­Francisco Javier Cuenca es uno de esos cada vez más escasos jóvenes malagueños que optan por cumplir con la vocación de llegar a ser sacerdote. Este veleño de 24 años, que cumple ya su segundo curso como seminarista, casi tenía motivos desde la cuna para llegar a ser religioso: su madre fue monja hasta poco antes de que naciese. «Muchas veces le digo de forma simpática: mamá, tú eres la culpable», explica sobre cómo ve su progenitora que se prepare a día de hoy para ser párroco en un futuro. A sus 24 años de edad, destaca por su capacidad de análisis y la facilidad para atender todas las cuestiones, por polémicas que resulten, acerca de las amenazas y virtudes que planean en la actualidad sobre la Iglesia.

¿Cuándo descubre usted esta vocación religiosa si tenemos en cuenta que su madre llegó a superar los 30 años siendo monja?

Ella, por esas circunstancias, me enseñó la fe desde que era chiquitillo. No sé si esta vocación viene en los genes, aunque soy hijo de Paqui, una de las monjas clarisas que durante años hubo en Vélez Málaga. Lo que sí tengo claro es que, desde que naces, Dios tiene un proyecto para tí. Después tienes a tu madre, que es ejemplo de fe, y que desde muy niño te enseña lo más básico. No obstante, no es hasta que has madurado cuando ya decides por ti mismo, por voluntad propia, lo que quieres ser. Y en mi caso fui fraile, religioso trinitario, desde los 18 años. Y posteriormente me he incorporado a la Diócesis de Málaga.

¿En qué momento considera usted que se encuentra la Iglesia con Francisco I como Papa?

Lo fundamental es que el nuevo Papa ve que la Iglesia tiene que cambiar el lenguaje, ser más testigo. Salir fuera. Benedicto ya lo dijo muy bien: nadie es cristiano por ideología, sino por su encuentro con Cristo. Tenemos que llegar a la gente, ser cercanos.

Seguro que estará preocupado ante episodios como los que se acaban de denunciar en la vecina provincia de Granada.

Estos escándalos de pederastia son una vergüenza. Es importante que la Iglesia haya tomado la decisión de ponerlos en manos de la Justicia. Con la premisa de que esas personas no deben ser juzgadas de forma pública, esperemos que puedan ser juzgadas por la justicia y a continuación que la Iglesia tome una decisión. Esta forma de actuar es la que ya venía del antecesor del Papa Francisco y es necesaria. No puedes revindicar hacia fuera lo que no haces de puertas adentro. Atajar los problemas es algo muy importante para la Iglesia de hoy.

¿Qué opina acerca de la falta de vocación que existe para poder renovar el colectivo de sacerdotes en la provincia?

Aquí en Málaga tenemos párrocos que han sido ejemplo. Es cierto que hay pocas vocaciones, pero es más importante la calidad que la cantidad. Es más importante que sigamos el ejemplo de los que en la provincia se han entregado al cien por cien, que han sido ejemplo claro del mensaje de Cristo, sin tener que preocuparnos demasiado en otras circunstancias.

Si miramos al pasado, un expárroco como José Luis Torres es a día de hoy alcalde por el Partido Popular en Cómpeta. ¿Considera que un cura puede tomar parte de manera abierta por una formación política, que no era en su momento el caso de José Luis, mientras ejerce de sacerdote?

El sacerdote tiene una única ideología, que es Cristo. A mi entender no debe de meterse en la política, pero sí conocerla y opinar. Debemos denunciar cuando las cosas no se hacen bien. Otra cosa bien distinta es que no tengas desde un principio la vocación de ser político y la obtengas después.

Su madre fue monja clarisa, ¿cómo se ve en la distancia lo que consideran como el milagro de las jóvenes religiosas de Lerma?

Ese fenómeno, el hecho de que de repente hayan entrado bajo una misma congregación tantas mujeres jóvenes, con carreras universitarias y muy formadas, parte de lo que tenemos: un mundo muy mediocre. Cuando descubres que la gente lo deja todo, se entrega radicalmente al Evangelio, es más fácil observar que la realidad es esa.

¿A qué se dedica hoy por hoy Paqui, su progenitora?

Después de ser monja de clausura, permaneció como catequista hasta después de nacer yo y hoy en día es educadora en una guardería. Hablamos mucho sobre mi formación como párroco y le tengo que aclarar con frecuencia que la Iglesia ha cambiado mucho desde que ella dejó de ser clarisa. Todo ha evolucionado y la Iglesia, también. Lo que se ha mantenido igual es la vocación. Pero el acompañamiento a la misma sí que ha cambiado. Por ejemplo, algo que no existía antes es el acompañamiento psicológico, muy importante en el Seminario actual.

Obras en el seminario¿Cómo se vive desde dentro al transformación que experimenta su centro formativo?

El Seminario de Málaga tenía un edificio muy antiguo, que se remonta en sus orígenes a 1927. Consta de tres edificios y las obras no afectan al lugar en el que estoy formándome. Pero quiero remarcar, sobre todo, que son obras necesarias por la antigüedad que tenía el edificio.

Orígenes en su barrio¿Cuáles fueron sus primeros pasos en la parroquia del lugar donde creció?

Vengo del ámbito de la nueva iglesia de San José, donde el párroco José Antonio García Carrasco, también fue determinante para que a día de hoy yo estuviese formándome para poder ser sacerdote dentro de pocos años.