­Mikel Lizarralde manifiesta que el momento en el que la ciencia permita probar que existe vida después de la vida se acerca cada vez más. De hecho, apunta que la pasada semana pudo intercambiar impresiones con una doctora en Física Cuántica, «especialista en física de partículas, que precisamente está haciendo un estudio que une la espiritualidad a todos esos estudios».

«En muy pocos años esta física nos va a permitir que veamos todo esto delante de nuestra cara. Va a ser tan obvio que ya no vamos a poder rechazarlo. Es lógico que en general rechacemos lo que no conocemos, lo diferente», argumenta. Desde hace años coopera con estudiosos sobre el origen de la materia y del alma. Así pasó la pasada Navidad en Montreal, lugar en el que volvió a impartir conferencias, como ha hecho después en la capital de España o Nájera.

«Es curioso que estos conocimientos siempre han estado ahí. En el Nuevo Testamento se localizan pasajes que describen lo que hacemos. Prácticas comunes a lo que es nuestro conocimiento, tales como la imposición de manos, el propio contacto con el más allá o los ministerios del espíritu», apunta. Y señala que el mundo desde 2012 ha iniciado un nuevo ciclo: «Toda nuestra forma de ser está cambiando. Salen a la luz mentiras y el poder totalitario pierde el peso que tuvo. El mundo se ha empezado a hacer más pequeño. Y los humanos tenemos una oportunidad de unirnos, de ser mejores».