supermercados del país.